Es noticia
Hesketh Fórmula 1: las locuras de un Lord con buenas ideas para triunfar… y arruinarse
  1. Deportes
  2. Fórmula 1
AUGE Y CAIDA DE UN ICONO BRITANICO

Hesketh Fórmula 1: las locuras de un Lord con buenas ideas para triunfar… y arruinarse

Hace cuatro décadas un noble británico con mucho dinero y tiempo libre podía tener mucho peligro poniendose a soñar. Especialmente si vivía al lado del circuito de Silverstone

Foto: Hesketh 308C ganador del Gran Premio de Holanda de 1975. (Hesketh Racing)
Hesketh 308C ganador del Gran Premio de Holanda de 1975. (Hesketh Racing)

Si en la aristocracia británica se escribiera un libro acerca de cómo dilapidar una fortuna labrada en generaciones, seguramente la trayectoria vital de Lord Alexander Fermor Hesketh (Reino Unido, 28 de octubre de 1950) sería uno de los principales ejemplos. Es cierto que hoy día mantener palacios y castillos pertenecientes a una familia desde siglos atrás, es muy difícil, incluso haciendo una buena gestión. Pero la historia de este peculiar noble, es casi el paradigma de cómo fulminarse una descomunal herencia a ritmo de ‘pole position’. Y no es porque ‘Le Patron’, que es como le llamaban sus empleados, fuera poco inteligente o un derrochador entregado a sus vicios. Lord Hesketh fue un gran emprendedor con ideas audaces que podrían haber triunfado, pero siempre falló en la ejecución y en su empecinamiento en errores o conceptos que habían perdido su vigencia.

Habiendo crecido en la fabulosa propiedad de Easton Neston, a un tiro de piedra del circuito de Silverstone, no era de extrañar que el joven Alexander se enganchara desde edad temprana a la droga de las carreras a motor. Aunque su familia era también propietaria dentro de su latifundio del Towcester Racecourse, uno de los hipódromos con mayor prestigio del Reino Unido, los caballos que de verdad le atraían eran los que llevaban dos y cuatro ruedas. Como tampoco es que fuera un gran estudiante, en cuanto pudo disponer de su imponente fortuna familiar, montó en 1971 un equipo de Fórmula 3 junto a su amigo Bubbles (Burbujas) Horsley.

placeholder Lord Hesketh, James Hunt, Bubbles Horsley y Harvey Postletwaithe
Lord Hesketh, James Hunt, Bubbles Horsley y Harvey Postletwaithe

Llega James Hunt

Al poco tiempo llegó al equipo un talentoso piloto británico de nombre James Hunt y tal era el diamante que vieron ambos que tenían en sus manos, que en lugar de centrarse en desarrollar un negocio de competición sostenible, decidieron que desde su base de Easton Neston, el equipo iría creciendo en paralelo a la progresión deportiva del propio Hunt. En esos tiempos, poseer un inmenso cobertizo en las proximidades de Silverstone, era el activo soñado por cualquier organización y no digamos ya si no había que pagar un alquiler mensual. Igualmente, la precariedad de medios en la que se movían en la época muchos equipos de Fórmula 1, fue un atractivo decisivo para que llegara personal muy competente, sin necesidad de ofrecer sueldos astronómicos.

Las muchas ventajas económicas que a priori tenía sobre otros equipos, hizo que Lord Hesketh descuidara por completo el llevar una contabilidad ordenada y razonable de su divertimento empresarial. Cuando se quiso dar cuenta, la sangría incluso para unos bolsillos tan profundos como los suyos había sido terrible. Y a finales de 1975 se vió obligado a dejar las carreras y dejar marchar a su perla James Hunt para que se convirtiera al año siguiente en campeón del mundo de pilotos.

Antes de la retirada, Hesketh racing fue capaz de ganar un Gran Premio (Holanda 1975) y acabar en una excelente cuarta plaza en el mundial. Es decir, mal no lo tenían que estar haciendo a nivel técnico. Pero sin un sólo sponsor para cubrir los gastos cada vez mayores de participar en Fórmula 1, la factura se hizo inasumible. Y no es que no hubiera empresas interesadas en patrocinar la escudería y al nuevo piloto estrella de la afición británica, muy al contrario, había tortas por entrar. Lo que pasó es que en una de sus típicas decisiones alejadas de la realidad, Lord Alexander decidió que en los coches de su escudería, solo tenían cabida los patrióticos colores y emblemas de Gran Bretaña, Inglaterra y Escocia.

