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La televisión pública necesita el cine español
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La televisión pública necesita el cine español

El cine español independiente de Mediaset y Atresmedia tiene que competir con ellos y con los estudios americanos. De aquí el importante papel que deben cumplir las televisiones públicas

Foto: Vista del 'Pirulí'. (Gregorio Puga Bailón)
Vista del 'Pirulí'. (Gregorio Puga Bailón)

De unos años a esta parte el cine ha recuperado espectadores, en España y en todo el mundo. Además, en nuestro país, la producción nacional ha crecido en la preferencia de la gente y eso es bueno para todos. Sin duda, que las televisiones privadas hayan 'descubierto' que su obligación con el cine puede convertirse en un gran negocio, en una buena inyección de beneficios a su ya exitosa cuenta de resultados, está detrás de ese buen momento del cine que hacemos, en lo que se refiere a cuota de mercado.

Mediaset y Atresmedia defienden las películas en las que participan con unas herramientas que están solo a su propio alcance. La promoción que realizan es parte de su éxito. Emplean muy bien sus armas. El cine español independiente de los citados grupos tiene que competir no solo con ellos, sino también con las maquinarias de promoción de los estudios americanos. De aquí el importante papel que deberían cumplir las televisiones públicas.

Foto: Santiago Segura recibe en 2014 de manos de Ignacio González el Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid. (EFE)

Son muchos los aspectos a mejorar por nuestras nuestras televisiones públicas, tanto en TVE como en todas las financiadas con dinero del Estado, en lo que se refiere a las relaciones con el cine español. Para ello habría que consolidar de una vez por todas un modelo de financiación que no deje a la arbitrariedad del gobierno de turno la viabilidad de nuestra televisión. Bien con la partida necesaria en los Presupuestos Generales del Estado, bien a través de un canon a los usuarios (como en el Reino Unido) o permitiendo la emisión de publicidad en sus diferentes canales. Quizás deban los canales públicos, al igual igual que los privados, involucrarse más en el desarrollo, producción y marketing de los filmes en que participan, trabajar con los productores en los productos donde invierten su dinero. Con una colaboración constructiva y leal, donde no existan intereses bastardos y solo se persiga hacer buen cine.

Sin complejos

Debemos exigir a las emisoras públicas que se sacudan los complejos y devuelvan al cine al menos parte de lo mucho que éste viene dando al medio desde el inicio de la televisión. No sólo por gratitud y justa correspondencia, no sólo por el propio interés de evitar el debilitamiento de un contenido 'premium' que les conviene, sino especialmente porque deberían sentir la obligación de que los ciudadanos sean más sensibles y educados. Deberían las televisiones públicas no quedarse solo con televidentes adocenados y atontados por programas de entretenimiento (maravillosamente bien hechos muchos de ellos). El cine ofrece mucho más. El cine no solo entretiene, sino que enseña, sensibiliza, educa, enriquece. No podemos conformarnos con jóvenes incapaces de valorar una buena película, de seguir con atención una historia mínimamente compleja, que no pueden siquiera aguantar sentados la hora y media que dura. Jóvenes acostumbrados y viciados por los mecanismos, breves formatos y limitaciones de pequeñas pantallas en las que debería ser casi un delito ver cine, y que tampoco lo hacen porque las películas les resultan demasiado largas.

Las televisiones públicas son la gran herramienta de los Estados para ayudar a los ciudadanos a ser mejores, más cívicos y cultivados

Hay que tomarse de una vez en serio el tema del cine en las escuelas -bien por la Academia de Cine en las jornadas recientemente organizadas al respecto-aprovechar su gran capacidad para transmitir conocimientos, enseñanzas y valores. Pero también hay que hacer algo más desde las televisiones públicas, que es la gran herramienta en manos de los Estados no sólo para filtrar propaganda política, sino muy especialmente para ayudar a los ciudadanos a ser mejores, más cívicos, más cultivados, más preparados para disfrutar el arte, la cultura, el cine.

Y cómo pueden las televisiones públicas mejorar la vida de los ciudadanos. De muchas maneras, ahí está la BBC para que tomemos nota. Por ejemplo, programando buenas películas, de las que hacen afición. Produciendo espacios atractivos de cine para emitir en sus mejores franjas. Dedicando generosamente tiempo de sus informativos a comentar el cine que se hace en el mundo y las películas en cartelera.

Las cadenas públicas emiten programas como 'Días de Cine', todo un goce cinéfilo, aunque quizás algo elitista, poco idóneo para ganar nuevos públicos. Valdría la pena que en todas se hiciesen espacios más abiertos, para sus primeros canales, en los que los trailers de las distribuidoras tuviesen gran protagonismo.

Hoy por hoy, la mayoría de los canales públicos son sin duda los que más contribuyen a hacer películas en nuestro país y los que más títulos emiten. Tienen nuestras televisiones públicas la oportunidad y casi la obligación de enarbolar con orgullo la bandera del Séptimo Arte, sacar pecho y convertirlo en una de sus señas de identidad.

Continuará...

De unos años a esta parte el cine ha recuperado espectadores, en España y en todo el mundo. Además, en nuestro país, la producción nacional ha crecido en la preferencia de la gente y eso es bueno para todos. Sin duda, que las televisiones privadas hayan 'descubierto' que su obligación con el cine puede convertirse en un gran negocio, en una buena inyección de beneficios a su ya exitosa cuenta de resultados, está detrás de ese buen momento del cine que hacemos, en lo que se refiere a cuota de mercado.

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