Es noticia
Juan Abarca (Mamá Ladilla): "Todos los diputados son subnormales"
  1. Cultura
entrevista

Juan Abarca (Mamá Ladilla): "Todos los diputados son subnormales"

Desde 1994 Mamá Ladilla ha sobrevivido al salfumán del pinchazo de las discográficas, la piratería y la pandemia, y presenta ahora un nuevo disco, 'Exhuma y sigue'

Foto: Mamá Ladilla (Juan Abarca es el primero por la derecha)
Mamá Ladilla (Juan Abarca es el primero por la derecha)

La ladilla, o piojo púbico, es una criatura pequeña, juguetona y difícil de erradicar. Anida en el vello genital y allí se esconde y prolifera. Monta su propia fiesta sin que nadie le haya invitado a la suya. Toma litronas de sangre de su huésped y provoca terroríficos picores, buena parte de ellos en la conciencia. Además, y para colmo, es un parásito muy sociable, siempre encantado de colonizar nuevas entrepiernas, y aprovecha cualquier frotamiento, cualquier contacto, para okupar un pisito nuevo, donde menos se la espera.

Hay muchos tratamientos disponibles contra las ladillas, pero nada ha conseguido erradicarlas de la faz de la tierra. Están con nosotros desde las cavernas, casi como el grupo madrileño Mamá Ladilla, que desde 1994 ha sobrevivido al salfumán del pinchazo de las discográficas, la piratería y la pandemia, y presenta ahora un nuevo disco, 'Exhuma y sigue'. Son doce canciones en su línea de siempre, irónicas y burlonas, hoy se diría que incorrectas, y están disponibles en Spotify y en aquel viejo soporte sólido para archivar música, llamado CD. Hablamos con Juan Abarca, cantante y letrista, sobre esta plaga musical que no se acaba nunca.

PREGUNTA. En la primera canción de 'Exhuma y sigue' nos habla nada menos que la apropiación cultural. Te preguntaré como si fueras un actor, ¿cómo trabajaste en este papel?

RESPUESTA. Fue difícil porque la apropiación cultural no existe, así que no había en quién fijarse. Me puse en el papel de un ente demoníaco que quería acabar con cualquier cosa a la que alguien tenga cariño, y a partir de ahí ya todo fluyó.

P. Siguiendo con esto, ¿qué te pareció aquello de que no pueda traducir un blanco a la poeta negra Amanda Gorman? Lo digo porque alguna vez habéis parodiado el jazz, ya os vale.

R. Lo ideal sería que ella misma aprenda catalán para traducirlo, aunque espera, no. Porque no es catalana. Qué lío. Mira, creo que lo ideal sería que cada cual se quede en su casa y no interactúe con nadie (hum, se me está ocurriendo infectar a todos con un virus), y así no pasarían cosas horribles como que un payo revolucione la guitarra flamenca o un albino toque blues muy bien. No estamos centrados, hay que ver qué tiempos.

Somos unas alimañas que no se adscriben a ningún club, qué le vamos a hacer

P. En realidad te has cachondeado de casi todos los estilos musicales. El rock siempre aparece caricaturizado. ¿Vosotros qué tocáis exactamente?

R. Si alguien se toma algo muy en serio, a por él. Nosotros tocamos rock, supongo, pero tomamos del estilo sólo las formas y podemos ridiculizarlo porque hacerlo es divertido. Y porque el rock tiene un lado ridículo muy marcado. Eso de que por ejemplo el mensaje esté por encima de la música misma —o de las letras, me da igual— no lo comparto y de hecho me parece que constituye una de las ridiculeces del ghetto rockero. Así que somos unas alimañas que no se adscriben a ningún club, qué le vamos a hacer.

P. Dices que si alguien se toma muy en serio, a por él, y en el disco anterior os cachondeabais de la gente que sufre mucho en las redes, porque le hacen mal. Allí todo Dios se toma en serio. ¿Cómo lo veis desde el calzoncillo del tipo en cuya huevada vivís, ladillas?

R. Procuramos molestarle mucho con picores para que se enfade, diga cosas inconvenientes en las redes, y todos se peleen mucho.

P. Siguiendo con los temas del disco nuevo, ¿por qué dirías la gente la gente se mete voluntariamente a mazarse en gimnasios? ¿Superhombres o triceratops?

