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El libro perdido sobre el narco gallego que no gustará ni a Feijóo ni a Curro Romero
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El libro perdido sobre el narco gallego que no gustará ni a Feijóo ni a Curro Romero

El periodista rescata su ensayo pionero sobre el narcotráfico en Galicia, publicado originalmente en 1991 y que se vendía en Amazon a más de 400 euros. Fariña antes de 'Fariña'

Foto: Droga incautada en Santo Domingo con destino a España. (EFE)
Droga incautada en Santo Domingo con destino a España. (EFE)

Pasaban cosas bien raras en la Villa y Corte en los años ochenta...

El empresario colombiano Jorge Luis Ochoa y su esposa se afincaron en Madrid en junio de 1984. Lo primero que hicieron fue comprarse un chalet despampanante en Pozuelo de Alarcón (a 9 kilómetros de Madrid): tenía piscina, pista de tenis y discoteca. Lo segundo, hacerse con varios Mercedes de gama alta. Y lo tercero, dar vueltas por la capital en busca de oportunidades de inversión.

Jorge Luis Ochoa llegó a Madrid bajo identidad falsa, pero su elevado tren de vida reflejaba sin mucho disimulo quién era en realidad: fundador y cerebro del Cartel de Medellín.

A Ochoa le salía el dinero por las orejas en Madrid, y al poco tiempo se compró un piso de lujo junto al Paseo de la Castellana. También se compró toros, muchos toros… "Su afición a la tauromaquia y a la ganadería selecta conectó a Jorge Luis con importantes apellidos como los Domecq, los Dominguín o el torero Curro Romero. A los primeros, Jorge Luis Ochoa les compró ciento veintiocho toros de lidia y varios sementales que introdujo de contrabando en Colombia. Curro Romero le sirvió de asesor en varias ocasiones para comprar toros y caballos en Andalucía y para organizar corridas en Colombia", cuenta el periodista Perfecto Conde (Lugo, 1943) en 'La conexión gallega' (Foca, 2018), libro pionero sobre el narcotráfico gallego, publicado originalmente en 1991, descatalogado y de culto (se vendía en Amazon a más de 400 euros) y que Foca recupera ahora al calor del 'boom' 'Fariña'.

placeholder Portada del libro.
Portada del libro.

Jorge Luis Ochoa no fue el único narco colombiano a cuerpo de rey en el Madrid de 1984. Gilberto Rodríguez Orejuela, capo del Cartel de Cali, vivió con su mujer en un piso de lujo en el barrio de Salamanca, y se compró otras dos casas más, y varios Mercedes y BMW de alta cilindrada. Ochoa y Rodríguez Orejuela eran amigos. Los dos matrimonios lo pasaron en grande en Madrid, pero en noviembre de ese año fueron detenidos en una operación en la que colaboró la DEA. Acabaron en la cárcel de Carabanchel, donde hicieron buenas migas con un narco gallego llamado Sito Miñanco. Como sabrán todos los que hayan visto 'Fariña' en la tele, en Carabanchel se montó una singular sinergia empresarial entre traficantes colombianos y gallegos.

Todo esto y mucho más se encuentra en las páginas del imprescindible 'La conexión gallega'. Hablamos vía telefónica con Perfecto Conde, de 75 años, un histórico del periodismo gallego, primer corresponsal de 'El País' en Galicia y antiguo jefe de investigación de 'Interviú'.

PREGUNTA. ¿Era delicado cubrir estos asuntos en los ochenta? ¿Había mucho macarreo?

RESPUESTA. Había menos macarreo del que hay ahora. Se venía del contrabando de tabaco, un mundo con personajes y circunstancias que conservaban cierto romanticismo, como Terito [Vicente Otero] y Ligero [Manuel Díaz González], que no eran violentos. Ligero tenía algo de Dick Turpin, de hombre que beneficiaba a los menos favorecidos: en los años difíciles, cuando la penicilina se vendía de contrabando a precios especulativos prohibitivos, Ligero regalaba penicilina a todo aquel que la necesitara. Ese mundo del contrabando de tabaco, que desgraciadamente cambió mucho, no generaba ni riesgos ni peligros. No era el paraíso, pero era gente con la que se podía hablar.

