Es noticia
James Nestor: "Respirar mal es como comer bollos toda la vida"
  1. Cultura
libros

James Nestor: "Respirar mal es como comer bollos toda la vida"

El periodista científico estadounidense publica en Planeta 'Respira: la nueva ciencia de un arte olvidado'

Foto: James Nestor
James Nestor

"Poesía para el pobre, poesía necesaria / como el pan de cada día, / como el aire que exigimos trece veces por minuto" (Gabriel Celaya). Probablemente no haya actividad fisiológica tan importante y tan desatendida como la respiración. Nuestros cuerpos se transforman cada 3,3 segundos, el tiempo que tardamos en inhalar y exhalar los miles de millones de moléculas que aspiramos con cada bocanada y que construyen nuestros huesos y nutren músculos, sangre, cerebros, órganos... sin que le prestemos la más mínima atención. Salvo cuando las cosas vienen mal dadas, cuando padecemos asma, ansiedad, insomnio, distintas clases de enfermedades inmunitaria, psoriasis o incluso cuando sufrimos algo tan banal como la congestión nasal. Y es que como resultado de un raro proceso de "desevolución" agravado con la Revolución Industrial, el 90% de los seres humanos respiramos de forma incorrecta. Respirar es un arte que los antiguos conocían y nosotros hemos olvidado.

Es lo que defiende el periodista científico estadounidense James Nestor en 'Respira: la nueva ciencia de un arte olvidado' (Planeta). Ojo, Nestor no se dedica a la autoayuda ni a la venta de crecepelos. Se trata de un profesional acreditado que escribe en Scientific American, The Atlantic o The New York Times que acaba de firmar un libro fascinante -traducido al español por Arnau Figueras-, de lectura ágil, casi hipnótica, y en el que fusiona con habilidad, investigaciones científicas, anécdotas personales, historia, humor y hasta viajes y gastronomía.

placeholder 'Respira'
'Respira'

PREGUNTA. Somos los peores respiradores del mundo animal, afirma. Pero también somos el animal con el cerebro comparativamente más grande y que necesita una enorme cantidad de oxígeno para funcionar. ¿Cómo es posible?

RESPUESTA. Somos los peores respiradores del reino animal desde hace unos cientos de años, nuestro desarrollo ha llevado a que nuestro cerebro crezca, y se nos ha aplanado la parte frontal del cráneo, y todo esto más o menos no era tampoco muy significativo hasta que llegó la industrialización. Podemos respirar, respiramos de manera disfuncional, podemos absorber oxígeno mediante esta respiración, pero esto no significa que estemos respirando de manera saludable, lo que estamos haciendo es compensar, simplemente absorbemos suficiente oxígeno para poder funcionar, pero esto no significa que lo hagamos de forma saludable.

Absorbemos suficiente oxígeno para funcionar, pero no de forma saludable

Y si puedo añadir algo más, para hacer un paralelismo entre respirar y comer, yo podría pasarme toda la vida comiendo galletas o bollos y esto me aportaría suficiente glucosa como para poder funcionar, para que mi cerebro pueda pensar, y yo pueda más o menos funcionar, pero esto no significa que esté comiendo de manera saludable. Lo mismo podemos decir de las enfermedades crónicas que existen hoy en día en países como Estados Unidos: obesidad, diabetes, etc, no es tanto el conseguir la energía, sino el cómo conseguimos esta energía.

P. Usted dice que la respiración del ser humano ha sufrido un proceso de involución o 'desevolución'. Pero la evolución no mejora “nada” en abstracto, sino aquello que sirve para adaptarse mejor a un medio concreto. ¿Y si nuestra “peor” respiración está por ello “mejor” adaptada a nuestro medio?

R. Realmente la evolución no es sinónimo de progreso y la evolución no significa en absoluto eso, evolución es sinónimo de cambio a lo largo del tiempo, podemos decir que los cambios más significativos han ocurrido en los últimos cientos de años y, por ejemplo, el que tengamos los dientes torcidos, no supone ninguna ventaja evolutiva. Actualmente tenemos un diez por ciento de diabetes en Estados Unidos, un diez por ciento de población con asma, cuarenta por ciento que sufre obesidad, sesenta por ciento que sufre sobrepeso y ninguno de estos aspectos son ventajas evolutivas. La evolución no tiene un objetivo concreto, no va hacia un lugar concreto, es cierto que interviene la selección natural, pero nuestra especie como seres humanos sigue existiendo porque somos capaces de reproducirnos, somos capaces de reproducirnos y por lo tanto permanecemos aquí, pero no somos ni mejores que antes, ni más rápidos que antes, ni más inteligentes que antes. Al contrario, ha habido un proceso de 'desevolución', y este término, es un término acuñado por Daniel Lieberman, que ha escrito y estudiado ampliamente este fenómeno.