R. Si te cuento la génesis de esa canción verás que estaba lejos de querer ridiculizar a los ciclados, ni a nadie en particular. El núcleo duro era la inclusión de un par de guiños musicales breves a Michael Jackson: en la canción aparecen un par de notas de 'Thriller', y otro par de 'Beat it'. Como en ambas queda gracioso decir Führer, durante un año o dos la canción se fue configurando en torno a eso, pero el resto de la letra no había manera de terminarla. Tenía un millón de bisílabos que rimaban con Führer, como Pringles o Flipper. A la vez vimos que la música se iba volviendo como gimnástica y pegaba decir "fitness", así que estuve intentado una canción sobre Hitler en el gimnasio. Al final lo descarté porque no le encontraba el punto, empecé a idear una breve historia sin rumbo y por fin la letra final (que rematé el día antes de cantarla) acabó diciendo las tonterías que dice.

Más allá de darme paseos o subir montañas veo el deporte como el que ve pasar vacas

P. ¿Tú has ido a gimnasios? Lo digo porque en 'La cinta' vuelve a aparecer la máquina de tortura, quizás tienes estrés postraumático.

R. No, más allá de darme buenos paseos o subir montañas yo veo el deporte como el que ve pasar las vacas. En esa canción más o menos yo soy el narrador. No hay mejor frase al respecto de este asunto que aquel título de un disco de un grande, Bosco el Tosco, que en paz descanse: 'Del deporte se puede salir'.

P. 'La cinta' es un temazo, musicalmente hablando. Tú has estudiado en el conservatorio, que es lo último que se esperaría de un tío que canta en un conjunto llamado Mamá Ladilla. En las virguerías que haces con la guitarra se nota. ¿Serías capaz de tocar así borracho?

R. Gracias por lo que me toca. Durante mis primeros años como músico era bastante bolinga, así que tocar más o menos bebido me resultaba normal. Un día, por no sé qué catarros o fiebres, tuve que tocar sin probar una gota y me sentí rarísimo, para bien, claro: estaba más concentrado y alerta. Así que a partir de ahí reduje mucho la ingesta. De todas maneras un músico que de verdad se sepa lo que va a tocar puede hacerlo bajo el agua.

P. ¿Devo o Frank Zappa? Se me ocurre poca gente con la que compararos. Estos son un par.

R. Afortunadamente a mí no me corresponde hacerlo. Devo ni los conozco, y Zappa sabía de siempre que existía, pero la primera vez que lo escuché llevábamos cuatro o cinco discos de Mamá ladilla grabados, así que por mi lado no viene la influencia. No sé, de todas maneras ¿por qué habría que comparar a nadie con nadie?

P. Pues porque de eso vivimos los que no sabemos tocar ni la zambomba. ¿Por qué hay tan poco rock humorístico, Mojinos Escozíos aparte? ¿Qué fue de grupos como Pabellón Psiquiátrico? ¿No da para comer? ¿El ruido distorsionado atrae a intensitos?

R. Yo creo que hay bastante, lo que pasa es que muchos no son demasiado conocidos. Otros sí, algunos son muy buenos y están más que establecidos: Gigatrón, El Reno Renardo y unos cuantos más. En cuanto a si da para comer... A ver, estamos hablando de hacer música. Sólo da para comer en casos muy puntuales, y normalmente sólo de forma temporal. Nosotros gracias a un público pequeño pero fiel tenemos la suerte de, pandemias y hecatombes aparte, generar lo bastante para que la actividad sea sostenible en el tiempo y dé para un sueldecillo que durante algunos años llegó incluso para comer. Respecto al ruido distorsionado, supongo que atrae en general a una parte de la gente joven y a algunos zumbaos irredentos como yo mismo, que escucho a veces música muchísimo más ruidosa que la que hago.

A ver, estamos hablando de hacer música, sólo da para comer en casos muy puntuales

P. ¿Escribiste 'Monger Woman' viendo La Sexta Noche, por casualidad?

R. No veo la tele. No sé ni qué programas hay. En mi casa aparte de mí sólo viven mujeres, y un día una llamó a otra Monguer Woman en broma, me hizo gracia así que me lié a escribir. Luego la cosa se fue como inflando y acabó saliendo una canción controvertida. Pero no es controvertida por cosas concretas que diga la letra, sino porque nada más conocer el título, sin oírla, hay una gran cantidad de gente que nos dice "buf" o "os van a matar". Y de eso mismo habla la canción en el fondo.