P. La coca mató al romanticismo…

El narco gallego fue consciente de que extender la violencia fuera de su círculo podía ser su condena de muerte

R. Cuando llegó el hachís y la cocaína, empezaron los problemas más serios, aunque a principios de los noventa, cuando Garzón activó la operación Nécora, los narcos aún no eran muy peligrosos: nunca recibí amenazas graves, siempre hice vida normal, sin ningún tipo de seguridad. Ahora es diferente. Empezó lo que yo llamó la violencia interna: una veintena de muertos, siempre en ajustes de cuentas, porque violencia externa —como en Colombia o Sicilia— no hubo nunca afortunadamente. Nunca hubo atentados contra la policía, los jueces o los periodistas que investigamos el tema, quizá porque, en esta parte del sur de Europa, el mundo de la economía sumergida fue consciente de que extender la violencia fuera de su círculo podía ser su condena de muerte. Les caería encima todo el peso de la ley y se les complicaría mucho la vida.

P. Una subtrama importante transcurre en Madrid, donde se afincaron dos de los mayores narcotraficantes del mundo. Pero claro: recluirte en la periferia (como Galicia, donde había otros narcos internacionales) era más discreto que hacerlo en Madrid...

Madrid funcionó como gran embajada de la economía sumergida gallega

R. En efecto, ese es un dato importante: dos personajes claves del narcotráfico colombiano —Gilberto Rodríguez Orejuela y uno de los hermanos Ochoa— se refugian en Madrid con documentación falsa, porque la escalada de violencia en Colombia se les ha ido de las manos —tras el asesinato del ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla—. Pero en Madrid se dedicaron a comprar grandes chalets en urbanizaciones de lujo y coches de gran cilindrada; es decir, que vivían como ricos… hasta que fueron detenidos. EEUU y Colombia pidieron la extradición, pero mientras EEUU les acusaba de narcotráfico, Colombia les acusaba de contrabando de toros de lidia. Así que los capos hicieron todo lo posible para evitar la extradición a EEUU, contrataron a los mejores abogados españoles, y acabaron siendo extraditados a Colombia, donde fueron liberados a los pocos meses.

P. Entre medias se produjo una paradoja carcelaria clásica: lejos de marchitarse, el negocio se dinamizó entre rejas, al surgir nuevas alianzas, tras coincidir en Carabanchel los capos colombianos con Sito Miñanco.

R. Tuvieron mucho tiempo para pensar en las horas muertas en el patio de Carabanchel: tácticas, estrategias, programas. Fue el momento en el que la conexión Colombia-Galicia acabó siendo el principal puente del narcotráfico entre América y Europa, o Galicia como la puerta de entrada de la cocaína al continente…

Antes hablabas de la subtrama madrileña, y está bien dicho: los gallegos somos un pueblo emigrante, yo mismo fui periodista en Madrid durante veinte años. Pues bien: los narcos gallegos hicieron algo parecido, irse a Madrid, donde montaban bares y restaurantes, establecían relaciones, Madrid funcionó como gran embajada de la economía sumergida gallega.

Unas fotos muy polémicas

El libro de Perfecto Conde se publicó en 1991. Hay un capítulo dedicado al narco Marcial Dorado, que actualmente lleva nueve años en prisión cumpliendo una doble condena: 10 años por narcotráfico y seis por blanqueo de capitales. Conde aporta todo tipo de detalles sobre los negocios de Dorado en los ochenta, que no eran precisamente secretos. El narco, por ejemplo, tuvo el teléfono pinchado por la Policía Judicial en 1983, y en 1990 fue detenido en la operación Nécora.

Conde perfila así a Marcial Dorado: "Es sin duda el más característico 'self made man' que ha dado Galicia en las últimas décadas. El contrabandista que se hizo a sí mismo a gusto de sus ambiciones y a la medida exacta de sus capacidades, que son muchas".

Las célebres fotos de Alberto Núñez Feijóo —actual presidente de la Xunta— en el yate de Marcial Dorado son de mitad de los noventa. El político del PP, que entonces era el número 2 de Sanidad de la Xunta, sigue insistiendo —Jordi Évole le entrevistó en 'Salvados' hace pocos meses— en que no sabía a qué se dedicaba Marcial Dorado cuando se fue con él de vacaciones (en varias ocasiones: Canarias, Ibiza, Picos de Europa y Cascais —Portugal—). Como le recordó Évole a Feijóo, 'La Voz de Galicia', 'El País', 'ABC' o 'La Vanguardia' publicaron decenas de informaciones sobre los negocios de Dorado antes de que se convirtiera en su amigo estival.

