El Mundial traería a España mucho fútbol y el crecimiento del PIB

España se la juega hoy, jueves, en Zúrich. Pocos minutos después de las cuatro de la tarde Joseph Blatter dará a conocer el nombre de los países que organizarán los Mundiales de 2018 y 2022. España junto a Portugal opta a ser la sede del Mundial de 2018.

 

La idea nació en la cabeza de Ángel María Villar, presidente de la Real Federación Española de Fútbol, y cuenta con el respaldo tanto del Gobierno como de la Casa Real. Los rivales en la lucha por convertirse en el centro informativo del mundo durante el mes que dura la competición son Inglaterra, Rusia y la candidatura conjunta de Bélgica y Holanda. José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno español, llegará a primera hora con el fin de respaldar , primero, la exposicíón que los responsables de la candidatura harán ante el Ejecutivo de FIFA y, segundo, para estar presente en el momento en que Blatter muestre al mundo el nombre del país vencedor en una carrera iniciada hace año y media.

 

La posibilidad de dar cobijo a un Mundial llega en un momento delicado para la economía española y para la portuguesa. Cuando se mezclan palabras como rescate financiero, prima de riesgo y deuda con el deporte, las dudas aparecen. Los sectores económicos recelan, desconfían; los deportivos siente cierta indiferencia, ya que históricamente la realidad económica ha importado más bien poco. Pues bien, lejos del miedo que puede provocar ver que la maquinaria de un Mundial se desplace hacia a un país en zozobra contínua como es España, podemos decir que por fin Zapatero puede tener razón en aquello que dijo de los brotes verdes. Y es que un Mundial traerá a la península ibérica dinero, prestigio y, sobre todo, volvería a colocarle en el mapa económico internacional, ese en el que cada día estamos más difuminados.

 

El PIB de Alemania en 2006 creció un 3%

 

La candidatura ibérica sostiene que la llegada del Mundial supondrá un importante avance en la economía del país. La afirmación se basa en lo que supuso para Alemania la cita de 2006. El país germano vio como su Producto Interior Bruto (PIB) creció un 3% al término del campeonato que ganó Italia. Además, el Mundial significó la creación de 100.000 empleos durante un periodo de tiempo que en muchos casos se prologó durante seis años, momento en el que se iniciaron las obras de estadios y acondicionamientos de espacios públicos como son carreteras y aeropuertos.

 

En Alemania durante los meses de junio y julio de 2006, llegaron un millón de visitante para presenciar la celebración del Mundial. En el caso ibérico la cifra se eleva al millón y medio por la más amplia oferta turística de países como España y Portugal con respeto al centroeuropeo. Ese millón y medio de visitantes dejarán 700 millones de euros durante su estancia entre gastos de hotel, comidas y compras de todo tipo, pero siempre al margen de lo que es estrictamente el dinero gastado en el Mundial en sí, como es el pago de la entrada.

 

La comparación con el reciente Mundial de Sudáfrica no es posible. Si bien es cierto que generó muchos empleos, especialmente en la construcción de los estadios, muchos de esos sueldos fueron pagados por FIFA ante la amenaza de que los recintos no estuvieran a tiempo para el inicio del Mundial. Además, la situación económica de Sudáfrica es completamente diferente a la que ahora vive España o la que en su día vivió Alemania. En el caso de Brasil, será sede del Mundial 2014, no prevé un retorno de la inversión que se hará cara al Mundial. El Comité organizador cree que los 2.000 millones de euros que se invertirán tienen complicado retorno. De ahí que intenten minimizar el impacto sobre las arcas del estado contratando a empresas extranjeras para que se ocupen de la gestión de los estadios. 13 millones de euros por temporada tienen la culpa. Además, así se evitan que los estadios se conviertan en grandes museos de cemento una vez que termine el Mundial, tal y como va a suceder en Sudáfrica.

 

1.400 millones de inversión

 

La candidatura ibérica deberá invertir unos 1.400 millones de euros para la renovación y construcción de los estadios, de los que unos 800 milllones llegarán procedentes de las administraciones, según fuentes de la FIFA. Según responsables del proyecto español, la mayor parte de esas inversiones serán de carácter privado. Además, ya hay garantizado el ingreso de 80 millones de euros en diferentes patrocinios.

 

La candidatura ha propuesto 18 ciudades como posibles sedes (Alicante, Badajoz, Barcelona, Bilbao, Gijón, La Coruña, Lisboa, Madrid, Murcia, Oporto, San Sebastián, Santander, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vigo y Zaragoza) y hasta 21 estadios posibles, de las que cinco serían de obra nueva y nueve tendrían que ser renovados. Los nuevos estadios serían en Valencia, Bilbao, Zaragoza, Málaga y La Peineta en Madrid. El tema hotelero no será problema alguno, ni el de las infraestructuras tanto de transporte aéreo como ferroviario. De hecho, en el informe técnico elaborado por la FIFA, la candidatura Ibérica es la que ha recibido mejor puntuación de todas, circunstancia que no se había producido en ninguna de las dos ocasiones en las que Madrid peleó por ser sede de los Juegos Olímpicos.

 

En España y Portugal, 200 millones de personas acuden cada temporada para presenciar fútbol; 4 millones lo practican; el 0,5% del presupuesto se destinará a planes sociales; cada ciudad plantará 1.000 árboles; 72 millones de turistas acuden cada año por el reclamo de los 4.500 kilómetros de costa y los 300 días de sol de media que hay cada año; un millón de habitaciones disponibles suponen la mayor oferta hotelera de los paises aspirantes a organizar el Mundial; 50 aeropuertos disponibles y todas las ciudades conectadas en una hora de avión al centro de la península; la mayor red de tren de alta velocidad del mundo con 2.230 kilómetros en 2018; entradas para los partidos desde 50 euros, con una recaudación total de 3,7 millones de euros; 7 estadios con categóría elite de UEFA.

 

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