P. Los terraplanistas. También les dedicas una canción. Ejem, no sé ni qué preguntarte sobre esto. ¿Los terraplanistas?

R. Pues que no tienen razón. La tierra tiene forma de cinta de Moebius y gira en espiral en torno a mi cojón izquierdo. Lo que pasa es que la NASA nos tiene a todos engañados, ¿cuándo vais a despertar?

P. Empezasteis en 1994 y seguís tocando, aunque los componentes han cambiado. En este tiempo, no te quejarás, izquierda y derecha te han dado muchas ideas para seguir tocando.

R. Sí, bueno, supongo que dan para sacar muchas ideas, pero cada vez me aburre más la política. Antes sabía poco del tema, pero ahora menos. Ya he llegado al nivel de ir a votar y por el camino ir preguntando a alguien qué partidos hay, quién se presenta por cada cuál y qué tontunas dicen que van a hacer. Así me decido en el último minuto por unos u otros. O por no votar.

Ya he llegado al nivel de ir a votar y por el camino preguntar qué partidos hay

P. Es que, desde que lanzasteis "Otra subnormalidad", muchas subnormalidades han sido aprobadas por los diputados y las diputadas. De hecho, ahora hay que decir siempre "diputados y diputadas", y no puedes decir "subnormalidad", porque te cierran la cuenta.

R. Bueno, pues te voy a demostrar que no es del todo así: Afirmo aquí y ahora que en mi opinión todos los diputados (incluyendo a ambos sexos, y consciente de no estar optando por el lenguaje inclusivo) son subnormales.

P. A veces me alegro de que tengáis un pequeño grupo de fans pero no seáis súper famosos, porque si vuestras letras llegaran a más gente acabaríais en la cárcel.

R. Suscribo lo que dices palabra por palabra. De hecho si fuéramos más conocidos me tendría que cortar más. Pero de todas maneras no creo que sea para tanto lo que digo en las letras, hombre. Toneladas de diarrea sobre el dios de los demás, campos de exterminio para gatitos... cosas normales.

P. Ahora que lo pienso, tampoco hace falta ser conocido para que te crujan. No eran muy conocidos Camilo de Ory, que va a juicio, Hásel, Valtónyc o los de Homo Velamine, condenados también, y todo eso sin contar las cancelaciones y linchamientos. ¿Y si te pasas a la canción melódica, Juan?

R. Quizá peque de ingenuo, pero a pesar de que mis letras puedan llevar mucho de incómodo y porculero no creo estar transgrediendo según qué límites, de hecho no me apetece. Si a alguien no le gustan las canciones, que no las escuche, el mundo es muy grande. Ya pasó, ea, ea. Y desde luego no estoy dando botes con la mano alzada, como diciendo "¡aquí, aquí, venid a por mí, digo burradas y no pienso callarme!" Esa actitud me parece poco inteligente, como de aprendiz de mártir. Luego hay registros excesivamente arriesgados, sin más. ¿El arte debería tener límites? Rotundamente no. Pero ¿te puedes llevar alguna hostia? Por supuesto. Por ejemplo de los que nombras hay tuits de Camilo de Ory, de quien soy muy fan, que me han hecho llorar de risa, pero dicen cosas que yo no es que no me atrevería a meter en una canción, es que no me apetece, no me sale. ¿Entonces hay que ir a por él? Ni de coña. ¿Aunque se pase mucho, él u otros? Que no, cabrones, se pase lo que se pase. Oye, me estoy entrevistando yo solo, ¿te has fijado?

¿El arte debería tener límites? Rotundamente no. Pero ¿te puedes llevar alguna hostia? Por supuesto

P. Pues aquí va otra pregunta, ¿es cierto que tuvisteis problemas porque alguien se tomó de manera personal "Sucedió en Beckelar"? ¿Qué otros tropiezos habéis tenido con los ofendidos?

R. No me consta. Lo que sí puedo decir es que, al hilo del caso de los titiriteros, en un conocido diario de derechas transcribieron mal un pasaje de esa letra para que pareciera que decía cosas peores de las que ya de por sí dice. Los periódicos los carga el diablo. Espera, no, que estoy hablando en uno. ¿Puedes borrar esto último? Bueno, no lo borres.

P. Tuve la experiencia que contáis en 'Moito obligada'. La única vez que he estado en un concierto vuestro, tuve luego problemas con mi novia de entonces.

