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Meryl Streep reivindica a Lorca y la empatía: "Lo importante en nuestro mundo es escuchar"
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Meryl Streep reivindica a Lorca y la empatía: "Lo importante en nuestro mundo es escuchar"

La actriz ha sido galardonada con el premio Princesa de Asturias de las Artes por su labor interpretativa y ha señalado que el privilegio y deber de un actor es crear conexión con los otros

Foto: La actriz estadounidense Meryl Streep, Premio Princesa de Asturias de las Artes interviene durante la gala. (EFE/Ballesteros)
La actriz estadounidense Meryl Streep, Premio Princesa de Asturias de las Artes interviene durante la gala. (EFE/Ballesteros)

La actriz Meryl Streep ha recibido esta tarde el premio Princesa de Asturias de las Artes por su vida dedicada a la interpretación. Desde luego, es una de las mejores del mundo con tres Oscar y 21 nominaciones. Y hay interpretaciones como la de Kramer contra Kramer, La decisión de Sophie, Memorias de África o El diablo viste de Prada -por solo citar cuatro- que no se olvidan. Esta tarde, la Streep ha querido agradecer el galardón con un discurso articulado a través de dos columnas: la necesidad de la empatía para un actor y la capacidad de Lorca como creador de obras como La casa de Bernarda Alba, estrenada poco antes de su asesinato: “Actuar en una obra como esta es prestarles a los muertos una voz que los vivos pueden oír. Es el privilegio de un actor y es su deber”, ha recalcado la actriz.

La “buena chica de clase media de Nueva Jersey”, como se ha definido, ha comenzado su discurso reflexionando sobre en qué consiste el trabajo de un actor señalando que se trata de conseguir una conexión con otras personas, con la experiencia de otras personas. “¿Cuál es la magia de esta conexión? La empatía es el corazón palpitante del don del actor. Es la corriente que nos conecta, a mí y a mi propio pulso, con el de un personaje de ficción. Puedo hacer que su corazón se acelere, o calmarlo, según lo requiere una escena. Y mi sistema nervioso, conectado por simpatía al suyo, lleva esa corriente hacia usted que está sentado en su butaca, y hacia la mujer sentada a su lado, y hacia su amiga, también. Todos sentimos que nos está pasando al mismo tiempo”, ha manifestado.

Foto: El baile al son de las gaitas de Meryl Streep antes de recoger el Premio Princesa de Asturias de las Artes (X/@fpa)

Por supuesto, un actor juega con la impostura. Al fin y al cabo, juega a ser quien no es, y Streep se ha detenido en ello, por ejemplo, al preguntarse quién era ella “para atreverme a meterme en la piel de la primera mujer primera ministra del Reino Unido ¿O de una superviviente polaca del Holocausto?¿O de la árbitro del buen gusto en el mundo de la moda?”. Y se ha respondido: “El trabajo de un actor es invadir, encarnar vidas que no son como la suya. Porque la parte más importante de nuestro trabajo es hacer que cada vida sea accesible y sentida por el público: en un pequeño teatro de Broadway o por streaming en cualquier parte del mundo”. En este sentido no se ha olvidado de citar a Picasso, que dijo que “Imitar a los demás es necesario. Imitarse a uno mismo es patético” ni a Penélope Cruz, de quien ha rescatado la frase, “¡No puedes vivir tu vida mirándote a ti mismo desde el punto de vista de otra persona!”. Otra de sus reglas de oro: no juzgar a los personajes. De eso se encargará el público.

En su exordio final -ha sido un discurso corto- se ha detenido en Lorca para hablar, no solo de la interpretación, sino del mundo actual. Ha recordado que en la universidad diseñó el vestuario para una producción de La Casa de Bernarda Alba, una obra en la que una de los personajes, Martirio, afirma: “Pero las cosas se repiten. Yo veo que todo es una terrible repetición”.

"Actuar en La casa de Bernarda Alba es prestarles a los muertos una voz que los vivos pueden oír. Es el privilegio de un actor y es su deber"

“Lorca escribió el apasionado grito de Martirio dos meses antes de su propio asesinato, en vísperas de otro cataclismo. Que pudiera ver desde tan alto, que mirara con tanta distancia los acontecimientos que tanto amenazaban su vida, es extraordinario. Que pudiera expresar, a través de Martirio, una sabiduría que no lo salvaría, pero que sería una advertencia para el futuro, era un don. Actuar en una obra como esta es prestarles a los muertos una voz que los vivos pueden oír. Es el privilegio de un actor y es su deber”, ha manifestado.

Y, precisamente, ha insistido en que “la empatía puede ser una forma radical de acercamiento y diplomacia, igualmente crucial en otros ámbitos de actividad. En este nuestro mundo cada vez más hostil y volátil, espero que podamos hacer nuestra otra regla que se enseña a todos los actores: lo importante es escuchar”, ha concluido.

La actriz Meryl Streep ha recibido esta tarde el premio Princesa de Asturias de las Artes por su vida dedicada a la interpretación. Desde luego, es una de las mejores del mundo con tres Oscar y 21 nominaciones. Y hay interpretaciones como la de Kramer contra Kramer, La decisión de Sophie, Memorias de África o El diablo viste de Prada -por solo citar cuatro- que no se olvidan. Esta tarde, la Streep ha querido agradecer el galardón con un discurso articulado a través de dos columnas: la necesidad de la empatía para un actor y la capacidad de Lorca como creador de obras como La casa de Bernarda Alba, estrenada poco antes de su asesinato: “Actuar en una obra como esta es prestarles a los muertos una voz que los vivos pueden oír. Es el privilegio de un actor y es su deber”, ha recalcado la actriz.

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