P. ¿Son inverosímiles las explicaciones de Feijóo?

R. No sé si son inverosímiles, pero desde luego son bastante difíciles de creer. Esa famosa excursión marítima —y otros viajes con Marcial Dorado, porque hubo más— ocurren cuando ya se habían publicado muchos artículos y reportajes sobre las actividades de Dorado y otros narcos, incluidos los que escribí yo en 'Interviú'. Podría ser que Feijóo no leyera nada de aquello, o que no se enterara, pero oye, alguien debió comentarlo algo alguna vez, ¿no? Su teoría se sostiene con mucha dificultad.

P. Manuel Cruz es otro personaje clave en esta historia: era al mismo tiempo testaferro de Marcial Dorado y, ¡ay!, chófer de José Manuel Romay Beccaría, entonces, superior de Feijóo en la consejería de Sanidad de la Xunta; más tarde, ministro de Sanidad en la primera legislatura de Aznar; y hoy día, presidente del Consejo de Estado...

Las explicaciones de Feijóo son bastante difíciles de creer

R. Sí. Manuel Cruz fue el hombre que presentó a Feijóo y Dorado. Manuel Cruz, por cierto, falleció en un accidente de tráfico sospechoso.

P. Visto con perspectiva histórica resulta difícil de asimilar que las fronteras entre el narcotráfico y la política institucional fueran tan difusas...

R. Sí, parece más una novela negra que la realidad, pero ya sabemos que la realidad supera muchas veces a la imaginación. Pasaron muchas cosas raras que dan que pensar. Y luego hay hechos probados. En la época del contrabando de tabaco, las relaciones políticas del narco eran directas: principalmente con la derecha, pero también con la izquierda, o al menos, con la socialdemocracia. El famoso Ligero llegó a ser vicepresidente de la Diputación de Pontevedra. Terito fue un militante importantísimo de Alianza Popular y amigo personal de Manuel Fraga Iribarne. También hubo cargos municipales y diputados del PSOE relacionados con el mundo del tabaco.

P. Vista 'Fariña', es normal que Sito Miñanco sea el rey de la serie, dado el carisma del personaje, ¿no?

R. Sí, Sito es un personaje cinematográfico. Si fuera estadounidense, Hollywood hubiera rodado una superproducción sobre su vida hace muchos años. Es una mezcla de muchas cosas, porque tiene algo de hombre del pueblo —como Terito—, protector, benefactor. La suya es una vida paralela a la de Pablo Escobar, con la feliz diferencia de que Sito no mató nunca a nadie, que se sepa, ni fue una persona especialmente violenta, mientras que Escobar cargó con muchísimos muertos en su conciencia. Pero el paralelismo es claro. Diría que hay incluso cierta fascinación e imitación de Sito hacia Escobar, que se traduce en su forma de vestir y comportarse, o en su modo de proteger el fútbol con su presidencia del equipo de su pueblo, Cambados, al que llevó de gira por Colombia y Panamá. Sito es un personaje perfectamente válido para la literatura.

La conexión 'weah'

En 'La conexión gallega' también hay sitio para un personaje menor, pero irresistiblemente costumbrista: Telmo Domínguez, ejemplo de qué ocurre cuando empieza a entrar un dineral descomunal en los bajos fondos.

