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Un timorato Barcelona eclipsa el embrujo de la luna azul de Manchester con dos golpes
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DEJAN LA ELIMINATORIA ENCARRILADA, NO CERRADA

Un timorato Barcelona eclipsa el embrujo de la luna azul de Manchester con dos golpes

Ninguno ofreció su mejor imagen. Los de Pellegrini hicieron sudar a los de Martino que aprovecharon dos golpes de Messi y Alves para dar un paso al frente

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En las horas previas advirtió el ‘Tata’ Martino que el encuentro disputado en el Etihad Stadium era digno de rondas más avanzadas. El ambiente daba pie a ello: un mosaico en el que aparecía la deseada ‘orejona’ y el título del famoso himno del club inglés, ‘Blue moon’ (Luna azul). Manchester City y Barcelona trataron de estar a la altura y ninguno ofreció su mejor versión. Una imagen que al conjunto azulgrana le bastó para dar un paso al frente sin llegar a cerrar la eliminatoria: Messi transformó un penalti que trajo polémica y Alves aprovechó el último latigazo del partido. Pellegrini planteó un escenario de contención a la espera de un robo de balón para salir con velocidad y verticalidad ante un Barça que cayó en el tedio de tocar sin profundidad sin ganas aparentes de querer arriesgar. Sudaron los hombres de Martino ante un City que les hizo saborear el miedo. (Vea las mejores imágenes de la jornada).

Sorprendió Pellegrini con su once titular, en el que se pudo percibir un bosquejo de sus intenciones: frenar a su rival. Y empezó por el lateral izquierdo, donde situó a Clichy por detrás de Kolarov para mantener a raya a Alves y controlar la movilidad del balón. No le salió del todo bien porque la posesión no tardó en teñirse de azulgrana ante un City que le dejaba hacer por miedo a ver un gol en su contra en el luminoso. Tal era el dominio que, en los primeros compases, el choque se convirtió en un rondo del Barcelona, que tocaba con mucha precisión, inteligencia y paciencia. Y cuando perdía el balón, recuperaba con rapidez.

La falta de profundidad azulgrana se debía a que el Manchester City saltó al campo presionando muy arriba y sin dejar espacios. No exageramos cuando afirmamos que los de Pellegrini llegaron a defender con diez hombres. Con semejante escenario, el as en la manga para el club inglés apareció en forma de contragolpe: en cuanto robaba el balón, salía a jugarlo rápido y vertical. Así es como llegó la primera ocasión clara de la contienda: corría el minuto quince cuando Negredo regateó a Mascherano, pero el argentino supo solucionar la situación.

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Un cuarto de hora duró la estéril posesión del Barcelona. Pasado ese tiempo, entregó el mando a su rival, que se vino arriba aupado por su afición. El primer avisó llegó de la mano de una pareja que deja rivales a su paso con la boca abierta: Silva sirvió un pase medido con la perfección de una modista y Negredo recogió el balón dejando a los centrales atrás para encarar a Valdés. La pelota no besó las redes porque se quedó sin ángulo y remató con la derecha. No se dio por vencido el City, que, además, encontró la ayuda de un Valdés que salió al bulto impidiendo que Kompany rematase. Corrigió un error que le pudo costar un penalti en la misma línea de gol.

Las ocasiones locales espolearon el partido y dieron paso a un intercambio de golpes. El Barcelona dejó a un lado el fútbol horizontal que de nada le había servido hasta el momento para buscar profundidad. Y es que el choque que contemplaba el Etihad Stadium era para valientes. En esas estaba la contienda cuando los jugadores azulgranas reclamaron un penalti por mano de Clichy; lo cierto es que el colegiado, Jonas Eriksson, bajó demasiado el listón para mostrar las tarjetas amarillas y se abrió la veda: Alves, Negredo y Kolarov. El descansó llegó sin goles y con un par de oportunidades claras: la primera un zarpazo de Xavi que Hart detuvo en dos tiempos y la segunda un nuevo intento de Negredo a pase de Silva bien anulado por Alves y Piqué.

