Cristiano Ronaldo también es el salvavidas de Portugal pero Coentrao le ‘roba’ los halagos

El Real Madrid se ha quedado con lo justo. Los compromisos internacionales de sus grandes estrellas han dejado a Mourinho en cuadro. El técnico portugués advirtió que todos sus jugadores se marchaban en perfectas condiciones y espera que regresaran en el mismo estado. No tendrá que preocuparse por Cristiano Ronaldo. El delantero jugó contra Israel pero no lo hará frente a Azerbaiyán por acumulación de amonestaciones tras la tarjeta amarilla que vio cuando su equipo empataba el partido. El timón del Real Madrid volverá al Santiago Bernabéu en perfectas condiciones y Portugal sufrirá porque el luso también se ha convertido en el salvavidas de su selección. Aunque en esta ocasión los focos de atención se centraron en Coentrao, autor del tercer gol que mantiene vivo al combinado portugués. Cristiano hizo el trabajo sucio y su compañero le ‘robó’ los piropos.

No es ninguna sorpresa que el actual Real Madrid sin su delantero estrella pierde todos los atributos que le hacen un equipo temible. Cristiano ha redirigido su actitud dentro y fuera del campo pero su calidad, competitividad, orgullo y amor propio siguen intactos, tanto que es capaz de resolver partidos él solo. No importa que el escudo que lleve en su pecho sea el del Real Madrid o el de Portugal. Cristiano se ha convertido en el faro de su equipo y de su selección. Y frente a Israel lo volvió a demostrar sacando coraje suficiente para transformar a su país tras una primera parte en la que el férreo marcaje de los israelitas hicieron que su ubicación en la banda derecha fuera un calvario. Cristiano luchaba contra un muro, no encontraba carriles amplios y libres como los que dibujan en el Real Madrid para él. Paulo Bento le recolocó en la izquierda y el delantero madridista fue feliz, sacó su coraje y apareció con una frecuencia que resultaba molesta para Israel. Su fútbol dinámico apareció para asistir a Postiga que firmó el 3-2.

Cristiano convirtió a Portugal en un torrente que acabó desembocando en un empate que nadie quería antes del pitido inicial y que todos dieron por bueno cuando el árbitro señaló el final. En ese momento la atención no se la llevó Cristiano sino Coentrao que después de tener algo que ver en el primer tanto israelita y regalar el pase que inició el segundo gol de su rival, se redimió con la tercera diana que mantiene viva a la selección portuguesa. Todo lo anterior se olvidó y el trabajo de Cristiano quedó en un segundo plano. Contra Azerbaiyán, Portugal lamentará su trabajo en la sombra.

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