En el Estudiantes las estrellas piden autógrafos

Antes de entrar en el Magariños se intuye que es un día especial. La calle Serrano y la fuente de los delfines están alborotadas por la invasión de camisetas azules de tirantes y el retumbar de un millar de botas de baloncesto. Empujones, ruidos, juegos y algún que otro balón naranja acompaña al preludio de un acto fotográfico que resulta tan tradicional para un Estudiante como lo es para cualquier español echarse a la boca doce uvas en Nochevieja. Este martes por la tarde tuvo lugar la imagen del futuro del Ramiro de Maeztu en la que se mezclan niños, niñas, adolescentes y mayores. Un caos que tarda en ser dominado una hora, cuando el clic de la cámara refleja los valores por los que el Club Estudiantes saca pecho: su cantera.

“Sigue haciéndome mucha ilusión este día.De momento,me queda una foto más. Luego termino contrato y a ver qué pasa”, asegura el canterano del primer equipo Jaime Fernández a El Confidencial. El joven de 20 años lleva unas cuantas fotografías a sus espaldas -tanto en el lado de admirador, como en el de admirado- y, aunque siga teniendo especial cariño por este día, sabe desde hace un tiempo que el básquet dejó de ser un simple juego para convertirse en su trabajo. Esta es la universidad del Ramiro y Jaime ha sido uno de los estudiantes que se graduaron con nota, como en su día lo hicieron otros históricos como los hermanos Martín, los Reyes, Alberto Herreros, Carlos Suárez, Aíto García Reneses, Nacho Azofra, Díaz-Miguel, Pepu Hernández, Carlos Jiménez… Todos estos jugadores se han formado como personas a través del baloncesto, así reza el lema de este equipo de patio de colegio. El objetivo del club es que esta lista engrose con alguno de los pequeños que estaban pidiendo autógrafos en la tarde del martes. Y si es jugando en el equipo ACB del Estudiantes, mejor.

Vídeo: "Es una ilusión muy grande porque me veo reflejado en muchos niños"

Ya van 66 años de instantáneas y en esta ocasión el guiño (nunca mejor dicho) ha sido hacia su patrocinador, el Tuenti Móvil. “Hay que cuidarlo”, aseguraba un empleado del club a este periódico. Una simpática manera de activar y dar vida a este patrocinio.

“¡Alevines…! ¡Infantiles…! ¡Cadetes…!”. Por riguroso orden, los encargados de dibujar en la pizarra la táctica para esta jornada tardaron cerca de una hora en plasmar la jugada sobre el parquet. En ese tiempo hubo tiempo para fotografías de los padres que se ‘colaban’ en la pista, una imagen de grupo de la cantera inclusiva formada por jugadores con discapacidad y hasta la lágrima de algún pequeño. Todo se paralizó cuando los jugadores de la ACB aparecieron en la pista, quienes se fueron sentados entre aplausos. Lucas Nogueira se llevó la palma. “No sé por qué, pero les encanta a los pequeños”, exclamaba otro empleado del club.

Esta foto no es sólo un recuerdo, una llamada de atención en la Prensa o un acto institucional. Es un símbolo que marca el norte de la institución y plasma en una imagen, una vez al año, cuál es la columna vertebral del Estudiantes. Normalmente un club suele presumir sólo de sala de trofeos; Estudiantes, además, de su fotogenia y de que, año tras año, ‘exportan’ a la sociedad personas formadas a través de una pelota naranja. Más allá de que a Jaime le quede una, dos o tres fotografías, lo importante es que nunca falten niños pidiendo autógrafos… No lo saben, pero son las verdaderas estrellas de Estudiantes.