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Olazábal: "Para ser un buen golfista hay que estar loco"
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Olazábal: "Para ser un buen golfista hay que estar loco"

José María Olazábal, que capitanea por primera vez al equipo del continente europeo que se medirá desde el jueves en el Trofeo Seve con otro compuesto

José María Olazábal, que capitanea por primera vez al equipo del continente europeo que se medirá desde el jueves en el Trofeo Seve con otro compuesto por británicos e irlandeses, opina que para llegar a ser un buen golfista "hay que estar loco". propósito del bienal Trofeo Seve y su capitanía en lugar del mítico Ballesteros, Olazábal (Fuenterrabía, 1966) derrama parte de sus experiencias tras 20 años como profesional del golf en una amplía entrevista que publica el diario The Guardian. "Sí, todavía vivo en casa de mis padres. Estoy muy agusto allí", explica el bicampeón del Masters de Augusta, quien describe a su Fuenterrabía natal como "un pequeño paraíso".

The Guardian se interroga tanto por la singular residencia habitual del veterano jugador vasco como por su soltería, pero Olazábal insiste al respecto: "Es duro tener una relación sentimental para el tipo de vida que lleva un golfista. Además, el circuito debe ser un lugar muy aburrido para una novia o una esposa".

"Mis inicios fueron maravillosos", asegura Olazábal. "Compartí habitación con veteranos jugadores españoles como Cañizares, Rivero o Piñero. A mí, me parecían dioses y traté de absorber todo su conocimiento. Entonces, para los jóvenes no había patrocinadores, coches de cortesía ni bolas de prácticas. Por eso lo compartíamos todo y se creaba un ambiente de gran camaradería", comenta.

"Nuestras mentes estaban mucho más abiertas que el profesional medio de hoy. Nosotros éramos mucho más pobres, pero nuestras vidas eran mucho más ricas. Pero nada de esto ocurre ahora", declara el golfista de Fuenterrabía.

"Con todo esto no quiero decir que el golf era un juego mejor hace 20 años, pero sí era distinto. Me gustaría ver dos torneos al año en los que se jugase con el viejo equipo y la pelota de golf original. ¿Cómo se adaptarían algunos de estos jóvenes?, se cuestiona Olazábal.

The Guardian pregunta por su compatriota Sergio García, y Olazábal señala: "Nosotros no teníamos esa arrogancia que usted ve en Sergio. Hay una generación entre nosotros. Yo estuve más interesado en al tradición del golf mientras él sigue su camino. Pero tal vez esté madurando y por ello se haga más cercano a la gente. Esto no le ayudará a ser mejor golfista, pero sí a ser mejor persona".

"Con el estupendo juego corto que posee (García) y su gran distancia desde el 'tee' tiene la mayor opción de todos los europeos de ganar un 'grande'. Pero no hay lugares más solitarios que el paseo por esos últimos nueve agujeros de un domingo por la tarde, cuando usted trata de ganar el Masters. Se está rodeado de público, pero en el interior se está en un profundo aislamiento", explica.

"Pero todavía pienso en algunos jugadores jóvenes, como Sergio, que tienen que entender eso", apostilla.

Olazábal evoca la lesión que en 1996 estuvo a punto de postrarle en una silla de ruedas (poliartritis reumatoide en el pie). En 1999, ganó su segundo Masters.

"Me gusta pensar que puedo ganar otro 'grande', pero todavía tengo retrocesos en el juego. A veces, cuando hago carrera continúa sobre la cinta rodante me veo en el espejo sentado en una silla de ruedas. Esto me recuerda lo afortunado que soy", asevera.

José María Olazábal, que capitanea por primera vez al equipo del continente europeo que se medirá desde el jueves en el Trofeo Seve con otro compuesto por británicos e irlandeses, opina que para llegar a ser un buen golfista "hay que estar loco". propósito del bienal Trofeo Seve y su capitanía en lugar del mítico Ballesteros, Olazábal (Fuenterrabía, 1966) derrama parte de sus experiencias tras 20 años como profesional del golf en una amplía entrevista que publica el diario The Guardian. "Sí, todavía vivo en casa de mis padres. Estoy muy agusto allí", explica el bicampeón del Masters de Augusta, quien describe a su Fuenterrabía natal como "un pequeño paraíso".

José María Olazábal