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Elige tu propio Wagner: revolucionario, satánico, nazi, feminista, gay...
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Elige tu propio Wagner: revolucionario, satánico, nazi, feminista, gay...

El crítico musical superventas Alex Ross publica 'Wagnerismo' (Seix Barral), un trabajo de investigación excepcional sobre la interminable influencia cultural del compositor

Foto: Richard Wagner
Richard Wagner

"Lo encontraron retorciéndose de dolor, con una mano aferrada al corazón. Una doncella y un criado lo trasladaron a un canapé, junto a una ventana que daba al Gran Canal. Cuando el criado intentó quitarle la bata, algo cayó al suelo y Richard Wagner pronunció las que fueron, al parecer, sus últimas palabras: "Meine Uhr!" ("¡Mi reloj!"). Hacia las tres de la tarde entró el Dr. Keppler y certificó que el 'Meister', el Hechicero de Bayreuth, el creador del 'Ring', 'Tristan und Isolde' y 'Parsifal', el hombre a quien Friedrich Nietzsche describió como una 'erupción volcánica de la capacidad artística completa, indivisa, de la naturaleza misma', a quien Thomas Mann llamó 'probablemente el mayor talento de toda la historia del arte', estaba muerto".

Wagner falleció la tarde del 13 de febrero de 1883 a los 69 años en el Palazzo Vendramin Calergi de Venecia. Entre los homenajes, conciertos y muestras de dolor que se sucedieron los días posteriores por todo el planeta, de Nueva York a Nueva Zelanda, probablemente el más asombroso e insólito tuvo lugar en la propia Venecia en la que el epitafio orquestal del Götterdämerung resonó en el Gran Canal ejecutado por una orquesta repartida en ornamentales barcas ceremoniales mientras cientos de personas escuchaban desde sus góndolas. No cabía duda de que esta vez el genio había proyectado una enorme sombra en vida. Pero, como recuerda Alex Ross en 'Wagnerismo. Arte y política a la sombra de la música' (Seix Barral, 2021), "lo verdaderamente extraordinario es que, tras su muerte, la sombra siguió creciendo".

placeholder 'Wagnerismo' (Seix Barral)
'Wagnerismo' (Seix Barral)

De hecho, el nuevo y excepcional libro de Ross -el crítico musical estadounidense de The New Yorker' que demostró con superventas como 'El ruido eterno' (2009) o 'Escucha esto' (2012) que se podía divulgar la música clásica y contemporánea con tanta pasión como originalidad- arranca una vez muerto Wagner y se ocupa precisamente de la interminable influencia cultural del compositor alemán en el siglo XX a través de una serie de mutaciones tan fascinantes como contradictorias. En sus casi mil páginas que se despliegan y retuercen como un jardín de senderos que se bifurcan, 'Wagnerismos' -traducido del inglés y el alemán por Luis Gago- presenta sucesivamente al Wagner romántico y simbolista, decadente y satánico, feminista y gay, nazi y posmoderno. Y, como advierte el autor de un libro que asegura ha sido la gran educación de su vida, "no es necesario amar a Wagner o su música para dejar constancia de las asombrosas dimensiones del fenómeno".

Sirvan a continuación unas pinceladas del propio Ross como bestiario de las diferentes encarnaciones del compositor inagotable, del revolucionario y también antisemita autor de 'El anillo de los Nibelungos' que exhibe el que probablemente sea el ensayo más importante publicado este año en España.

Wagner satánico

"La idea de que la música de Wagner se valía de fuerzas diabólicas gozaba de amplia aceptación, tanto entre los detractores del compositor como entre sus discípulos de ideas más visionarias. La cultura finisecular concedía enormes poderes a los artistas y, a decir de algunos, Wagner era capaz de administrar una especie de poción auditiva de muerte o trastorno".

placeholder Cósima y Richard Wagner
Cósima y Richard Wagner

"Quienes tenían inclinaciones sobrenaturales podían recurrir a una serie de desgracias que padecieron personas que formaron parte del círculo cercano de Wagner. El tenor Ludwig Schnorr von Carolsfeld cayó muerto poco después de estrenar el papel protagonista de 'Tristan', en 1865. Su viuda, la soprano Malvina Garrigues, que fue a su vez la primera Isolde, recibió mensajes de Schnorr a través de un médium y acusó a Cosima de ser un «espíritu infernal». Alois Ander, que había ensayado anteriormente el papel de 'Tristan' en Viena, murió enajenado en 1864. Felix Mottl sufrió un fatal ataque al corazón mientras dirigía 'Tristan' en 1911. Ludwig II murió ahogado en un lago en 1886. El pianista ruso-judío Joseph Rubinstein, un fanático seguidor del compositor, se suicidó en 1884, supuestamente por desesperación tras la muerte del Meister. El pianista y compositor polaco Carl Tausig, también judío, murió de fiebre tifoidea a los veintinueve años; algunos echaron la culpa a la tensión que le producía servir a Wagner. Friedrich Nietzsche cruzó la frontera que conduce a la locura al tiempo que deliraba sobre Richard y Cosima. Por otro lado, la propia Cosima vivió hasta los noventa y dos años..."

