El 'pique' de Sierra y Sterbik: entre la reinvención y la transición española

Una decisión tan complicada como arriesgada. Valero Rivera, hacia la mitad del primer periodo, sentó a Arpad Sterbik. El cinco veces mejor portero de la liga ASOBAL entre 2006 y 2010 dejó su puesto de trabajo a José Manuel Sierra, un veterano de guerra que a sus 34 años (uno más que Sterbik) vive su particular época dorada en el París Saint Germain. 

De sus paradas nació la remontada española frente a Alemania. El onubense, impecable en este campeonato, ha respondido siempre desde el papel de segundo protagonista que el técnico le había dado. ¿Cambiará la película para ser él uno de los protagonistas titulares ante Eslovenia este viernes? Quizás, la transición española en la portería haya llegado.

"Nos ha costado mucho, tuvimos que reinventarnos cuando estaba la cosa difícil". Alberto Entrerríos no habla de transición, sólo de una reinvención para superar los obstáculos con una decisión ejecutada fríamente desde el banquillo. Sin embargo, revolviendo en las estadísticas acumuladas del campeonato se destaca que el portero suplente de España está resultando ser el cuarto mejor del campeonato con un acierto del 43%, o lo que es lo mismo, 19 paradas de 44 tiros a puerta que ha recibido. Estos números incrementan su valor si se tiene en cuenta que los tres primeros son guardametas de selecciones que ya están eliminadas. Sterbik no aparece entre los veinte primeros de la lista elaborada por la IHF.

Aires renovados en un puesto clave que encajó 27 goles de 33 disparos ante Croacia. Ese día, el 'mago' Cupic encabezó un asedio ante el que Sterbik sólo pudo hacer frente en seis ocasiones. Sea Croacia o Dinamarca la que esté en la final, el meta que ese día esté como rival (el de España o el esloveno Prost) necesitará una estadística más favorable si quiere alzarse con el Mundial. Salga quien salga ante Eslovenia, tendrá la confianza y seguridad de que, si ese no es su día, en el banquillo habrá un hombre de garantías para sustituirle o, simplemente, para animarle y aplaudirle. Porque aquí, en esta Selección, no hay individualidades y sí un conglomerado humano. 

Este miércoles, en cada parada de Sierra se pudo ver a un Sterbik tan agitado como animado. Su sonrisa -cada vez que Sierra se acercaba al banco ante Alemania- se puede plasmar como uno de los gestos de este torneo en el combinado nacional. Todos reman en el mismo sentido; el egoísmo se quedó sin convocar. Sólo en grupo se pudo ganar el Mundial de Túnez en 2005 y es la mejor vía para conquistar éste.