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Ya ha empezado la caza de brujas
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TOUR DE FRANCIA 2008

Ya ha empezado la caza de brujas

"¡Paren la paranoia!", gritaba en la salida de Figeac el dueño del Tour de Francia, Patrice Clerc, al día siguiente de la expulsión por positivo del

Foto: Ya ha empezado la caza de brujas
Ya ha empezado la caza de brujas

"¡Paren la paranoia!", gritaba en la salida de Figeac el dueño del Tour de Francia, Patrice Clerc, al día siguiente de la expulsión por positivo del español Manuel Beltrán, el primero en caer en la ronda gala. Pese a los deseos de los organizadores de que el dopaje no tome los mandos de la carrera, en la caravana reina un ambiente de caza de brujas, de expectativa por conocer cuándo caerá el siguiente corredor, porque todos apuestan porque habrá un siguiente. Sobre todo después de que la Agencia Francesa de Lucha contra el Dopaje (AFLD), la responsable de los controles en este Tour, revelara que sigue atentamente a una decena de corredores cuyos niveles sanguíneos no son normales, a la vista de las muestras tomadas en los días previos al inicio de la prueba. Estos datos no indican obligatoriamente que los ciclistas se hayan dopado. La AFLD carece de un histórico de los ciclistas para concluir que los cambios en el comportamiento sanguíneo de los corredores se deban a prácticas ilícitas.

La Unión Ciclista Internacional (UCI), en guerra abierta con los organizadores del Tour, se negó a aportar los datos sanguíneos de los ciclistas recogidos desde primeros de año para la elaboración del pasaporte biológico. Sin ese histórico, la AFLD se tiene que contentar con "avisar"https://www.elconfidencial.com/deportes/2008-07-13/ricco-se-disfraza-de-pantani-en-la-primera-pirenaica_360312/ target=parent>(ver noticia). El subcampeón del Giro de Italia, el seguidor de Marco Pantani, el explosivo de la carretera y de las salas de prensa, ha pasado cuatro controles en seis días. Nadie duda de que está en el punto de mira, pero en su equipo, el español Saunier Duval, reina la calma. Para ellos es normal que "la Cobra" sea objeto de una atención particular, porque el ciclista de Módena, al igual que el animal que le da nombre, tiene la sangre fría. O, mejor dicho, cargada de glóbulos rojos, con una tasa de hematócrito natural de 51, un hecho "anormal" reconocido por la UCI, que le ha entregado un certificado reconociendo esta especificidad. Pero los médicos franceses no tienen contacto con la UCI y por eso meten a Riccó en el mismo saco que los otros sospechosos.

Christophe Moreau, un caso muy particular

Al que ya no podrán seguir controlando es al francés Christophe Moreau, que se retiró el mismo día en el que se conoció que había diez corredores bajo sospecha. Como no tuvo ninguna caída ni había manifestado problema físico alguno antes de la etapa, todo el mundo se preguntaba por los motivos de su salida. El ciclista alegó un dolor de espalda, pero ese mal debió sufrirlo en mitad de la etapa, porque por la mañana afirmaba que tenía ganas de afrontar los Pirineos. El ciclista francés, reputado por su obstinación a no bajarse nunca de la bicicleta, lo hizo por primera vez en siete años y eso pese a que a sus 37 años lucía en las carreteras francesas, en las que es todavía un ídolo, el maillot de Campeón de Francia.

La caza de brujas ha comenzado. A partir de ahora, se siguen los controles antidopaje como huellas que llevan al escenario del crimen. El líder, Kim Kirchen, es el que más ha pasado, pero no es sospechoso porque el maillot amarillo obliga a someterte a control. Oscar Pereiro, Frank Schleck, Damiano Cunego, Fabian Cancellara y Alessandro Ballan han pasado dos por sorteo, lo que tampoco les hace ser sospechosos de nada. Sobre los controles dirigidos la AFLD guarda silencio, mientras la caravana aguarda nuevos escándalos.

"¡Paren la paranoia!", gritaba en la salida de Figeac el dueño del Tour de Francia, Patrice Clerc, al día siguiente de la expulsión por positivo del español Manuel Beltrán, el primero en caer en la ronda gala. Pese a los deseos de los organizadores de que el dopaje no tome los mandos de la carrera, en la caravana reina un ambiente de caza de brujas, de expectativa por conocer cuándo caerá el siguiente corredor, porque todos apuestan porque habrá un siguiente. Sobre todo después de que la Agencia Francesa de Lucha contra el Dopaje (AFLD), la responsable de los controles en este Tour, revelara que sigue atentamente a una decena de corredores cuyos niveles sanguíneos no son normales, a la vista de las muestras tomadas en los días previos al inicio de la prueba. Estos datos no indican obligatoriamente que los ciclistas se hayan dopado. La AFLD carece de un histórico de los ciclistas para concluir que los cambios en el comportamiento sanguíneo de los corredores se deban a prácticas ilícitas.

Tour de Francia Riccardo Riccò