Deporte español, ¿el timo del año?

Un Tour, un anillo de la NBA, ocho medallas en el mundial natación, tres grand slam, tres mundiales de motociclismo, una Copa del Mundo en fútbol… Sobre el papel, el año 2010 para el deporte español debería haber sido el mejor de la historia. Sin embargo, ha sido ensombrecido por unas cuantas bolsas de sangre y una “ínfima cantidad de clembuterol”. Es decir, el dopaje, la peor lesión para un deportista, ha salpicado a cualquier triunfo con firma española. Las sospechas y dudas han hecho competencia a las agónicas victorias con las que España. La credibilidad del deportista ha quedado en entredicho dentro y fuera de nuestras fronteras.

Nadie se lo creía. Incredulidad y sensación de engaño. Frustración y un suspiro tras los primeros segundos de agitación: “No puede ser; Alberto, no”. Cuando el verano terminaba se destapó un positivo de Alberto Contador en el Tour de Francia que puso en ‘estado de alarma’ al deporte nacional. Si hubiera sido de otro país, quizá no hubiera habido tanta prudencia. España se agarró a la presunción de inocencia y al ‘caso del solomillo contaminado’. Una retorcida historia que sigue sin resolverse. El ciclista continúa suspendido y con el corazón en vilo.

La pelota está en el tejado de la Federación española. Con los argumentos puestos sobre la mesa, debe decidir una sanción. Este caso no se puede resolver como un problema matemático. Parece más una cuestión de fe.

‘De heroína a camella’

Si Contador desprende dudas, la Operación Galgo parece que deja pocas sobre Marta Domínguez y el atletismo español. La Guardia Civil sostiene que la palentina se encargaba de suministrar sustancias dopantes. ‘La mejor atleta española de la historia es una camella’. Esa es la conclusión a la que han llegado parte de aficionados.

Después, un aluvión de respuestas por parte de profesionales del deporte español tratando de esquivar las balas. Rafa Nadal, el mejor deportista español (quizá) de todos los tiempos, se mojó y declaró este mismo mes de diciembre que no era justo que por unos pocos se sospechara de todos. Deseó que lo de su “amigo” Alberto se resolviera cuanto antes.

Justo o injusto, es así. Al igual que en un estadio 1.000 aficionados pitando hacen más ruido que 1.000 aplaudiendo. Estos dos casos de supuestos dopajes (junto con la Operación Puerto y Operación Grial) empañan el fenomenal 2010 para el deporte español.

‘¿España ganó en Sudáfrica por dopaje?’

Fuera de nuestras fronteras, más concretamente en Francia, un editorial apuntó a que el éxito de Contador y su supuesto dopaje estaba relacionado con la selección de fútbol. ¿España ganó en Sudáfrica por dopaje? Aquel texto de opinión, sin fundamento alguno, caía por su propio peso y por argumentos tan ‘fuertes’ como que “todos tienen en común que son españoles”. Parecía tratarse de una broma. Intentó dañar la imagen de un país por una persona.

‘Y este… ¿se dopará?’. Una frase cada vez más común que, medio en broma medio en serio, se pronuncia con frecuencia delante de una televisión mientras se emite algún deporte. El timo o engaño que sufre un hincha es tan grande que el deportista pasa de héroe a villano en cuestión de horas. De posters colgados en una pared a estar arrugados en la basura.

El daño está hecho, tanto para España como para el deporte de élite. “Si querías estar arriba tenías que doparte”, señaló en noviembre Bjarne Riis. Una frase que salpica a todos los ciclistas de su época y hace más grande la herida del deporte de élite actual. ¿Son descubiertos todos los que se dopan? ¿Quién va por delante, la policía o el ladrón?

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