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Olazábal y Jiménez dan la cara por Madrid
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GOLF - MASTERS DE MADRID

Olazábal y Jiménez dan la cara por Madrid

El Masters de Madrid de golf remató, finalmente, un cartel atractivo para los aficionados que acudan a partir del jueves al Club de Campo, gracias al compromiso

Foto: Olazábal y Jiménez dan la cara por Madrid
Olazábal y Jiménez dan la cara por Madrid

El Masters de Madrid de golf remató, finalmente, un cartel atractivo para los aficionados que acudan a partir del jueves al Club de Campo, gracias al compromiso de José María Olazábal, Miguel Ángel Jiménez y el argentino Ángel Cabrera con la organización del torneo, a cargo de la empresa del también golfista Gonzalo Fernández-Castaño. Para esta tercera visita del circuito europeo de 2008 a España, cuya organización maneja un presupuesto limitado, las fechas invitaban más al descanso de las figuras del golf, castigados por la larga temporada, que a buscar en el otoño madrileño los 166.000 euros para el campeón, por cierto uno de los premios más reducidos del año.

Sin embargo, Olazábal, Jiménez y Cabrera dieron la palabra y aseguraron su compromiso con Madrid y el golf español a su amigo Castaño, sin que por ello reciban euro alguno extra. Un hecho loable en estos tiempos de materialismo exacerbado y "fijos" (cantidad inicial sólo por jugar), que no excluye al deporte del golf. El torneo reúne, además de a los tres jugadores citados, a los mejores españoles del momento, excepto Sergio García, y a una buena selección de foráneos del Tour. Pero con Olazábal, Jiménez, Cabrera y Castaño sobre el césped del "clásico" Club de Campo (par 71, fundado en 1932) se despejan las dudas sobre el elevado interés del torneo, en un campo remozado para la ocasión: los "greens" de 'poa' -que se ablandaban como el bizcocho con la lluvia- cambiaron por otros con hierba 'penncross'.

Mientras en Madrid cae una fina lluvia intermitente, es un placer ver de nuevo a Olazábal, el doble campeón del Masters, enfundándose su guante de competición en la mano izquierda. El golfista vasco, de 42 años, lleva lastrado desde hace más de un año por una lesión terrible y poco frecuente (artritis reumática indiferenciada). Olazábal no compite desde primeros de julio en el campo inglés de Sunningdale, en las previas fallidas para clasificarse para el Abierto Británico. Pese a su falta de ritmo competitivo, ver en acción el juego de hierros de Olazábal y su maestría para negociar un recorrido de golf será todo un deleite. Otro punto "caliente" en el Club de Campo lo capitaliza el malagueño Jiménez, cuarto de la Orden de Mérito y cuyo toque y habilidad le convierten en uno de los mejores jugadores del momento que no fundamentan su juego en las distancias con el "driver".

En cuanto al argentino Cabrera, campeón del Open USA en 2007, su potencia descomunal con el 'drive' supone un escaparate inmejorable para los amantes del palo más largo de la bolsa. La única petición del "Pato" Cabrera fue que invitaran a su hijo Federico, de 18 años y que ocasionalmente compite en el Challenge Tour. "Nunca viene mal competir, aunque no esté en las mejores condiciones", aseguró Olazábal, quien dejó, no obstante, una inquietante puerta abierta a sus posibilidades: "Esta semana puede ser tan buena como cualquier otra". Jiménez piensa en que su tercera victoria de la temporada puede llegar el domingo en Madrid, pese a que se recupera de una gripe que le dejó baldado las semana pasada en Escocia. "Este campo me va bien, se presta a mi manera de jugar. A ver qué nos depara el destino", señaló el malagueño. El torneo regresa tres años después al Club de Campo, aunque con otra denominación. Esta vuelta ha sido posible por el patrocinio de Turismo de Madrid y CajaMadrid.

El Masters de Madrid de golf remató, finalmente, un cartel atractivo para los aficionados que acudan a partir del jueves al Club de Campo, gracias al compromiso de José María Olazábal, Miguel Ángel Jiménez y el argentino Ángel Cabrera con la organización del torneo, a cargo de la empresa del también golfista Gonzalo Fernández-Castaño. Para esta tercera visita del circuito europeo de 2008 a España, cuya organización maneja un presupuesto limitado, las fechas invitaban más al descanso de las figuras del golf, castigados por la larga temporada, que a buscar en el otoño madrileño los 166.000 euros para el campeón, por cierto uno de los premios más reducidos del año.

Sin embargo, Olazábal, Jiménez y Cabrera dieron la palabra y aseguraron su compromiso con Madrid y el golf español a su amigo Castaño, sin que por ello reciban euro alguno extra. Un hecho loable en estos tiempos de materialismo exacerbado y "fijos" (cantidad inicial sólo por jugar), que no excluye al deporte del golf. El torneo reúne, además de a los tres jugadores citados, a los mejores españoles del momento, excepto Sergio García, y a una buena selección de foráneos del Tour. Pero con Olazábal, Jiménez, Cabrera y Castaño sobre el césped del "clásico" Club de Campo (par 71, fundado en 1932) se despejan las dudas sobre el elevado interés del torneo, en un campo remozado para la ocasión: los "greens" de 'poa' -que se ablandaban como el bizcocho con la lluvia- cambiaron por otros con hierba 'penncross'.

Mientras en Madrid cae una fina lluvia intermitente, es un placer ver de nuevo a Olazábal, el doble campeón del Masters, enfundándose su guante de competición en la mano izquierda. El golfista vasco, de 42 años, lleva lastrado desde hace más de un año por una lesión terrible y poco frecuente (artritis reumática indiferenciada). Olazábal no compite desde primeros de julio en el campo inglés de Sunningdale, en las previas fallidas para clasificarse para el Abierto Británico. Pese a su falta de ritmo competitivo, ver en acción el juego de hierros de Olazábal y su maestría para negociar un recorrido de golf será todo un deleite. Otro punto "caliente" en el Club de Campo lo capitaliza el malagueño Jiménez, cuarto de la Orden de Mérito y cuyo toque y habilidad le convierten en uno de los mejores jugadores del momento que no fundamentan su juego en las distancias con el "driver".

En cuanto al argentino Cabrera, campeón del Open USA en 2007, su potencia descomunal con el 'drive' supone un escaparate inmejorable para los amantes del palo más largo de la bolsa. La única petición del "Pato" Cabrera fue que invitaran a su hijo Federico, de 18 años y que ocasionalmente compite en el Challenge Tour. "Nunca viene mal competir, aunque no esté en las mejores condiciones", aseguró Olazábal, quien dejó, no obstante, una inquietante puerta abierta a sus posibilidades: "Esta semana puede ser tan buena como cualquier otra". Jiménez piensa en que su tercera victoria de la temporada puede llegar el domingo en Madrid, pese a que se recupera de una gripe que le dejó baldado las semana pasada en Escocia. "Este campo me va bien, se presta a mi manera de jugar. A ver qué nos depara el destino", señaló el malagueño. El torneo regresa tres años después al Club de Campo, aunque con otra denominación. Esta vuelta ha sido posible por el patrocinio de Turismo de Madrid y CajaMadrid.

José María Olazábal