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Muere Marc Riboud, el fotógrafo que retrató la paz con una flor frente a un fusil
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a los 93 años

Muere Marc Riboud, el fotógrafo que retrató la paz con una flor frente a un fusil

El fotógrafo francés conocido por la icónica foto pacifista que tomó en una manifestación frente al Pentágono contra la Guerra de Vietnam murió ayer a los 93 años

Foto: Marc Riboud en una exposición en Alemania en 2009 (Efe)
Marc Riboud en una exposición en Alemania en 2009 (Efe)

"Ver es el paraíso del alma". Con esta cita, acompañada de una imagen del fotógrafo con la cámara en las manos, el entorno de Marc Riboud ha informado en su página web que el fotógrafo francés murió ayer a los 93 años de edad. Conocido mundialmente por imágenes como la de la chica con una flor delante de unos fusiles en Washington o la del pintor de la torre Eiffel, Riboud fue también presidente de la Agencia Magnum y un defensor de la fotografía humanista y comprometida.

Alain Genestar, director de la revista 'Polka Magazine', de la que Riboud fue uno de sus padrinos, lo calificó de "fotógrafo paseante" y explicó en la emisora 'France Info' que la fotografía del pintor de la torre Eiffel de 1953 que lo hizo conocido internacionalmente la consiguió pese a que ese día sólo se llevó un carrete de una docena de fotos.

El otro gran icono de su obra lo hizo en octubre de 1967 en Washington, en una manifestación contra la guerra de Vietnam, al captar a una joven que con una flor delante de la cara se plantó frente a los fusiles con bayonetas de la fuerza pública. Ella era Jan Rose Kasmir, un joven de apenas 17 años que estudiaba secundaria en un instituto de Maryland. Optó por dialogar y entregar un flor a los soldados cargados con bayonetas y esa imagen se convirtió en un símbolo del pacifismo.

La fotografía no puede cambiar el mundo, pero sí mostrarnos su crudeza

Riboud recordó en múltiples ocasiones que, mientras cubría esa manifestación frente al Pentágono a la que acudieron unas 100.000 personas, se fijo en aquella muchacha capaz de acercarse con un crisantemo en la mano a escasos centímetros de los 2.500 soldados armados que protegían la sede de la policía militar estadounidense. "Tuve la impresión de que los soldados le tenían más miedo a la chica que ella a las bayonetas", aseguró el fotógrafo.

Riboud había nacido en Lyon en el seno de una familia burguesa en 1923 y tomó sus primeras fotografías en la Exposición Universal de París de 1937 con una cámara Vest-Pocket que le había regalado su padre al cumplir 14 años. Iba para ingeniero, pero la fotografía se cruzó en su camino cuando su padre le dio esa cámara y le dijo. "si no sabes hablar, quizás sepas mirar". En 1944 participó en las luchas de la resistencia francesa contra la ocupación del país por la Alemania nazi y al año siguiente inició estudios de ingeniería en Lyon, aunque a comienzos de los años 1950 dejó esa profesión para consagrarse a la fotografía.

Fue entonces cuando entró en la agencia Magnum (1953-1979) -de la que llegó a ser presidente- de la mano de Henri Cartier-Bresson y de Robert Capa, que en su primera misión lo envió a Londres. En los años siguientes pasó largas temporadas en Asia: fue por carretera a la India en 1955, pasando por Oriente Medio y Afganistán, y de ahí saltó a China dos años después, convirtiéndose en uno de los pocos fotógrafos que obtuvo un permiso para trabajar en la China del maoismo

Jan Rose Kasmir y Riboud se volvieron a encontrar en febrero de 2003 en una manifestación contra la Guerra de Irak en Londres. Ella portaba en sus manos la foto que le había tomado el francés. Él volvió a fotografiarla.

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Tras una estancia de tres meses en la Unión Soviética en 1960, cubrió en los años siguientes las independencias de Argelia y de muchos países del África negra, y a finales de ese año fue uno de los pocos fotógrafos occidentales que consiguieron entrar en el norte de Vietnam en pleno conflicto. Y, de nuevo, la foto de la chica con la flor ante los fusiles fue la que le abrió la puerta del régimen comunista.

No sería la última vez que sus destinos se encontraran. Jan Rose Kasmir (que en los años hippies se enganchó a las drogas, después estudió fisioterapia y vive en Dinamarca) y Riboud se toparon en los años ochenta cuando la joven vio por primera vez la fotografía y, por fin, se volvieron a encontrar en febrero de 2003 en una manifestación contra la Guerra de Irak en Londres. Ella portaba en sus manos la foto que le había tomado el francés en los años sesenta. Él volvió a fotografiarla.

"Nunca me di cuenta de que estaba en peligro", contó años después en 'The Guardian'. "Si nos fijamos en la cara, estoy muy triste: en ese momento me di cuenta de lo jóvenes que eran esos chicos. No eran más que otras víctimas de la máquina de la guerra como cualquier otra persona. Cuando vi la imagen exhibida por primera vez, muchos años después, se me cayeron las lágrimas porque sentí de nuevo esa abrumadora tristeza". Porque, como dijo Riboud, "la fotografía no puede cambiar el mundo, pero sí mostrarnos su crudeza".

"Ver es el paraíso del alma". Con esta cita, acompañada de una imagen del fotógrafo con la cámara en las manos, el entorno de Marc Riboud ha informado en su página web que el fotógrafo francés murió ayer a los 93 años de edad. Conocido mundialmente por imágenes como la de la chica con una flor delante de unos fusiles en Washington o la del pintor de la torre Eiffel, Riboud fue también presidente de la Agencia Magnum y un defensor de la fotografía humanista y comprometida.

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