"Telmo Domínguez representa una especie muy particular de 'self-made man' a la gallega que empezó de camarero y acabó de rutilante empresario de la diversión nocturna en una ciudad, Vigo, en la que corre a espuertas el dinero negro generado por la economía sumergida del contrabando de tabaco y el tráfico de drogas. En la década de los setenta probó suerte como cantante e hizo amistades con personajes de la época, como la hermana del anterior jefe del Estado, Pilar Franco, y llegó a formar parte del aparato regional del partido que lideraba Adolfo Suárez, la UCD. Tardó poco en demostrar sus dotes de mánager avispado abriendo en Vigo la sala de fiestas Telmo´s —en la práctica, solo una lonja de prostitución— que llegó a ser muy frecuentada por algunos prohombres de la política gallega, empresarios y protagonistas del 'business' contrabandístico y narcotraficantes de la provincia de Pontevedra", escribe Perfecto Conde.

placeholder Ciciolina y Telmo Domínguez (archivo P. Conde)
Ciciolina y Telmo Domínguez (archivo P. Conde)

He aquí el fascinante retrato de una época en la que los bajos fondos se mezclaban con las clases pudientes, y en la que política, las farras, las drogas y lo bizarro formaban una argamasa confusa:

"Telmo tenía una notable habilidad para ciertos negocios y poseía una marcada vocación de relaciones públicas, su estampa apareció mil veces en las páginas del 'Faro de Vigo' al lado de personajes públicos del deporte, como el presidente del Real Madrid, Ramón Mendoza, o de estrellas de la farándula y de la pornografía como la eurodiputada italiana Ciciolina, que actuó en el local nocturno de Telmo Domínguez en noviembre de 1987. Es, por decirlo así, un empedernido coleccionista de amistades de renombre, entre las que figura una frecuente relación con el cantante Julio Iglesias y con su padre, el médico Julio Iglesias Puga, a los que el empresario vigués suele visitar en Miami cargado de exquisitos frutos de la tierra gallega, como mariscos y vinos, llevados para los Iglesias", narra Conde. O la fraternal hermandad entre exiliados gallegos...

placeholder Julio Iglesias y Telmo Domínguez en un restaurante de la ría de Vigo (archivo P. Conde)
Julio Iglesias y Telmo Domínguez en un restaurante de la ría de Vigo (archivo P. Conde)

Telmo Domínguez y Perfecto Conde protagonizaron un duelo de titanes que merecería un pequeño hueco en una Historia del Periodismo Español. Conde le pidió una entrevista para preguntarle por un asunto turbio y Domínguez le dijo que sí. "Como siempre, fue generoso y le echó de comer al periodista en el restaurante Mosquito, centolla incluida, en un almuerzo que parecía que no iba a terminar nunca por la 'civilizada' tensión que lo presidió. Fernando Abizanda, redactor gráfico de 'Interviú', estuvo presente y me comentó luego que no sabía bien si aquella conversación correspondía a la que pudieran sostener dos viejos amigos o dos enemigos… El albariño Fillaboa que bebíamos invitaba desde luego al diálogo relajado, animando los sentimientos de camaradería, pero Telmo sabía que yo no estaba alternando con él para brindarle una retahíla de beneplácitos. Cuando terminamos el postre y ambos teníamos ya un Chivas en la mano, nos sometimos a un verdadero tercer grado para los dos", escribe Conde, que activó entonces un espectacular arsenal de preguntas incómodas:

"¿Es cierto que usted contrató a dos personas para matar a los cinco hermanos Mata Redoli?

¿Ofreció diez millones de pesetas para este supuesto trabajo asesino?

¿Es cierto que entregó dos millones de pesetas a Carlos Giráldez para que le trajera cocaína de Buenos Aires?".

Etc., etc., etc.

Con el Chivas en la mano.

En efecto, el periodismo ya no es lo que era.

'La Voz de Galicia' publicó una noticia sobre la caída en desgracia de Telmo en 2008: "'Gana la partida al placer'. Ese es el eslogan del club de Telmo Domínguez. Pero el hedonismo lo ha llevado a la perdición y ha terminado en la cárcel. El juez lo ha enviado a prisión después de que la policía comprobase que su club era un supermercado de la droga con las estanterías bien abastecidas. Los agentes hallaron 650 dosis de cocaína y 366 de heroína". Fue condenado a varios años de cárcel.

P. El capítulo dedicado a Telmo Domínguez es de traca.

R. Este hombre tenía un local de hostelería en Vigo… Bueno, más que un local de hostelería, un puticlub. Llegó a tener relaciones con parte de la buena sociedad de Vigo, con policías, con altos cargos, contaba con cierta protección, con caché de ciudadano ilustre, era una mezcla de pícaro y otras cosas. Otro gallego cinematográfico.

Pasaban cosas bien raras en la Villa y Corte en los años ochenta...

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