Iniesta hace posible el sueño del triplete

7De Fuentealbilla a Roma. El albaceteño Andrés Iniesta metió al FC Barcelona en su sexta final de la historia gracias a un gol justo a un minuto del final del partido. El próximo 27 de mayo, los culés pueden conseguir en el estadio olímpico de la capital italiana su tercer título en la mejor competición de clubes del mundo. La semifinal del año pasado volvía a repetirse, la Premier League se coronaba sobre el resto de ligas europeas, el ‘Barça Récord’ se difuminaba, el triunfo del fútbol-espectáculo era un espejismo… Fue entonces cuando al conjunto de Pep Guardiola se le ocurrió hacer el primer -y único- disparo a portería de todo el encuentro. Gol, con todas las ‘o’ que quepan en los pulmones; con la fuerza que permitan las cuerdas vocales, con la enorme rabia contenida (leer crónica).

"Si hubiera sido en el minuto cinco, igual lo hubiera lanzado a la segunda grada, pero he lanzado con toda mi alma y ha entrado por el único sitio que podía". "Hasta que no pita el árbitro, siempre hay que creer". El manchego cumplirá en cuatro días 25 años, el mejor regalo posible se lo llevó anoche cuando una parte de Stamford Bridge comenzó a corear su nombre. Convertido en el centro de atención, vuelve a situar al Barça en la élite del fútbol mundial. Anoche la pasó en una nube y hoy estará en otra. Protagonista de aquí hasta el próximo encuentro culé. Hasta desató la furia de Messi en el túnel de vestuarios cuando al argentino se le escuchó “¡la concha de tu madre!”. Mientras, Andrés continuaba disfrutando de su momento con los aficionados que se dieron cita en esa noche mágica.

Porque tiró del carro y bien. Con Messi desaparecido, Eto’o sin pólvora y Henry en la grada toda la preocupación de los blues estaban en Iniesta. Teniendo a Alves y Leo en la banda derecha, el peligro llegaba por la izquierda con Andrés. Su zapatazo desde fuera del área a la escuadra de Cech hizo borrar los titulares que reprocharían al Barça su nula pegada arriba o cómo Hiddink, con el recurso del contraataque y los balones parados, puso nervioso al Barça desde el minuto 9, merced a una volea de Essien. Gol rápido, como el año pasado en Old Trafford y la respuesta del Barça no llegaba, hasta el suspiro final de Iniesta.