R. Bueno, pero serían por otra cosa, seguro. ¿Puedo ir a hacer pis?

P. Me la llevé a vuestro concierto y os odió tanto como a mí, por haberla llevado. Le parecía que tocabais a trompicones y que tú tenías buena voz para una tómbola. Me comí yo el mal rollo, así que te traslado sus críticas. Quizás lea esto, ¿querrías responderle?

R. Lo de la voz lo suscribo, lo de la música creo entenderlo pero supongo que habría que organizar un debate en toda regla, así que dile por favor que se ponga a la cola de los haters. Son esos esqueletos con telerañas del fondo. Pero vamos, que cada cual diga lo que le apetezca de Mamá ladilla. Según cuenta Evaristo Páramos, en La Polla tenían una máxima: "Al éxito y al fracaso, ni puto caso". Me he hecho muy fan de esa frase.

P. En "Locas" pintas un panorama desolador respecto a vuestras fans, y además hacéis unos solos cojonudos, ejem. Si sumamos a esto que la canción donde dices que por fin vas a follar se llama "La paja", auguro que, en el aspecto del ligar por tocar en un grupo, vuestra biografía sería ligeramente diferente a la de los Motley Crue o los Rolling.

R. Desconozco esas biografías, pero sí que me contaron una vez que Keith Richards dijo en una entrevista que después de los conciertos se iba al hotel a pelársela, exponiendo así ante el mundo una información sobre su vida privada que nosotros no somos muy de revelar. Sí te puedo contar que aquí está lloviendo y que estoy escuchando a los Dead Kennedys, o si quieres algo más sexual, que en general nos encanta dar por culo.

P. En los últimos discos han desaparecido por completo canciones un poco más serias, o menos humorísticas, como aquella del canto que iba buscando a su autor. ¿Te has vuelto más gracioso con los años, o menos inocente?

R. Más gracioso no sé, menos inocente seguro. Supongo que de joven uno es más de utopías, de arreglar el mundo y cosas así. Y también ocurre que de tanto hacer parodias y ridiculizar todo lo que se menea al final resulta difícil que me tomen demasiado en serio. Me lo he buscado yo mismo, qué le vamos a hacer.

P. También habéis renunciado a la protesta punk, que tampoco era frecuente, pero aparecía. ¿Estáis de vuelta de todo?

R. No, nos quedan aún unos cuantos tickets para la noria y si no nos echan pensamos gastarlos. La protesta punk es que no sé muy bien ni qué es. Supongo que en los primeros discos del grupo, aparte de ser yo más joven y alocado, tenía recientes mis sesiones maratonianas de Kortatu, La polla, Eskorbuto y cosas así. Y se notaría. No sé hacia dónde ha ido derivando este grupo exactamente, pero cuanto más suene a sí mismo mejor.

No sé hacia dónde ha ido derivando este grupo, pero cuanto más suene a sí mismo mejor

P. Quiero preguntarte por tus nuevas ladillas. Creo que Sergio es un bajista increíble, ¿de dónde cojones lo sacaste?

R. Ah, nunca me acuerdo de que hay un bajista. Como no se le oye... Bueno, ahora en serio: lo sacó Ferro de un anuncio, tal cual. Se vino al local, tocamos unas pocas canciones y nos decidimos por él rápidamente, no hay más que verlo sobre un escenario para saber por qué.

P. Respecto a Abel, ¿no crees que desentona un guaperas en la batería con vosotros dos?

R. Totalmente, pero es que cuando hubo que cambiar de batería no había disponible ninguno feo, ni que tocara mal, ni que no fuera simpatiquísimo, así que nos tuvimos que quedar con él.

P. Por último, ¿Ladilla Rusa son vuestros enemigos?

R. No. Nuestros verdaderos enemigos, y esto hasta ahora no lo habíamos revelado, son Papa Roach y Papá Levante. Sobre todo estas últimas, que tenían un hit cuyo estribillo se paraba y luego seguía, y era un poco angustioso. Por otro lado no tenemos nada contra Papá Piquillo. Hay sitio en el mundo para ambos.

La ladilla, o piojo púbico, es una criatura pequeña, juguetona y difícil de erradicar. Anida en el vello genital y allí se esconde y prolifera. Monta su propia fiesta sin que nadie le haya invitado a la suya. Toma litronas de sangre de su huésped y provoca terroríficos picores, buena parte de ellos en la conciencia. Además, y para colmo, es un parásito muy sociable, siempre encantado de colonizar nuevas entrepiernas, y aprovecha cualquier frotamiento, cualquier contacto, para okupar un pisito nuevo, donde menos se la espera.

Música