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Simón baja de la nube al Atleti: la nueva normalidad no da para ganar en Bilbao (1-1)
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EL ATLÉTICO SE DEJA DOS PUNTOS EN BILBAO

Simón baja de la nube al Atleti: la nueva normalidad no da para ganar en Bilbao (1-1)

El Atleti se deja dos puntos en San Mamés y se complica los puestos de Champions. Simón, el portero, enfrió los ánimos al final como solo lo sabe hacer el otro Simón, el epidemiólogo

Foto: Diego Costa marca ante Unai Simón. (EFE)
Diego Costa marca ante Unai Simón. (EFE)

Empate a uno en San Mamés en el encuentro que ha enfrentado al Athletic de Bilbao y al Atlético de Madrid. Había expectación por comprobar si el Atlético volvería después del parón al mismo nivel que su último partido, la 'hombrada' de Liverpool, su mejor momento en toda la temporada, o regresaría a la inoperancia ofensiva y el fútbol trabado del resto de la temporada. La respuesta, por lo visto en Bilbao, es la segunda. Vascos y madrileños volvieron a la oficina en un partido repleto de imprecisiones, excesivo en el juego físico del centro del campo, que solo dejó de aburrir en dos errores defensivos. La noticia es que marcó Diego Costa, un fenómeno astral comparable al paso del cometa Halley, y que se ven brotes verdes en Yannick Carrasco, desaparecido hace un lustro por causas desconocidas.

El encuentro arrancó como todo el deporte después de la pandemia: anticlimático. San Mamés vacío es un fabuloso estadio de estilo inglés, pero no es San Mamés. Los clásicos arreones de la grada, esos que convierten a los chavales de Lezama en leones sobre el césped, fueron hoy gritos secos: “¡Solo!”, “¡aquí!”, “¡dame!”, propios de cualquier pachanga de barrio, de Réflex y esparadrapo. No obstante, resultó menos triste verlo vacío que con los cánticos enlatados que Tebas sirve para las retransmisiones televisivas, que parecieron de todo menos un montaje de sonido profesional. ¿Quién toma estas decisiones en LaLiga?

Carrasco ha recuperado el desborde, pero sigue sin aplomo de cara a puerta

Quizá imbuidos por este espíritu amateur, los jugadores de Atleti y Athletic dedicaron la primera media hora a perder el tiempo en la central, intercalando errores en la entrega con balones divididos que no van a ningún sitio, pero que son luchados con gallardía para regocijo de sus entrenadores. Como en las revistas, dio la sensación de que los jugadores estaban haciendo un 'número cero' de su nueva temporada, un momento para ir probando cosas sin la presión de la audiencia. Pero con audiencia, lamentablemente.

Lo único salvable del arranque fue Yannick Carrasco, ese belga insondable, que durante unos minutos recordó al extremo eléctrico que enamoró al Calderón allá por 2015. Desde entonces, y tras un oscurísimo paso por la liga china, su valor de mercado ha caído a la mitad, en un caso inédito de depreciación a cinco años (si excluimos las acciones de Prisa, claro).

placeholder El aspecto de San Mamés hoy (Efe)
El aspecto de San Mamés hoy (Efe)

A Carrasco le ha sentado bien el confinamiento, está fino y vuelve a desbordar en carrera, aunque no parece haber ganado aplomo de cara a puerta. En el minuto 12 tuvo una ocasión pintiparada para redimirse: recibió un pase al espacio de Koke, dejó atrás a Íñigo Martínez y se plantó delante de Unai Simón, quien incomprensiblemente realizó una pirueta con giro para no caerse al suelo. Búsquela en YouTube y deje su opinión en los comentarios, yo no termino de comprender el movimiento. En consecuencia, el portero se desorientó, dejando completamente descubierto el palo corto, el de Carrasco. Es como si Simón le dijese: "Venga, Yannick, sé que lo has pasado mal. Mételo y empieza de cero". El belga, en su enésima metáfora vital sobre el verde, disparó al otro palo y se le marchó fuera.

