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Navarro sigue siendo la ‘Bomba’ 15 años después
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EL CAPITÁN DEL BARÇA CELEBRA SU EFEMÉRIDE CON UNA SOBERBIA ACTUACIÓN ANTE LIETUVOS

Navarro sigue siendo la ‘Bomba’ 15 años después

Parece que fue ayer cuando aquel joven de Sant Feliu de Llobregat cambiaba la canasta del patio de su casa por el parqué del Palau Blaugrana.

Foto: Navarro sigue siendo la ‘Bomba’ 15 años después
Navarro sigue siendo la ‘Bomba’ 15 años después

Parece que fue ayer cuando aquel joven de Sant Feliu de Llobregat cambiaba la canasta del patio de su casa por el parqué del Palau Blaugrana. Pero sólo lo parece, porque hace ya quince años de aquel partido ante el CB Granada que suponía el punto de partida en la carrera del jugador más talentoso, junto a Pau Gasol, que ha dado la historia de nuestro baloncesto. Joan Montes daba la alternativa a Juan Carlos Navarro, una ‘bomba’ de 17 años que dejaba su impronta el mismo día del debut, un 23 de noviembre de 1997 que quedará grabado en la memoria del escolta y en la de todos los amantes al buen baloncesto. Había ‘nacido’ una estrella, que en sus primeros diez minutos junto a los profesionales de la ACB se soltaba la coleta, anotando 10 puntos y dejando bien claro que aquello de la presión no iba con él.

Aún le costó un par de temporadas afianzarse en la primera plantilla del FC Barcelona. Tras asombrar, junto al resto de sus compañeros, en el Mundial Júnior de Lisboa (1999) y proclamarse campeón tras derrotar en la final a Estados Unidos, Aito García Reneses le abría las puertas del primer equipo de par en par. ¡Aquel Mundial Júnior cambió la historia de nuestro baloncesto! Comenzaba a asomar una generación de excelentes jugadores, cuya primera semilla fue precisamente Juan Carlos Navarro. Luego harían su irrupción los Pau Gasol, Felipe Reyes, Raúl López, Carlos Cabezas… El desenlace de todo esto ya lo conocen, un Mundial, dos Eurobasket y dos medallas de plata en Juegos Olímpicos, casi nada.

Volviendo al gran protagonista de este artículo, muy pronto Navarro empezó a demostrar que nos encontrábamos ante un jugador de otra pasta, capaz de tomar decisiones importantes a pesar de su edad y de los rivales que tuviera en frente. Y eso no pasó desapercibido para el entonces seleccionador Lolo Sainz, que lo calificó como “el jugador más importante de aquella liga ACB (99-00) junto a Raúl López”. A partir de aquí, los éxitos han acompañado a la ‘Bomba’, quien la temporada siguiente empezó a contar con un compañero de viaje casi inseparable, Pau Gasol.

Sin ser oficialmente integrante del primer equipo, Juan Carlos Navarro ya empezó a hacer hueco en casa para sus primeros trofeos. En la temporada 98-99, en la que alternó el equipo de Liga EBA con el de ACB, el escolta catalán ya levantó una liga y una Copa Korac. Quince años después, ya no hay sitio para tanto galardón. Seis títulos más de ACB, cinco Copas del Rey, cuatro Supercopas y dos Euroligas completan la ristra de éxitos con el equipo azulgrana.

La aventura americana

En medio de esta borrachera de triunfos, el talento de la ‘Bomba’ no pasó desapercibido para los ojeadores NBA. Navarro fue elegido en la segunda ronda del Draft de 2002, en la posición 40, un puesto que quizá no correspondía a su calidad y quedó muy mediatizado por una lesión de tobillo que el internacional español sufrió en la temporada 2001-2002 y que condicionó su rendimiento. Los Washington Wizards se hacía con los derechos de ese diamante en bruto europeo que muy pocos conocían al otro lado del Atlántico por aquel entonces (más tarde lo disfrutarían o sufrirían). Aun así, tuvieron que pasar cinco años hasta que se decidiera a dar el salto a la mejor liga del mundo y rencontrarse con su gran amigo Pau Gasol, quien ya en 2001 había emprendido el sueño americano, precisamente en Memphis.