Wagner gay

"En 'Claudine à Paris', la segunda de las novelas de 'Claudine' de Colette, la protagonista conoce a un primo llamado Marcel: un joven lleno de aplomo, femenino, cultivado, inequívocamente homosexual. Colette, que sabía bien lo que era sentir atracción por personas de su mismo sexo, describe al personaje con una franqueza que en aquel momento era revolucionaria. En un pasaje se lee: «Para reforzarme en mi fe y mi religión sexual, he releído los ardientes sonetos de Shakespeare al conde de Pembroke y los menos idólatras de Miguel Angel a Cavalieri; me he fortalecido retomando pasajes de Montaigne, de Tennyson, de Wagner, de Walt Whitman y de Carpenter». Claudine, que se ha hecho con la carta, sonríe con su prosa encumbrada. Ciertas frases le refrescan la memoria y se da cuenta de que el amante ha plagiado Escal-Vigor, de Georges Eekhoud, una escandalosa novela gay de la época, en la que un refinado conde se enamora de un pastor con gran talento para la música".

placeholder Ludwig II retratado por Gabriel Schachinger
Ludwig II retratado por Gabriel Schachinger

"Colette se apresuró a dejar constancia de un fenómeno nuevo y algo sorprendente. A finales del siglo xix, los defensores de los derechos de los homosexuales habían incluido a Wagner como parte de una genealogía cultural modelada a sí misma: si no era gay él mismo, sí que era una suerte de aliado excepcionalmente afín. Esta homosexualización del Meister emana no solo del aura sexualmente transgresora que rodea a sus obras escénicas y sus escritos, sino también de su cercanía respecto a Ludwig II, un icono gay de los años del fin de siècle".

Wagner nazi

"La literatura sobre Hitler y el nazismo es proclive a lo que el escritor Ron Rosenbaum llama la «teoría de la única bala»: explicaciones simplistas para un horror complejo. Se han sugerido diversas claves para comprender a Hitler, como que tuvo un padre violento; que se sentía demasiado cercano a su madre; que padeció encefalitis; que contrajo la sífilis con una prostituta judía; que echó la culpa de la muerte de su madre a un médico judío; que le faltaba un testículo; que fue objeto de un tratamiento de hipnosis que no surtió los efectos deseados, que era homosexual, que estaba perturbado por las drogas; y, lo más insidioso de todo, que tenía ascendencia judía. A esta discutible lista puede añadirse la idea de que Hitler recibía indicaciones póstumas de Wagner. La primera exposición definitiva de la tesis llegó en 1939, cuando el poeta e historiador Peter Viereck identificó a Wagner como «el manantial individual quizá más importante de la ideología nazi». Una variación extrema aparece en el libro 'Wagners Hitler. Der Prophet und sein Vollstrecker' ('El Hitler de Wagner. El profeta y su discípulo'), de Joachim Köhler, publicado en 1997, donde se dice que la «campaña de Hitler para exterminar judíos formaba parte de su amor por Wagner»."

placeholder Hitler junto a Cosima Wagner, nuera del compositor y directora del Festival de Bayreuth
Hitler junto a Cosima Wagner, nuera del compositor y directora del Festival de Bayreuth

"Hitler alimentó este tipo de especulaciones con la afirmación de que un encuentro juvenil con Rienzi fue lo que lo impulsó a emprender una carrera política. Muchos destacados historiadores del Tercer Reich no se sienten inclinados a dar credibilidad a sus palabras y dudan de que Wagner desempeñara un papel significativo en la evolución política del dictador. Richard J. Evans, en The Third Reich in Power (El Tercer Reich en el poder), afirma que «se ha tendido a exagerar la influencia del compositor en Hitler». Joachim Fest, que había hecho hincapié en el legado de Wagner en su clásica biografía de Hitler, concluyó más tarde que polémicas como la de Köhler confundían el contenido de las obras con la historia de su recepción, vinculando la segunda al primero. (Köhler aceptó más tarde la crítica y se retractó de su tesis.) Wagner fue un antisemita agresivo, pero el antisemitismo no es sinónimo de una filosofía política. Una gran parte de la errática ideología del compositor -las tendencias anarquistas, la desaprobación de los ejércitos permanentes, el rechazo del poder organizado- es la antítesis de la mentalidad totalitaria".

"Lo encontraron retorciéndose de dolor, con una mano aferrada al corazón. Una doncella y un criado lo trasladaron a un canapé, junto a una ventana que daba al Gran Canal. Cuando el criado intentó quitarle la bata, algo cayó al suelo y Richard Wagner pronunció las que fueron, al parecer, sus últimas palabras: "Meine Uhr!" ("¡Mi reloj!"). Hacia las tres de la tarde entró el Dr. Keppler y certificó que el 'Meister', el Hechicero de Bayreuth, el creador del 'Ring', 'Tristan und Isolde' y 'Parsifal', el hombre a quien Friedrich Nietzsche describió como una 'erupción volcánica de la capacidad artística completa, indivisa, de la naturaleza misma', a quien Thomas Mann llamó 'probablemente el mayor talento de toda la historia del arte', estaba muerto".

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