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Cuando el City superaba la primera línea de presión azulgrana, el peligro aparecía en las botas de futbolistas como Silva, Yaya o Fernandinho. Los hombres de Pellegrini lograron que el Barcelona no ensanchase el campo y borraron impecablemente a Alba y Alves. El conjunto azulgrana, timorato, con miedo a afrontar un partido con un gol en contra, apenas lograba terminar una jugada en las inmediaciones de Hart. Mediada la contienda, las sensaciones no gustaban ni a Pellegrini ni a Martino.

Mientras Negredo se lucía y exhibía que en Inglaterra ha dado un paso adelante como futbolista, muchos se preguntaban: ¿Y Messi? Bien tapado por Fernandinho y Yaya Touré, el argentino apenas recibía el balón y se veía obligado a bajar muy lejos porque, cuando se acercaba al área, la defensa del City se lo comía. Tardó en aparecer, pero lo hizo en el momento necesario y este llegó diez minutos después del descanso cuando fue víctima de una falta de Demichelis, cuya presencia jugaba a favor del rival. El incidente tuvo lugar fuera del área, pero Eriksson mostró la roja, consideró que era penalti en una jugada donde era complejo acertar y Messi no falló desde los once metros: balón raso y por el centro. Y como vino, el argentino se fue del partido.

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Con un jugador más, el Barcelona siguió el mismo patrón: mucha posesión y poca profundidad. El Manchester City, por su parte, se vio obligado a retrasar todas las líneas que había adelantado tras el descanso echando, de nuevo, el cerrojo para evitar una brecha más amplia. Tras una pausa, ambos conjuntos recordaron que el partido, de momento, no estaba muerto. Pudo sentenciar Alves si su disparo no se hubiera desviado en exceso a la derecha y, precisamente, fueron los fallos del brasileño los que propiciaron las peligrosas llegadas del City. Falló Clichy y apareció Valdés para blocar la volea que se sacó Silva o las dos ocasiones de Dzeko. Paradojas del fútbol, creaba más peligro el City con diez que el Barcelona al completo y ya con Neymar en el césped.

El escenario sólo cambió cuando el partido rozaba el minuto noventa. Alves cedió el balón a Neymar, que aguantó con una pausa inteligente la irrupción de su compatriota. El lateral dejó a Lescott en el suelo y cruzó el balón por debajo de las piernas de Hart para colocarlo en el corazón de la portería. Así fue cómo el conjunto azulgrana dejó la eliminatoria encarrilada, sí, pero también un sabor agridulce y una imagen alejada del empeño por parecerse, cada vez más, al Barcelona que un día fue.

Ficha técnica

Manchester City: Hart; Zabaleta, Demichelis, Kompany, Clichy; Kolarov (Lescott, m.57), Touré, Fernandinho, Navas (Nasri, m.58); Silva, Negredo (Dzeko, m.74).

FC Barcelona: Valdés; Alves, Piqué, Mascherano, Alba; Xavi, Busquets, Cesc (Sergi Roberto, m.86); Alexis (Neymar, m.74), Messi, Iniesta.

Goles: 0-1: Messi, de penalti. m.54. 0-2. Alves, m.90.

Árbitro: Jonas Eriksson (Suecia). Mostró amarilla a Negredo y Kolarov (City), así como a Alves y Mascherano (Barcelona). Expulsó a Demichelis (City).

Incidencias: Partido de ida de los octavos de final de la Liga de Campeones disputado en el Etihad Stadium (Manchester, Reino Unido).

En las horas previas advirtió el ‘Tata’ Martino que el encuentro disputado en el Etihad Stadium era digno de rondas más avanzadas. El ambiente daba pie a ello: un mosaico en el que aparecía la deseada ‘orejona’ y el título del famoso himno del club inglés, ‘Blue moon’ (Luna azul). Manchester City y Barcelona trataron de estar a la altura y ninguno ofreció su mejor versión. Una imagen que al conjunto azulgrana le bastó para dar un paso al frente sin llegar a cerrar la eliminatoria: Messi transformó un penalti que trajo polémica y Alves aprovechó el último latigazo del partido. Pellegrini planteó un escenario de contención a la espera de un robo de balón para salir con velocidad y verticalidad ante un Barça que cayó en el tedio de tocar sin profundidad sin ganas aparentes de querer arriesgar. Sudaron los hombres de Martino ante un City que les hizo saborear el miedo. (Vea las mejores imágenes de la jornada).

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