La apuesta de Navarro por la NBA fue muy fuerte. El hasta entonces jugador del Barça quería probar lo que muchos niños sueñan cuando empiezan en esto del deporte de la canasta, pero las condiciones en las que emprendía viaje a Estados Unidos no eran las mejores. Debía pagar parte de la cláusula (al final no lo hizo al regresar a Can Barça) que le convertía en jugador libre para fichar por Memphis y el tope salarial de la liga americana provocaba que Navarro aterrizase en la NBA cobrando menos de la mitad de lo que percibía en el conjunto azulgrana.

Aspectos económicos al margen, su adaptación no fue difícil, contaba con un anfitrión perfecto para él. Su amigo del alma fue un factor clave para Navarro, quien cuajó una gran temporada (motivo esencial para intentar una mejora salaria la campaña siguiente), llegando a participar en el All-Star Game en el partido de los rookies. Todo parecía ir a la perfección, pero el fichaje de Pau por los Lakers terminó por disipar las dudas que la ‘Bomba’ siempre mantuvo entre el baloncesto americano y europeo, más concretamente el español y el Barça. Y es que al actual capitán culé nunca le terminó por convencer la vida allí, condicionado lógicamente por la familia, y a pesar de rumorearse varias ofertas de diferentes franquicias, incluida la propia Memphis, Navarro volvía a casa (junio de 2008). El Barça le esperaba con los brazos abiertos, con un contrato espectacular, él evitaba el pago de los 3 millones de euros y su familia estaba más a gusto en la Ciudad Condal.

Momentos memorables y una espinita clavada con la Roja

Y si la trayectoria en clubes/franquicia ha sido brillante, qué decir de su etapa en la selección española. El baloncesto de nuestro país fue elevado a los altares tras la conquista del Mundial de Japón (2006). De la mano de Pepu Hernández, la generación de los ‘Júnior de Oro’ refrendaba lo apuntado en 1999, y ahí Navarro ejercía galones de líder en el nuevo campeón del mundo. A partir de aquí, el baloncesto español ha ejercido una ‘dictadura’ que tan sólo Estados Unidos (y Rusia en el Europeo de infausto recuerdo en Madrid) ha sido capaz de derrocar.

En medio de esta vorágine de títulos, Juan Carlos Navarro tiene una cuenta pendiente con la selección nacional que quién sabe si podrá cobrarse algún día. Las dos últimas citas olímpicas, Pekín (2008) y Londres (2012), han supuesto una pequeña decepción para el capitán del Barça y el resto de sus compañeros. Las dos finales ante Estados Unidos han sido dos de los mejores partidos de la historia de este deporte. En ambas, la Roja ha rozado la gloria, pero el poderío de los americanos ha terminado echando por tierra la posibilidad de colgarse un oro olímpico, única distinción que le queda por obtener a esta generación. ¿Será en Río de Janeiro?

Llegue o no llegue ese entorchado olímpico, no cabe duda que llevamos quince años disfrutando del mejor momento de nuestro baloncesto, y buena parte de culpa es de ese niño que jugaba en el patio de su casa de San Feliu y que ahora ya se ha convertido en Don Juan Carlos Navarro.

 

Parece que fue ayer cuando aquel joven de Sant Feliu de Llobregat cambiaba la canasta del patio de su casa por el parqué del Palau Blaugrana. Pero sólo lo parece, porque hace ya quince años de aquel partido ante el CB Granada que suponía el punto de partida en la carrera del jugador más talentoso, junto a Pau Gasol, que ha dado la historia de nuestro baloncesto. Joan Montes daba la alternativa a Juan Carlos Navarro, una ‘bomba’ de 17 años que dejaba su impronta el mismo día del debut, un 23 de noviembre de 1997 que quedará grabado en la memoria del escolta y en la de todos los amantes al buen baloncesto. Había ‘nacido’ una estrella, que en sus primeros diez minutos junto a los profesionales de la ACB se soltaba la coleta, anotando 10 puntos y dejando bien claro que aquello de la presión no iba con él.

Juan Carlos Navarro