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Broadway en el Soho de Málaga: Antonio Banderas sabe mezclar amor, celos y baile
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'A CHORUS LINE' SE ESTRENA ESTE VIERNES

Broadway en el Soho de Málaga: Antonio Banderas sabe mezclar amor, celos y baile

'A Chorus line' se convierte en la primera obra producida por el teatro del actor malagueño. La representación irá luego a Bilbao, Barcelona y Madrid. Negocia ahora con Estados Unidos

Foto: Antonio Banderas, en el coloquio tras el estreno de 'A Chorus line' (EFE).
Antonio Banderas, en el coloquio tras el estreno de 'A Chorus line' (EFE).

Sarah toma pequeños sorbos de vino blanco, con la sonrisa del trabajo cumplido, en una barra del Soho de Málaga. Alemana, rubia de pelo corto, ojos claros. Va bien abrigada. Durante casi toda la obra, ha esperado a que el director contara con ella para el espectáculo. Con ese coreógrafo había tenido ‘algo’ en el pasado. Él pensaba que ella no encajaba en la función, que ya estaba en otra onda profesional, fuera de escena. Algo hizo ‘crack’ en Sarah Schielke, la actriz.

‘A Chorus line’ es una exigente obra de Broadway por la perfecta composición de elementos que necesita, un juego de amores, celos, dramas familiares contados en primera persona y chispas de humor de unos intérpretes que se creen lo que hacen. Y que muestran las decepciones y esas ilusiones, siempre inseguras, del actor que necesita abrazarse con el compañero. La necesidad del aplauso, del reconocimiento.

Foto: Antonio Banderas, esta mañana, en Málaga, durante la presentación de 'A Chorus Line' (REUTERS).

Antonio Banderas logrará en la obra que se estrena este viernes en el Teatro del Soho Caixabank que el público vibre con historias como la de la actriz Sarah, aunque crea que Sarah esté solo actuando y que no es verdad lo que le está pasando a su personaje. Porque Sarah montó con su pareja un bar (El MajareTa, en La Latina de Madrid), ha estado tres años retirada de las tablas, formó parte hace diez años del musical ‘Chicago’ y ha sido durante 17 años bailarina profesional.

Sarah insistió en que quería formar parte del elenco que estaba formando Banderas. El actor no lo veía claro. Y ya casi a punto de regresar a su ‘MajareTa’, recibió una llamada. “El papel es tuyo. ¡Enhorabuena!”. Sarah se abrazó a su pareja. Por fin volvía a la actuación, como Cassie Ferguson, el nombre de su personaje.

Un casting de 1.800 personas

Esta obra, de más de dos horas de duración, ofrece lecturas para distintos tipos de audiencia. Invita a la reflexión, no es todo sudor, baile y canto, sino que ahonda en las raíces de cada personaje para que nos identifiquemos con su vida, algo ya concebido por Michael Bennett en la obra original estrenada en Broadway en 1975 y se mantuvo 15 años en escena.

Se trata de un espectáculo en el que Banderas (Zach en la 'A Chorus line') ejerce como un director teatral que quiere montar su obra y exige un nivel altísimo porque para el Maestro no existe frontera entre el trabajo y su vida privada. Al casting se presentaron 1.800 personas, pero el intérprete malagueño no solo se quedó “con el mejor desde el punto de vista artístico”, sino que el lado humano lo valoró como un elemento indispensable para que el equipo funcionara.

Necesitaba que esa amistad de la ficción también fuera real, no que oliera a cartón/piedra. Ya lo consiguió en ‘El Camino de los Ingleses'

En 2005 también tuvo muy claro Banderas en ‘El Camino de los Ingleses’, la segunda película que dirigió (la primera que rodó en España) que el grupo de jóvenes actores con unos jovencísimos Raúl Arévalo, Mario Casas o Marta Nieto lograran hacerse primero amigos. Necesitaba que esa amistad de la ficción también fuera real, no que oliera a cartón/piedra. Lo consiguió en ‘El Camino…’ (con guion de Antonio Soler) y en ‘A Chorus line’ también se palpa esa complicidad.

Existe una pieza indispensable en esta obra con 26 intérpretes en escena: una gran orquesta de 20 músicos tocando directo, bajo la dirección musical de Arturo Díez Boscovich. Situados justo debajo del escenario, conjugan velocidad y el ‘tempo’ de cada canción. “Obra difícil de tocar, con metales [de Estados Unidos] que no se suelen tocar aquí”, asegura Díaz.

placeholder Vista esterior del Teatro del Soho Caixabank (EFE).
Vista esterior del Teatro del Soho Caixabank (EFE).

La exigencia física del elenco es tremenda. Una hora antes de empezar la función ya se entrenan con una tabla de abdominales. Llegan ya sudados al arranque de la obra, que empieza de una manera explosiva, sin transición.

Bilbao, Barcelona (teatro Tivoli), Madrid (estrenará un teatro, según Banderas) y en Estados Unidos (aún en negociación) esperan a ‘A Chorus line’ y sus historias verdaderas como la de Sarah Schielke, que consiguió lo que quería. Porque aquí se trata de ir cumpliendo sueños: estrenar un teatro, nuevos compañeros de trabajo… en la segunda parte de la vida.

Sarah toma pequeños sorbos de vino blanco, con la sonrisa del trabajo cumplido, en una barra del Soho de Málaga. Alemana, rubia de pelo corto, ojos claros. Va bien abrigada. Durante casi toda la obra, ha esperado a que el director contara con ella para el espectáculo. Con ese coreógrafo había tenido ‘algo’ en el pasado. Él pensaba que ella no encajaba en la función, que ya estaba en otra onda profesional, fuera de escena. Algo hizo ‘crack’ en Sarah Schielke, la actriz.

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