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El nuevo ayudante de Simeone es un fanático del control con un pronto volcánico
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NELSON VIVAS FUE UN FUTBOLISTA MUY AGRESIVO

El nuevo ayudante de Simeone es un fanático del control con un pronto volcánico

Simeone cambia el rock 'n roll de Burgos por el control y el temperamento de Nelson Vivas, hasta ahora ayudante

Foto: Nelson Vivas en 2017, cuando entrenaba a Estudiantes. (YouTube)
Nelson Vivas en 2017, cuando entrenaba a Estudiantes. (YouTube)

En casa de Nelson Vivas los miércoles se lavan las toallas y los jueves, las sábanas. Las rutinas se repiten. Un comportamiento que replica al aparcar el coche en los parkings siempre perfectamente alineado con las líneas del suelo, cuando plancha las camisas y las cuelgas por colores, o cuando coloca estudiadamente los cojines del sofá de su salón. Si uno abre su frigorífico se encontrará los yogures en fila, como si estuvieran en el túnel a punto de saltar al campo. Un orden que llegó a ser obsesivo al colgar las botas, por lo que terminó acudiendo al psicólogo para darse un poco de tregua a sí mismo y sobre todo a quienes le rodean. Ahora afirma “haber aprendido a convivir con el desorden y no recriminar nada. Dejo vivir a los demás”.

Nelson, al que en casa llaman David y sus amigos Chango, ocupará en el banquillo atlético el puesto que deja el Mono Burgos. Vivas es más cholista que el Cholo. Es estajanovista como su madre, que limpia sobre limpio, mientras de su padre, que trabajaba 18 horas al día, heredó su carácter volcánico. Quizás eso explica la colección de puertas que ha destrozado en sus casas descargando su adrenalina. Inasequible al desaliento y minucioso hasta el paroxismo, fraguó su relación con Simeone sudando la albiceleste durante diez años. Una década en la que se ganaron el respeto del otro. La amistad llegó más tarde.

Foto: El 'Mono' Burgos, en el estadio Wanda Metropolitano. (EFE)

Nació a orillas del Paraná, en Santa Fe, pero a los nueve meses sus padres siguieron el río hasta San Nicolás de los Arroyos. Allí arrancó su carrera como futbolista en el SOMISA, club con el nombre de un popular barrio creado por el Plan de Industrialización Argentino que puso en marcha Perón. Muchos afirman que a Nelson el fútbol le trató demasiado bien dada su rudeza, pero él sostiene que “mi carrera se explica desde mi entrega”.

Fue Rubén Pagnanini, defensa campeón del mundo en el 78, quien a los 17 años le puso de lateral en Somisa vista su talla y temperamento. Luego vino Quilmes, Boca, el Lugano suizo, el Celta de Vigo, el Arsenal londinense, Inter de Milán y River, además de ser internacional argentino durante diez largos años. Vivas puede presumir de haber sido dirigido por la Santísima Trinidad del fútbol argentino. Menotti, que dijo de él "Vivas es una abeja", le explicaba las tácticas de los partidos de Boca con su verbo prodigioso. Bilardo, también en Boca, le enseñó lo que quería viendo los partidos de los rivales, y Marcelo Bielsa le mostraba su misión entregándole CD’s con imágenes editadas específicamente para él. Menottismo, bilardismo y bielsismo: las tres corrientes futbolísticas, incluso filosóficas, del fútbol argentino. Como colofón hoy desgrana los entrenamientos a vista de dron para Simeone, para unos el neobilardismo y para otro el neobielsismo.

placeholder Vivas, mientras jugaba en el River Plate.
Vivas, mientras jugaba en el River Plate.

Como jugador era hosco y entregado, no se arrugaba y lo mismo desafiaba a Owen en un Mundial que levantaba el puño amenazando a Rivaldo en un Argentina-Brasil. Precisamente con Rivaldo terminó encontrándose luego en Milán, cuando uno jugaba en el Inter y el otro en el Milán. "Rivaldo y yo vivíamos en la misma urbanización en Milán. Él residía un piso más arriba que yo, así que a veces nos cruzábamos en el ascensor y no nos dábamos bola. Leonardo, el brasileño, era amigo de Guly porque habían jugado juntos en el Milán, e intentó gestionar una posible reunión que nunca quise tener para arreglarlo. Ha quedado esa rivalidad estúpida, aunque hoy pienso distinto de entonces. Un día llegué a casa y mi hijo estaba jugando con su hijo", confiesa.

Coincidió en un bloque de apartamentos en Milán con Rivaldo y no se hablaban en el ascensor

Ljungberg le bautizó en el Arsenal como 'The Kicking Machine' por las patadas que daba, pero en el fondo es un tipo tierno de lágrima fácil: "Me emociono seguido, de alegría, y también lloro de bronca". Vive solo desde que tenía 18 años. Eso explica que le guste lavar, cocinar y planchar. Como jugador y como técnico su carácter le jugó malas pasadas. Siendo futbolista de River, con Pellegrini de entrenador, decidió irse del campo. Fue en el descanso de un partido de la Sudamericana 2003. Contra Libertad de Paraguay. “Salir a la cancha y recibir insultos me tenía absolutamente desenfocado. Pedí el cambio al descanso y rescindí el contrato al día siguiente”. Como entrenador, en 2013, se cansó de los insultos de un aficionado de Quilmes y se subió a la grada para liarse a piñas con él. Cuatro años después, como técnico de Estudiantes, explotaba al ser expulsado arrancándose la camisa en una imagen histórica.

placeholder Vivas, a la izquierda, junto a Burgos y Simeone. (EFE)
Vivas, a la izquierda, junto a Burgos y Simeone. (EFE)

Su orden obsesivo queda plasmado en un minucioso ritual de trabajo diario. “Llevo un registro de cada entrenamiento desde que somos técnicos. Anoto el plan diario de trabajo, quiénes no están y por qué motivo. Los trabajos tácticos, quién se para en qué posición en los ensayos, con qué sistema jugamos, paso el plan diario del profe Ortega y termino pegando la síntesis del partido que bajo de internet. Así, todas las semanas. Cuando termina el semestre, queda todo en un cuaderno que le paso al Cholo”, contó en su día al periodista Diego Borinsky. Dos reflexiones de Vivas para terminar. La primera es innegociable, “sólo en el diccionario éxito está antes que trabajo”. La segunda es picante: “Vivimos sujetos a la opinión del espectador o del analista, pero la gran mayoría no ha tenido la posibilidad de jugar al fútbol. Han jugado a la pelota. Jugar al fútbol es más difícil de lo algunos creen”.

Simeone ha cambiado el rock’n roll del Mono por el cuaderno azul del Chango, la nueva Biblia del cholismo, el Nuevo Testamento atlético.

En casa de Nelson Vivas los miércoles se lavan las toallas y los jueves, las sábanas. Las rutinas se repiten. Un comportamiento que replica al aparcar el coche en los parkings siempre perfectamente alineado con las líneas del suelo, cuando plancha las camisas y las cuelgas por colores, o cuando coloca estudiadamente los cojines del sofá de su salón. Si uno abre su frigorífico se encontrará los yogures en fila, como si estuvieran en el túnel a punto de saltar al campo. Un orden que llegó a ser obsesivo al colgar las botas, por lo que terminó acudiendo al psicólogo para darse un poco de tregua a sí mismo y sobre todo a quienes le rodean. Ahora afirma “haber aprendido a convivir con el desorden y no recriminar nada. Dejo vivir a los demás”.

Mono Burgos
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