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La intrahistoria detrás de la famosa anécdota de Bahamontes comiendo helados en pleno Tour
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UN CICLISTA DIFERENTE

La intrahistoria detrás de la famosa anécdota de Bahamontes comiendo helados en pleno Tour

El ciclista español marcó una época en el Tour de Francia. Fue el primer corredor nacional en conseguir la victoria final en la Grande Boucle y un escalador como pocos, que demostró unas dotes pocas veces vista antes en la ronda francesa

Foto: Federico Martín Bahamontes, el primer español en ganar el Tour de Francia. (Reuters/Sergio Pérez)
Federico Martín Bahamontes, el primer español en ganar el Tour de Francia. (Reuters/Sergio Pérez)

Federico Martín Bahamontes no era un ciclista cualquiera. El español puede presumir de haber sido uno de los mejores escaladores de todos los tiempos y, sin ninguna duda, historia viva del ciclismo mundial. No solo fue el primer corredor nacional en conseguir la victoria final en el Tour de Francia, sino que fue uno de los mejores escaladores de todos los tiempos. Seis victorias en el Gran Premio de la Montaña de la ronda gala, dos en la Vuelta a España y una en el Giro de Italia así lo confirman… aunque bajar los puertos no era su fuerte.

A mediados de la década de los años 50, pocos ciclistas subían los puertos como Bahamontes: potente, de pie sobre la bici, llevándola de lado a lado, mostrando una fuerza de la naturaleza que era irrefrenable y a la que pocos corredores podían hacer frente. Eso le permitía, en muchas ocasiones, llegar el primero a la cima del puerto, especialmente cuando la etapa acababa en alto, lo que le permitió conseguir 74 victorias en toda su carrera. Pero el problema era bajar los puertos.

Foto: El exciclista toledano Federico Martín Bahamontes. (EFE/Ángeles Visdómine)

Temeroso, con una no muy buena conducción y con muchas dudas, muchas veces perdía en la bajada la ventaja que había adquirido en la cima que, muchas veces, era una verdadera minutada. Su increíble estilo le llevó a entrar en la leyenda, lo que provocó que se escribieran miles de anécdotas sobre el toledano. Pero hay una que superó los límites del tiempo y que cualquier buen aficionado al deporte ha escuchado muchas veces: los helados de Bahamontes.

Como toda leyenda, con el paso del tiempo se transforma, muta y hasta se exagera, pero, en el fondo, sigue teniendo un poso de verdad, una raíz de la que nació. Para los neófitos, las crónicas dicen que Bahamontes era tan superior a los rivales que, cuando coronaba los puertos, no tenía problema en comprar unos helados, sentarse en el borde de la carretera y esperar a que llegaran sus rivales para evitar acometer el descenso en solitario. La leyenda le otorgaba misticismo, pero, al mismo tiempo, un halo de soberbia.

Pero la realidad es que aquello solo tuvo lugar una vez, aunque fue recordado para siempre. Sucedió en el Tour de Francia de 1954 o, lo que es lo mismo, en la primera participación de Bahamontes en la ronda gala. Era el 26 de julio y, en pleno ascenso al Col de Romeyère, el español se metió en una fuga con otros dos compañeros. Es una de las primeras rampas del puerto, uno de los coches de apoyo de uno de los escapados trató de adelantar al grupo y, al hacerlo, la rueda trasera izquierda del vehículo, levantó varias piedras del piso.

La mala fortuna quiso que una de esas piedras fuera a golpear contra la rueda trasera de la bici de Bahamontes, rompiendo varios de los radios de la misma. La rueda temblaba, se movía y era insegura, además de obligarle a soltar el freno, lo que no le impidió hacer un ataque mortal en plena subida para escaparse en solitario y dejar tirados a sus compañeros de fuga. Pero había un problema: con la rueda en ese estado, era imposible acometer un descenso con seguridad y con garantías.

Así, cuando llego primero a la cima de Romeyère, no tuvo más remedio que echarse un lado de la carretera, esperando que llegara el coche de apoyo para cambiar esa rueda maltrecha. Con el bidón vacío, vio que a escasos metros de él había un vendedor con un carrito de helados, por lo que, ni corto, ni perezoso, le pidió que le diera todos los que pudiera. Y, así, empezó a estrujarlos para tratar de meter el líquido helado dentro de su bebida…, pero no era sencillo.

"Al principio, empecé a meter los helados sin quitarme los guantes ni nada, pero la boca del bidón era estrecha y me costaba mucho hacerlo", explicaría el español años después. Así, tras hacer un gran esfuerzo con escasos resultados, decidió dejar de intentar meter los helados en el bidón y se sentó a comérselos mientras llegaba su vehículo. Fueron 14 minutos lo que tardo en aparecer, tiempo en el que sus compañeros de fuga ya le habían alcanzado de sobra, a los que solo sacaba 140 segundos de ventaja.

Aquella anécdota fue ampliamente contada por los medios deportivos de la época, especialmente por los franceses, que entendieron que el comportamiento del español solo tenía un sentido: demostrar su superioridad en la montaña. Pero nada más lejos de la realidad, pues aquel incidente probablemente le privó de luchar por la clasificación general. Este martes, se ha marchado una leyenda del deporte español, Bahamontes, el primer gran ciclista de nuestro país.

Federico Martín Bahamontes no era un ciclista cualquiera. El español puede presumir de haber sido uno de los mejores escaladores de todos los tiempos y, sin ninguna duda, historia viva del ciclismo mundial. No solo fue el primer corredor nacional en conseguir la victoria final en el Tour de Francia, sino que fue uno de los mejores escaladores de todos los tiempos. Seis victorias en el Gran Premio de la Montaña de la ronda gala, dos en la Vuelta a España y una en el Giro de Italia así lo confirman… aunque bajar los puertos no era su fuerte.

El Confidencial