Mercedes y Pirelli: 'que les quiten lo bailao'

“Siempre que ruedas con un coche aprendes, aprendes sobre la fiabilidad, sobre la parte mecánica, cómo funcionan estos coches y se comportan, y los pilotos aprenden también. De modo que Mercedes diga que no se han beneficiado de este test es difícil de creer”. Aquí reposa la madre del cordero de la ya famosa sesión que Mercedes y Pirelli realizaron tras el pasado Gran Premio de España. Nadie puede negar a Christian Horner su parte de razón al respecto, y la sensación inevitable de que el polémico test se realizó 'bajo cuerda', según sus palabras. Cuando menos, de puntillas. Con todo, este parece un asunto poliédrico con diferentes caras según el ángulo desde el que se mire.

Punto clave en el culebrón  fue la oportunidad o no de conocer la existencia de la prueba por parte del resto de equipos. Sorprendentemente, estaban a por setas. Porque  nadie recibió una comunicación directa de una fecha concreta y con un equipo y condiciones determinadas. Si una de las premisas reglamentarias es el consentimiento unánime del resto de los equipos, la postura de Red Bull y Ferrari confirman que nadie recibió la menor indicación.  Otro tema es cómo Mercedes y Pirelli justifiquen las razones que avalan y justifican  su postura.

Según Paul Hembery, responsable de Pirelli, se comunicó a la FIA la existencia del test, y se convocó a los equipos para realizarlo a través de  una petición genérica remitida por correo electrónico el pasado año, “a la que unos equipos contestaron afirmativamente, y otros no”. “No fue un test secreto”, alegaba Ross Brawn,”no se de dónde viene todo esto porque fue un test de Pirelli, que ha estado pidiendo ayuda a los equipos los últimos doce meses y la gente no les ha apoyado, hay mucha comunicación entre Pirelli y los equipos pidiéndoles que hicieran para ellos estos 1.000 kilómetros. Obviamente, tuvimos un problema en Bahrein (con Hamilton) sobre el que estábamos preocupado e hicimos el esfuerzo de ayudarles, nadie parece haberlo hecho”. 

Por la calle de en medio

La cuestión subyacente es que, de haberlo sabido, ¿hubieran permitido Red Bull Mercedes Lotus o McLaren tres días de pruebas con el W04 de 2013 y sus dos pilotos titulares? De haberse puesto en marcha la maquinaria del consenso, “hubieras hecho el test seis meses después de haber empezado las gestiones”, como denunciaba Hembery, conocedor de la celosa jaula de grillos que es la Fórmula 1. 

Para el fabricante italiano, cuestiones de urgencia y fuerza mayor han guiado el test, y no habría tiempo para la diplomacia. Hembery explicaba a quien le quisiera oir en Barcelona que Pirelli no puede utilizar  monoplazas actuales para calibrar las exigencias sobre los neumáticos, ni en consecuencia responder con el producto adecuado, sobre todo en materia de seguridad. Como esultaba imperativo probar a toda costa las gomas que se introducirán en Montreal todo indica que se agarró al clavo ardiendo que Mercedes le tendía y se tiró por la calle de en medio.

Sorprende también ela actitud de la FIA, quien se presenta o bien como engañada, o bien aparece como institución poco diligente. Porque reconoce que Pirelli solicitó su desarrollo con “un coche actual” y recuerda que por contrato  debía llevarse a cabo con la condición de que a “cada equipo se le ofrezca la oportunidad de hacerlo”. 

Pero en cómo Pirelli haya llevado a cabo esta obligación late el corazón de la discordia. Porque según la FIA no hubo notificaciones adicionales a aquella primera consulta, ni tampoco recibió “la certeza de que a los equipos se les hubiera ofrecido semejante oportunidad para asegurar la total equidad deportiva”. Y por ello ha emplazado al Tribunal Internacional de la entidad para que se manifieste al respecto. Pero sorprende en una institución fiscalizadora absoluta en tantas áreas  que se le haya pasado por alto tres días de pruebas en el circuito de Montmeló. Hay algo que no cuadra en la posición pretendidamente 'ofendida' de la Federación.

¿Intentaron actuar por la vía de los hechos consumados Pirelli y Mercedes? El fabricante italiano, por necesidad imperiosa de lograr información vital ante la avalancha de críticas recibidas y, sobre todo, de resolver los  problemas adicionales de seguridad en sus neumáticos, el terror de cualquier fabricante. Y para ello se buscó un socio ansioso por ofrecer  un monoplaza  capaz de proporcionar información técnica fidedigna.

En el caso del fabricante alemán, tres días adicionales –casi como una sesión de pretemporada-  suponen una mina de oro para recoger información, por mucho que Brawn alegara que “sabíamos que teníamos un nuevo neumático para Canadá, pero no sabemos cuáles de las gomas que probaron eran las de Canadá. Los neumáticos que usamos eran anónimos, no era posible para nosotros saber cuales eran, porque tenían códigos A, B y C”.  Es evidente que Mercedes marcó un gol a sus rivales. Sólo en las próximas carreras se podrá apreciar hasta qué punto o no se ha beneficiado de los kilómetros realizados en Montmeló. Pero en una época de restricción de entrenamientos, cada metro en pista vale su peso en oro. Y más con la temporada en marcha.

Seguirá la polémica y quizás harán acto de presencia las sanciones. De momento, con diferentes razones y objetivos, a Mercedes y Pirelli 'que les quiten lo bailao'.