En el 32 el partido comenzó tomar ritmo. El central Yeray prolongó con la cabeza un centro al segundo palo y en todo Bilbao, menos en San Mamés, se cantó el gol. Apareció Oblak, volando hacia la escuadra para sacar un balón que, se mire por donde se mire, solo es capaz de sacar él. A Oblak le penaliza no tapar la portería de una gran selección, como Neuer o Casillas, ni mostrar un torrente de personalidad frente al micro, como Kahn o Buffon, pero no tiene nada que envidiar a estos bajo palos. Es una leyenda de baja intensidad.

placeholder Vean la parada en vídeo, es un escándalo (Efe)
Vean la parada en vídeo, es un escándalo (Efe)

Agitado el avispero, en el 36 Muniain se hizo un hueco en el punto de penalty y remató a la red un centro de Yuri desde la izquierda. El disparo del capitán se envenenó después de tocar en la puntera de Thomas Partey, haciendo imposible la reacción de Oblak.

Nada más sacar de centro, el empate del Atleti. Error en el despeje de la defensa vasca, el balón le cae a Koke y se lo filtra entre líneas a Diego Costa que, sí, al parecer estaba jugando. El brasileño demostró que tiene todo lo que le falta a Carrasco (y viceversa): se giró con el balón a cámara lenta, encaró sin prisa a Unai Simón y se la ajustó al palo, medio mordida y con poca fuerza, pero por dentro del poste en cualquier caso. Cumplida su cuota —Costa solo ha marcado dos goles esta temporada—, el delantero brasileño no volvió a contribuir al equipo hasta su sustitución en la segunda parte más allá de algún pelotazo que tuvo que bajar para la segunda línea. La devaluación de Costa debería ser objeto de estudio: se marchó del Calderón marcando 36 goles por temporada y, desde que regresó en 2017, solo ha marcado 15, aunque es cierto que ha sufrido varias lesiones. Es un caso similar y complementario al de Carrasco: quizá juntando a los dos, sumen esa estrella con desborde y gol que tanto necesita el equipo.

Futbolín en San Mamés

Después de la tormenta de goles volvió la nada. Juego de futbolín, donde tú la das mal y yo te la reboto peor, con los laterales colgando balones que nadie llegaba a rematar y dieciocho jugadores agolpados en el centro del campo dándose codazos. A este estilo aguerrido y contundente, más viejo que el propio fútbol, ahora lo llaman intensidad. Lo intentó con más imaginación el Athletic, con combinaciones fugaces de Unai López y Williams, pero para marcarle al Atleti de Simeone requiere más de mordiente.

En el 79 el Atleti tuvo la victoria en la mano pero, como en la vida real, Simón los bajó de una nube. En esta ocasión no fue el epidemiólogo, sino el joven portero del Athletic, quien recordó a Simeone que lo que sucedió en Liverpool, la Antigua Normalidad, no tiene vigencia después del virus. Santiago Arias, ingresado en la segunda parte, recibió un centro pasado y remató a cinco metros con la portería vacía. Apareció Unai Simón para sacar el balón de dentro, en un escorzo que recordó al bautismo de Casillas en Glasgow, y salvó dos puntos para su equipo que no merecían perder.

placeholder Clásico choque accidentado por cabecear un balón en el centro del campo (Efe)
Clásico choque accidentado por cabecear un balón en el centro del campo (Efe)

Al final, un punto que deja al Atleti sexto, a dos puntos de los puestos de Champions que tanto necesita para cumplir los presupuestos. Sin embargo, las sensaciones vuelven a ser malas: el Atleti de la Nueva Normalidad se parece más al de enero que al de Liverpool. Hoy Simeone lo volvió a intentar con Llorente por detrás de Costa y desapareció la magia de Anflied. El Atleti sigue jugando poco y peleando mucho, sin una referencia en ataque desde que se fue Griezmann, y va a necesitarla si quiere clasificarse para la Liga de Campeones.

Empate a uno en San Mamés en el encuentro que ha enfrentado al Athletic de Bilbao y al Atlético de Madrid. Había expectación por comprobar si el Atlético volvería después del parón al mismo nivel que su último partido, la 'hombrada' de Liverpool, su mejor momento en toda la temporada, o regresaría a la inoperancia ofensiva y el fútbol trabado del resto de la temporada. La respuesta, por lo visto en Bilbao, es la segunda. Vascos y madrileños volvieron a la oficina en un partido repleto de imprecisiones, excesivo en el juego físico del centro del campo, que solo dejó de aburrir en dos errores defensivos. La noticia es que marcó Diego Costa, un fenómeno astral comparable al paso del cometa Halley, y que se ven brotes verdes en Yannick Carrasco, desaparecido hace un lustro por causas desconocidas.