Pero Lord Hesketh no aguantaba vivir sin su equipo de Fórmula 1 y en 1977 regresó de nuevo a la Fórmula 1 con el piloto Rupert Keegan, que apuntaba a ser el nuevo James Hunt. Y además ahora lo hacía con patrocinadores. El problema es que aunque, a priori, los mimbres eran los adecuados para esta vez sí tener un negocio sostenible en la competición, el fiasco (y la consiguiente ruina) esta vez fue de verdadero órdago. El nuevo coche resultó estar desfasado nada más nacer, al coincidir con el nacimiento de los coches de efecto suelo. Keegan por su parte, tenía talento a raudales, pero era todavía más juerguista e indisciplinado que Hunt. No duraron en el segundo intento ni una temporada completa.

Para colmo, lo único que le quedaba a Hesketh Racing de buena reputación al no llevar patrocinadores por llevar sólo los colores nacionales británico, se fue al garete enseguida al tener como principales auspiciadores a una revista pornográfica y un papel de fumar famoso por ser el preferido de la época para ‘liar porros’. En resumen, lo que podría haberse convertido en uno de los mejores equipos de la Fórmula 1, con unas instalaciones que podrían ser envidia hasta de la mismísima Ferrari, acabó en un sonoro desastre deportivo y financiero.

placeholder Con su aventura como fabricante de motocicletas, Lord Hesketh también perdió otra fortuna. Al final tuvo que vender su palacio de Easton Neston (al fondo). (Hesketh racing)
Con su aventura como fabricante de motocicletas, Lord Hesketh también perdió otra fortuna. Al final tuvo que vender su palacio de Easton Neston (al fondo). (Hesketh racing)

Fiasco también en dos ruedas

Quizá escarmentado por ver que la raíz de sus fracasos radicaba en malas y extemporáneas decisiones empresariales, Lord Hesketh decidió probar suerte como constructor de motocicletas e invirtió una enorme cantidad de dinero, en crear una estructura fabril en espacios no utilizados de Easton Neston. La idea surgió de Harvey Postletwaithe, el brillante ingeniero británico que fuera artífice del coche ganador de 1975. Como gran aficionado que era a las motos, le propuso a su amigo fabricar la moto que demostrara al mundo, que en el Reino Unido seguían teniendo la mejor tecnología sobre dos ruedas.

No era mala idea hacer una moto de gran cilindrada de alto valor añadido, aunque acabara teniendo un precio muy alto. El problema de nuevo es que cuando la moto estuvo a punto después de dos años de desarrollo, era un producto que ya no tenía cabida en el mercado. Habían desarrollado un complejo motor refrigerado por aire de 1100 cc, cuando la refrigeración por agua y aceite procedente de Japón empezó a barrer a toda la industria europea. Al final era una moto que ni destacaba por sus cualidades deportivas, ni tenía por su diseño aptitudes como rutera. Antes de que cumpliera dos años en el mercado, Hesketh Motorcycles tuvo que echar el cierre ante otra sangría económica de aúpa.

Tanto fracaso empresarial, (porque aparte de los mencionados hubo más) no hay bolsillo que lo resista y así, hace ya varios años, Lord Hesketh tuvo que vender Easton Neston a un magnate ruso. Una de las propiedades más imponentes del Reino Unido y una inmensa fortuna se esfumaron en apenas unas décadas después de siglos en propiedad de la familia. Es el peligro de que las buenas ideas de un soñador despreocupado por llegar a fin de mes, no vayan acompañadas de un filtro que baje sus sueños a la tierra.

Si en la aristocracia británica se escribiera un libro acerca de cómo dilapidar una fortuna labrada en generaciones, seguramente la trayectoria vital de Lord Alexander Fermor Hesketh (Reino Unido, 28 de octubre de 1950) sería uno de los principales ejemplos. Es cierto que hoy día mantener palacios y castillos pertenecientes a una familia desde siglos atrás, es muy difícil, incluso haciendo una buena gestión. Pero la historia de este peculiar noble, es casi el paradigma de cómo fulminarse una descomunal herencia a ritmo de ‘pole position’. Y no es porque ‘Le Patron’, que es como le llamaban sus empleados, fuera poco inteligente o un derrochador entregado a sus vicios. Lord Hesketh fue un gran emprendedor con ideas audaces que podrían haber triunfado, pero siempre falló en la ejecución y en su empecinamiento en errores o conceptos que habían perdido su vigencia.

Fórmula 1