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'El caso Fritz Bauer': el primer alemán cazanazis
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'El caso Fritz Bauer': el primer alemán cazanazis

'El caso Fritz Bauer' reconstruye la lucha del fiscal alemán que envió a juicio a Adolf Eichmann

Foto: 'El caso Fritz Bauer'.
'El caso Fritz Bauer'.

El nombre de Adolf Eichmann ha pasado a la historia gracias a la crónica que escribió Hannah Arendt sobre su juicio. Como otros destacados nazis que huyeron de su país al final de la Segunda Guerra Mundial, este teniente coronel de las SS se refugió en Argentina bajo una identidad falsa. El Mossad lo secuestró y lo trasladó a Israel, donde tuvo lugar el famoso proceso a partir del que la filósofa alemana desgranó el concepto de la banalidad del mal, el quid para repensar el horror que asoló Europa en la mitad del siglo XX no como un totalitarismo abstracto y enajenado sino como un ejercicio de una cotidianidad gris y burocrática.

Tráiler en español de 'El caso Fritz Bauer'

En la identificación y captura del llamado arquitecto de la solución final, hubo un nombre clave: Fritz Bauer. Su importancia, sin embargo, no ha trascendido hasta hace bien poco, a pesar incluso de que Arendt lo cita puntualmente en el primer capítulo de 'Eichmann en Jerusalén', cuando contextualiza por qué el dirigente nazi acabó ante un tribunal israelí y no ante uno alemán. Bauer era por aquel entonces fiscal general del estado de Hesse y fue el principal responsable de localizar al criminal nazi en el país iberoamericano. A mediados de los años cincuenta, ningún otro alemán compartía su obstinación en perseguir y enjuiciar a los nazis que se habían escapado de los procesos de Núremberg, muchos más de los que la República Federal estaba dispuesta a admitir. Pero¿quién era Fritz Bauer y por qué fue el primer alemán cazanazis?

Tibia desnazificación

Judío no practicante, Bauer se convirtió en el juez más joven de la República de Weimar. Perseguido durante el nazismo, no tanto por sus apellidos como por su militancia socialdemócrata, pasó unos meses en un campo de prisioneros y se exilió a Escandinavia. A su regreso a la Alemania de la posguerra, fue nombrado fiscal general. Desde este puesto, se obstinó en llevar ante los tribunales a los responsables de la barbarie nazi que todavía campaban libres y completar el más que tibio proceso de desnazificación que se había iniciado justo tras la guerra.

La RFA de los años cincuenta, con Konrad Adenauer en el Gobierno, vivía en pleno proceso de recuperación económica y tenía muchas más ganas de enterrar el pasado que de confrontarlo. La presencia de antiguos mandos nazis en órganos de poder era mucho más cuantiosa de loque el discurso oficial reconocía. Pero nadie en la Alemania Occidental tenía ganas de remover un asunto tan espinoso. Excepto Fritz Bauer.

La presencia de antiguos nazis en el poder era cuantiosa, pero nadie en Alemania tenía ganas de remover asunto tan espinoso. Excepto Fritz Bauer

'El caso Fritz Bauer' arranca con unas imágenes de archivo del fiscal general hablando en la televisión, en que reivindica el pasado glorioso de esa Alemania capaz de engendrar a Goethe y Beethoven. Pero también denuncia al país que generó a Hitler y Eichmann. Para Bauer, ya era hora de que una nueva generación de jóvenes alemanes tuviera la oportunidad de confrontar esos demonios del pasado reciente contra los que sus padres no habían sido capaces de luchar. De aquí la obsesión no solo por perseguir e identificar a los antiguos criminales nazis, sino sobre todo por llevarlos a juicio en su propio país.

Misterioso fallecimiento

Tras este prólogo documental, la película de Lars Kraume apunta al todavía misterioso fallecimiento del fiscal (apareció muerto en la bañera de su casa, supuestamente por una sobredosis de somníferos) para pasar a centrarse en todo el proceso que llevó a cabo para capturar a Adolf Eichmann con todo un país, el suyo, en contra. Lo que le empujó a trabajar con el Mossad, porque no se fiaba del servicio de inteligencia alemán, un acto que podía considerarse alta traición. Su objetivo era que, una vez el Mossad hubiera apresado a Eichmann, la RFA negociara con Israel su extradición, pero esto nunca sucedió...

El objetivo de Bauer era que, una vez el Mossad hubiera apresado a Eichmann, la RFA negociara con Israel su extradición, pero nunca sucedió

La película adopta así un aire de 'thriller' político que le otorga cierta personalidad más allá de la mera reconstrucción 'telefilmesca' de unos hechos históricos. Bauer, reencarnado en la interpretación magnética que lleva a cabo Burghart Klaußner, debe sortear todo tipo de obstáculos y adoptar estrategias propias de una historia de espías para conseguir sus objetivos. Para resaltar la personalidad a la contra del protagonista, el filme no solo trae a colación la identidad judía y su militancia socialdemócrata sino su más que probable homosexualidad. En los años cincuenta, todavía estaban vigentes en Alemania las leyes que penaban las relaciones sexuales entre hombres, así que el hecho de que Bauer pudiera ser gay se convirtió en unarma para el chantaje por parte de sus propios colegas.

Tramposa trama secundaria

Viejo zorro, el fiscal se muestra como alguien con la suficiente experiencia y piel dura como para sortear los rumores y ataques en este sentido. No sucede lo mismo con el personaje secundario que encarna Ronald Zehrfeld. Este joven abogado de brillante futuro que se convierte en el principal cómplice de Bauer se muestra confuso respecto a su propia identidad sexual. La trama secundaria en que se ve envuelto con una cantante de cabaret resulta lo más tramposo del filme, y por momentos la doble moral en torno a la sexualidad en la RFA acaba teniendo más peso que la doble moral ante el pasado nazi.

'El caso Fritz Bauer'es uno de esos filmes en que el atractivo del personaje principal que lo inspira compensa la discreción de sus cualidades artísticas. A través de esta y otras obras surgidas en los últimos años en torno al fiscal general que llevó a la captura de Eichmann, Alemania reivindica por fin como un héroe propio al hombre que entendió que la madurez democrática de un país pasa por confrontar el pasado fascista y juzgar a sus responsables.

El nombre de Adolf Eichmann ha pasado a la historia gracias a la crónica que escribió Hannah Arendt sobre su juicio. Como otros destacados nazis que huyeron de su país al final de la Segunda Guerra Mundial, este teniente coronel de las SS se refugió en Argentina bajo una identidad falsa. El Mossad lo secuestró y lo trasladó a Israel, donde tuvo lugar el famoso proceso a partir del que la filósofa alemana desgranó el concepto de la banalidad del mal, el quid para repensar el horror que asoló Europa en la mitad del siglo XX no como un totalitarismo abstracto y enajenado sino como un ejercicio de una cotidianidad gris y burocrática.

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