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Por qué algunos deportistas se refugian en el mundo de las drogas
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LAS SECUELAS DEL ÉXITO

Por qué algunos deportistas se refugian en el mundo de las drogas

El éxito, la idolatría, la edad, la escasa vida social, la exigencia, la alta competencia, son algunas de las razones por las que los deportistas encuentran

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Por qué algunos deportistas se refugian en el mundo de las drogas

El éxito, la idolatría, la edad, la escasa vida social, la exigencia, la alta competencia, son algunas de las razones por las que los deportistas encuentran un inapropiado refugio en las drogas. El último suceso protagonizado por el ‘hombre pez’, Michael Phels, ganador de ocho medallas en los pasados Juegos Olímpicos, ha vuelto abrir el debate sobre el vínculo que existe entre deporte y drogas. Mucha gente se pregunta por qué, y lo cierto es que no es una pregunta fácil de responder, más aún cuando se trata de una droga que no beneficia y si perjudica el rendimiento de un atleta.

 

El ‘caso Phelps’ es un claro ejemplo de lo anterior. Al rompe récords olímpico se le hizo fácil fumar marihuana en una fiesta universitaria sin pensar en que, de ser sorprendido por una cámara, su imagen recorrería el mundo entero en un abrir y cerrar de ojos, como sucedió con su esclarecedora fotografía fumando cannabis en una pipa. Es verdad que Phelps se encuentra en un periodo sabático, que después de conseguir ocho presas se ha ganado un merecido descanso, que pese a ser uno de los mejores atletas de alto rendimiento también es humano y tiene una vida social como la que tienen millones de chicos de su edad. Sí, todo es verdad, pero ser un icono público, un estereotipo, un afamado personaje, un célebre deportista y un héroe en toda regla, tiene sus responsabilidades, y una de ellas es cuidar su imagen.

 

Phelps es un espejo público en el que se miran miles de personas de diferentes edades. Admiran ese espejo por lo que refleja, por cómo se ve la vida a través de él. Muchas veces lo que perciben son valores, como sacrificio, compromiso, perseverancia, éxito y salud. Por ello, se les exige responsabilidad. Phelps se ha dado cuenta que ha cometido un error que afectará su imagen, más no su carrera, pues el consumo de marihuana no pone en duda su verdadera capacidad deportiva. No le hace nadar más rápido. Tampoco le afectará en lo económico. Sus patrocinadores (Visa, Speedo, Omega, etc) le han perdonado porque su imagen es tan fuerte que no se ha visto debilitada.

 

Deportistas implicados en escándolos públicos

 

Innumerables deportistas se han visto implicados en escándalos de similar naturaleza. Por citar algunos, nos encontramos con uno de los más graves, el de Marco Pantani, ciclista italiano que suscitó gran admiración por sus destacadas participaciones en el Tour, en el Giro y en la Vuelta a España, y que terminó muerto en un hotel por sobredosis de cocaína. O la del ciclista belga Tom Boonen, que dio positivo por cocaína en 2008 y fue acusado de poseer estupefacientes y alucinógenos, entre ellos cocaína y éxtasis. O el del gimnasta español Gervasio Deferr, que dio positivo por consumir hachís. O como la de Julio Alberto Moreno “Julio Alberto”, que en su biografía describió cómo la droga había arruinado su carrera. O la del ciclista español Chava Jiménez, que tuvo graves problemas con el alcohol. O la ya de sobra conocida historia de Maradona. O la de Mike Tyson. En fin, ejemplos sobran.

 

El Comité Olímpico Internacional (COI) no puede ser más claro que el agua. La lista de sustancias prohibidas incluye estimulantes, narcóticos, beta blanqueadores, diuréticos, hormonas peptídicas y sus derivados, así como el doping de sangre, la manipulación farmacológica, física y química de la orina. Sin embargo, hay otras drogas que no están prohibidas, pero si sujetas a ciertas restricciones, como el alcohol, el cannabis, los anestésicos locales y corticoesteroides.

 

Los deportistas que pasan a la historia por sus logros y no por sus escándalos, un día deben de decidir por cuál camino seguir. Si por el del éxito, un camino que exige dedicación a sol y sombra y abstinencia social, es decir, convertirse en un adulto con mentalidad de adolescente, en donde las fiestas, los excesos, las drogas y el alcohol no tienen mayor cabida. O el otro, el de la vida normal por el camino normal, el que eligen muchos ‘deportistas’ porque no están dispuestos a dejar su vida social a cambio de alcanzar la gloria a través del deporte. Ambos son válidos y respetables, sin embargo, hay un tercer camino, que es el que eligen los deportistas escandalosos -Maradona, Pantani, Gascoigne-, que entre más éxito, más perdición, entre más fama, más vicios, y así hasta que terminan su carrera proyectando una imagen deportiva negativa cuando en realidad debería ser digna de admiración.

El éxito, la idolatría, la edad, la escasa vida social, la exigencia, la alta competencia, son algunas de las razones por las que los deportistas encuentran un inapropiado refugio en las drogas. El último suceso protagonizado por el ‘hombre pez’, Michael Phels, ganador de ocho medallas en los pasados Juegos Olímpicos, ha vuelto abrir el debate sobre el vínculo que existe entre deporte y drogas. Mucha gente se pregunta por qué, y lo cierto es que no es una pregunta fácil de responder, más aún cuando se trata de una droga que no beneficia y si perjudica el rendimiento de un atleta.

Diego Armando Maradona Marco Pantani