La cabeza de Contador puede con las mejores piernas de ‘Purito’ y Valverde

A falta del trámite de este domingo, Alberto Contador ya puede festejar el triunfo en otra gran vuelta por etapas. Su segunda Vuelta a España, y quinta victoria en la general de una carrera de tres semanas – sin contar el Tour del 2010 y el Giro del 2011 de los que fue desposeído por dopaje- a sus 29 años. Un palmarés a la altura de los más grandes cuando todavía se encuentra en plena madurez.

Sin duda es una de las que más le ha costado ganar. En ningún momento ha demostrado la superioridad de la que ha hecho gala en anteriores citas. Es más, si se puede sacar alguna conclusión de la ascensión a la Bola del Mundo es que Contador iba con lo justo. El perder tiempo en una subida, que a priori se adecua mucho más a sus características que a la de sus rivales, es un síntoma inequívoco de flaqueza. que quizás sea consecuencia de la falta de competición. Ha sido más parecido al Contador del Tour 2011, donde quedó quinto, que al que dominó con autoridad en el Giro de ese mismo año o en ediciones anteriores de la ronda gala.

Pero eso le da todavía más mérito a su victoria. Que sin ser el gran Alberto, sin tener las mejores 'piernas' es capaz de ganar gracias a la ambición que irradia y que no le permite ser segundo. Su peripecia a la hora de plantear la etapa de Fuente Dé le ha permitido lograr un éxito que por las sensaciones que desprendía la carrera parecía improbable. “He ganado por valentía e inconformismo. En algunos momentos pensé que estaba la cosa difícil pero creí que podía ganar y aposté por mí. Si no, no hubiera atacado en Fuente Dé,  y me hubiera conformado con ser segundo”, aseveraba el pinteño en lo alto de la Bola del Mundo.

Posiblemente tanto ‘Purito’ como Valverde recuerdan esta Vuelta como una oportunidad  perdida. El murciano, con una general de la Vuelta en su haber, parecía el más débil de los tres. Pero si no llega a ser por los 54 segundos que perdió por la caída que sufrió en la etapa con final en Valdezcaray, hubiera acabado a tan solo 22 segundos del pinteño. Sobre este tema hablaba Valverde al finalizar la última etapa. “Estoy muy contento con este segundo puesto, aunque descontando el tiempo de la caída me hubiera quedado a apenas veinte segundos de Contador, pero no hay que darle más vueltas porque el balance de la Vuelta es buenísimo”.

Cierto es que no se puede juzgar una carrera de forma tan simple dado que muchas etapas podrían haber derivado de diferente manera si las distancias hubieran sido menores, y sus dos rivales podrían haberle metido tiempo en alguna etapa donde Valverde no era capaz de aguantar los cambios de ritmo de Alberto y Joaquim. Aunque no es menos cierto que ha acabado la Vuelta de forma espléndida y eso que él mismo no las tenía todas consigo, dado que en un principio no iba ni a participar en la ronda española.  En Fuente Dé dejó clavado a ‘Purito’ y recortó más de dos minutos con Contador. En la Bola del Mundo, tras no poder seguir el ataque del catalán, contemporizó y a su ritmo acabó a 25 segundos de Purito pero con 20 de ventaja respecto al virtual campeón.

Pero el que más recordará esta ocasión desaprovechada será el ciclista catalán, que ha subido los temibles puertos que la organización planteó mejor que nadie. Si algo en positivo tiene que sacar ‘Purito’ es que primero, ha logrado un podio en una gran vuelta por etapas. Hazaña de la que muy pocos pueden presumir y parece que así lo ha valorado: “Lo he intentando y estoy muy contento”. Aunque quizá lo más importante para el ciclista de Katusha sea que se ha visto capacitado de competir con los mejores vueltómanos del panorama mundial y que incluso ha sido superior a ellos. Tan sólo un momento de confusión y el hachazo moral que eso supuso para sus aspiraciones la pérdida de la general le ha impedido llegar a Madrid vestido de ‘rojo’.

Lo cierto es que al final solo puede ganar uno y ese ha sido Alberto Contador. Posiblemente el que más lo ha intentado, con un quiero y no puedo que al final le ha dado sus frutos gracias a un brillante cambio de estrategia. Y es que los más grandes no solo se rigen por su poderío físico sino también por él no rendirse jamás y por sacar siempre el máximo de lo que uno mismo puede ofrecer.