placeholder James Nestor
James Nestor

P. Hace 150 años debido a los cambios en la alimentación comenzamos a respirar aún peor. ¿Qué pasó exactamente entonces?

R. Realmente durante la revolución industrial es cuando empezamos a procesar los alimentos, empezamos a consumir tanto harina, como azúcar, y todo tipo de productos de manera refinada y eso supone menos minerales, menos vitaminas, y luego por otro lado que sean alimentos blandos, entonces dejamos de masticar tanto como hacíamos en el pasado. El estrés, digamos a la hora de masticar, es fundamental en el desarrollo del ser humano desde la más tierra infancia, porque permite desarrollar todas las estructuras del cráneo, y si esto no se hace de manera suficiente acabamos teniendo una boca demasiado pequeña en la que los dientes se tuercen, y tenemos también unas vías respiratorias empequeñecidas y el paladar tampoco se desarrolla de manera adecuada. Yo soy un buen ejemplo, tengo el paladar en forma de “V” y como crecido hacia arriba, ocupando sitio en los senos nasales y esto hace que al final la estructura de la nariz no tenga suficiente espacio para desarrollarse. Y si nos fijamos en nuestros antepasados, en los cráneos que existen y en todos los estudios que se hacen actualmente, estos problemas no existían, ellos no tenían esa misma estructura que tenemos nosotros, hablando con una experta antropóloga que ha analizado cientos de cráneos, ella afirma que nunca ha visto ningún cráneo de cazador, por así decirlo, que tenga los dientes torcidos y, en cambio, hoy en día, el 90 % de la población tiene los dientes torcidos.

Ningún cráneo de cazador tiene los dientes torcidos y hoy el 90 % sí los tiene

P. Una de las primeras y más contundentes recomendaciones de su libro es “respira por la nariz, no respires por la boca. ¿Cuáles son las peores consecuencias de no seguir esta regla?

R. Bueno yo diría que principalmente si respiramos por la boca estamos más expuestos ante las infecciones respiratorias, también hace que no tomemos aire de la misma manera, es decir, si tomamos bocanadas entrecortadas y agitadas estamos mandándole un mensaje al cerebro como que estamos en peligro, y al mismo tiempo necesitamos respirar unas bocanadas mayores a través de la boca para poder tomar más aire y tampoco hay intercambio de gases, esto sería solo algunas de las cuestiones que puedo mencionar. También estaría el óxido nítrico, asunto que también es importante.

P. La respiración es un arte perdido, afirma, no sólo porque los antiguos respiraban mejor sino porque también le daban más importancia y escribían, por ejemplo, sobre ello. ¿Qué descubrieron sobre la sabiduría de la respiración?

R. Según los registros que tenemos del cráneo y de restos óseos, nuestros antepasados tenían los orificios nasales y la boca mucho más grandes, y por tanto había menos posibilidad de obstrucción, respiraban mejor que nosotros. Realmente para muchas culturas la respiración se consideraba una medicina, un medicamento, tanto para los chinos que escribieron muchísimos libros sobre ello, como los hindúes, etc., Y, al mismo tiempo se explicaba que si respiras por la boca te pueden pasar todo tipo de cosas horribles, y si respiras por la nariz te pueden pasar todo tipo de cosas buenas. Pero realmente no tenemos que depender de las experiencias subjetivas de otras personas, sobre lo que nos digan otros hoy en día, porque disponemos de máquinas e instrumentos maravillosos que nos permiten medir la respiración y ver todos los beneficios que tiene, tanto para nuestro cerebro, como para nuestro organismo respirar por la nariz. Realmente la respiración es muy fácil de medir y cualquier persona con dos o tres instrumentos básicos lo puede comprobar por sí misma.

P. Pongamos en práctica y ejercitemos una mejor respiración. ¿Cuáles serían los principales beneficios que empezaríamos a notar?

R. Bueno, no todas las personas son iguales y yo tampoco soy un médico que tenga una prescripción universal para curar todas las enfermedades respiratorias, pero lo que sí que está claro es que respirar por la nariz solo aporta beneficios, no tiene ningún tipo de efectos secundarios; si respiramos por la nariz, y respiramos de manera más pausada y de manera más ligera conseguimos aportarle más oxigeno a nuestro cerebro, conseguimos estar en un estado más calmado, y estamos enviando señales a nuestro cerebro que ayudan al pensamiento lógico, estamos estableciendo una conexión entre el córtex prefrontal y determinadas zonas de nuestro cerebro que manejan las emociones. Así que simplemente por resumirlo, funcionaremos de manera más eficiente, y a día de hoy esto es fundamental pues, ¿por qué vamos a querer malgastar energía, si podemos funcionar de manera más eficiente?

P. ¿Y cree que con la presidencia de Joe Biden, EEUU (y el mundo) respirará mejor?

R. ¡Biden seguramente sí, por supuesto! El mundo entero simplemente "ha dado un suspiro de alivio". Nuestra mente inconsciente controla gran parte de nuestra respiración. Si estamos estresados y ansiosos (como lo hemos estado muchos de nosotros en EEUU durante los últimos cuatro años), es mucho más probable que nuestra respiración esté estresada y ansiosa. "La mente controla el cuerpo, pero la respiración controla la mente", dijo el yogui BKS Iyengar.

"Poesía para el pobre, poesía necesaria / como el pan de cada día, / como el aire que exigimos trece veces por minuto" (Gabriel Celaya). Probablemente no haya actividad fisiológica tan importante y tan desatendida como la respiración. Nuestros cuerpos se transforman cada 3,3 segundos, el tiempo que tardamos en inhalar y exhalar los miles de millones de moléculas que aspiramos con cada bocanada y que construyen nuestros huesos y nutren músculos, sangre, cerebros, órganos... sin que le prestemos la más mínima atención. Salvo cuando las cosas vienen mal dadas, cuando padecemos asma, ansiedad, insomnio, distintas clases de enfermedades inmunitaria, psoriasis o incluso cuando sufrimos algo tan banal como la congestión nasal. Y es que como resultado de un raro proceso de "desevolución" agravado con la Revolución Industrial, el 90% de los seres humanos respiramos de forma incorrecta. Respirar es un arte que los antiguos conocían y nosotros hemos olvidado.