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Alberto Corazón, artista y diseñador del logo de la ONCE, muere a los 79 años
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Alberto Corazón, artista y diseñador del logo de la ONCE, muere a los 79 años

Fue el creador de la modernidad y de la imagen de España a partir de los años 80 con el diseño de objetos como el teléfono DOMO y múltiples logos de infraestructuras e instituciones

Foto: Alberto Corazón. (EFE)
Alberto Corazón. (EFE)

El artista y diseñador gráfico Alberto Corazón ha muerto en Madrid a los 79 años. Creador de la modernidad para muchos —cuando España entró en Europa—, a él se le deben muchos diseños que se han quedado para siempre en nuestra retina, desde el teléfono Duomo, que sonaba mucho mejor al colgar con enfado que ahora un móvil; al logo de la ONCE y de instituciones como la Junta de Andalucía o del Ministerio de Sanidad. A Corazón, como a Cruz Novillo, se le debe la imagen del país tras la Transición. La imagen de los 80 que todos tenemos es su marca.

Nacido en Madrid en 1942, en plena posguerra, fue un innovador desde primera hora. Sobre todo porque en los años 70 aquello del diseño gráfico era algo de tipos demasiado modernos. Eran cosas de EEUU y Madison Avenue. Sin embargo, pronto empezó a participar en encuentros como la Bienal de Venecia junto al Equipo Crónica y a tomar relevancia dentro del arte conceptual, lo que le prepararía para ser uno de los diseñadores más demandados en la siguiente década.

placeholder El logo de la ONCE que creó Corazón.
El logo de la ONCE que creó Corazón.


Porque así como las leyes y las crónicas dan contexto a una época, la imagen es su otra mitad. Y ahí estaba Corazón, que diseñó los logos del Cercanías, de Paradores, de la Biblioteca Nacional o de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Las infraestructuras y la cultura, todo lo que estaba cambiando en este país grisáceo.

"En ese momento [la Transición] lo que sucede es que todo lo que es el cuerpo social se dispara porque, de repente, hay un proyecto"


"Yo he tenido la fortuna de vivir esos años, que significaban salir de una dictadura, pero una dictadura mediocre, gris, triste. Y, de repente, llega la Transición a la democracia. Y en ese momento lo que sucede es que todo lo que es el cuerpo social se dispara porque, de repente, hay un proyecto, una expectativa, la de ser una sociedad moderna, una sociedad libre y democrática. Y es en ese momento en el que, tanto en la industria como en el comercio, como en la industria cultural, se produce la efervescencia. Y ahí se recurre al diseño como herramienta que da cuerpo y consistencia a ese acceso a la modernidad", contaba hace unos años en una entrevista. Corazón, en sus entrevistas, era de charla distendida, hablaba de todo, de su obra, de lo que había sido en el tiempo pasado, de lo que era el presente, de lo que esperaba para el futuro (que era vivir el presente, siempre).

placeholder El logo de Cercanías.
El logo de Cercanías.

El diseñador recordaba cómo fueron las instituciones públicas las que se dieron cuenta de que ellas tenían que ser las primeras modernas de verdad. También porque era un país de 17 nuevas comunidades autónomas y algunas no tenían ni bandera ni nada. "Parte de las comunidades autónomas no existían, como La Rioja, que necesitan una identidad. La identidad es la palabra clave en toda la Transición. El franquismo había borrado todo, había inventado una historia de España que no tenía nada que ver con nada y, de repente, todo eso se viene abajo, se desmonta y se demanda la identidad, que es esencial al ser humano… Y, por ejemplo, los que vienen a mí son los de La Rioja que dicen, ahora somos una comunidad, no tenemos historia, pero necesitamos elementos de identidad que generen cohesión. Y así hubo que inventarse el símbolo, la bandera, todo", recordaba.

"La identidad es la palabra clave en toda la Transición. El franquismo había borrado todo, y, de repente, todo eso se viene abajo"

El asunto de las infraestructuras también fue importante. Según comentaba el diseñador, "en ese tiempo mejoró extraordinariamente la prestación en los transportes públicos, en el metro… Yo estuve con la empresa de autobuses, del metro, luego con Cercanías. [Mejoró] la ordenación, señalización y otros elementos añadidos en la red de hospitales públicos. Es decir, el diseño, como una herramienta de mejora de nuestra calidad de vida, tuvo una serie de oportunidades importantísima". De ahí llegaron todos los diseños que, en muchos casos, todavía se mantienen.

placeholder El logo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.
El logo de la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

Pese a que sus diseños están ligados a una época y a un contexto político, nunca quiso que le etiquetaran como el diseñador de la Transición. "La Transición tiene un contenido estrictamente político y en ese sentido como diseñador no tengo nada que decir. La Transición ha sido algo que ha adornado el paisaje, que nos ha servido durante un tiempo para llegar a acuerdos unos con otros y que lentamente empieza a mostrar todas las fisuras, los rotos…", afirmaba tiempo después. Y era muy tajante al respecto: "Espero que no me encuadren ahí. Y no me siento encuadrado para nada".

Profesionalización

Corazón defendió siempre el diseño como una profesión. Le daba rabia que cualquiera pudiera hacerse una tarjeta y decir que ya era diseñador gráfico. También le molestaba que, en los últimos tiempos, se le hubiera restado importancia. "El diseñador es un profesional que trabaja sobre la base del encargo. Y, desafortunadamente en estos momentos, ha desaparecido cualquier ambición desde el punto de vista empresarial, industrial… Hasta hace nada, algunos habíamos conseguido ser buenos sastres y de repente estamos todos en la retoucherie. Todo lo que nos piden es que hagamos remiendos, que sea rápido e indoloro y no costoso. Y da igual lo que hagas", decía también en 2013, cuando el país atravesaba una importante crisis económica y había dejado de invertir en estos asuntos de la imagen. Para él, el diseño de los logos había caído en el “me gusta”, “no me gusta”… mientras que él defendía que debía ser una una profesión ligada a la cultura del conocimiento. "O hay conocimiento o si no es una tontería".

placeholder Teléfono Domo.
Teléfono Domo.

Le dolía que se hubiera caído en la mediocridad. "Estamos asistiendo a su apoteósis", se lamentaba al ver que todo eran "razones de mercado".

Esta pasión por su profesión le valió el Premio Nacional del Diseño en 1989, además de otros galardones como la Medalla de Oro del American Institute of Graphic Arts. En el año 2000 fue reconocido por la revista 'El publicista' como el diseñador gráfico español más influyente. Estuvo presente en numerosas exposiciones antológicas organizadas por las instituciones, desde la SEACEX del Ministerio de Exteriores al IVAM de Valencia al Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, que le organizó la muestra “Alberto Corazón. Plaza Mayor y otros trabajos conceptuales de los 70”. Corazón no solo diseñó logos, sino también objetos, como el famoso teléfono Domo y mucha obra escultórica que hoy se puede ver en diversos museos españoles como el Reina Sofía de Madrid, el Bellas Artes de Bilbao o el IVAM de Valencia.

El artista y diseñador gráfico Alberto Corazón ha muerto en Madrid a los 79 años. Creador de la modernidad para muchos —cuando España entró en Europa—, a él se le deben muchos diseños que se han quedado para siempre en nuestra retina, desde el teléfono Duomo, que sonaba mucho mejor al colgar con enfado que ahora un móvil; al logo de la ONCE y de instituciones como la Junta de Andalucía o del Ministerio de Sanidad. A Corazón, como a Cruz Novillo, se le debe la imagen del país tras la Transición. La imagen de los 80 que todos tenemos es su marca.

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