El primer astronauta de la historia que viajó al inconsciente

Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad. O el día en que un astronauta pisó por primera vez... el inconsciente. Hace medio siglo, el escritor James G. Ballard (Shanghái, 1930-Londres, 2009) cambió para siempre la historia de la ciencia ficción al declarar la muerte del "espacio exterior" y el nacimiento del "espacio interior". "Los mayores adelantos del futuro inmediato no tendrán lugar en la Luna ni en Marte, sino en la Tierra, y es el espacio interior, no el exterior, el que ha de explorarse. El único planeta verdaderamente extraño es la Tierra", escribió Ballard en 1962 en New Worlds.Cuatro años después de su muerte, llega por fin a España el libro que quizás refleja mejor la ruptura histórica propuesta por Ballard: susCuentos completos,

La llegada de este volumen, que RBA lanzará el próximo jueves tras unos cuantos años de traducciones y preparativos,sólo puede calificarse de acontecimiento editorial. Una biblia de la cienciaficción que pesa 1,5 kilos, tiene 1.400 páginas e incluye 98 cuentos, cuatro de ellos inéditos en español. Relatos escritos entre 1956 y 1992, pero cuya lectura sigue provocando una extrañeza blindada a la erosión del tiempo. No importa cuántas veces lea uno sus ficciones porque, deentre todos los escritores clásicos del siglo XX, Ballard sigue siendo uno de los más extraños, desconcertantes e imaginativos.

Pasada la mitad del siglo XX, el escritor británico se dio cuenta de que la ciencia ficción literaria había llegado a un callejón sin salida debido a su obsesión por el espacio exterior. "La ciencia ficción debería olvidarse del espacio, los viajes interestelares, las formas de vida extraterrestre y las guerras galácticas" para retomar su función de"intérprete del futuro mediante la imaginación", escribió Ballard en 1962, en un texto recopilado en Guía del usuario para el nuevo milenio(Minotauro, 2002).

La ciencia ficción no debía viajar al espacio exterior, sino explorar un territorio mucho más perturbador: el inconsciente humano

Para conocer el futuro no había que viajar muy lejos,el futuro ya estaba aquí,bastaba con descifrar el presente. La próxima misión espacial no debería partir hacia la Luna, sino explorarun territorio mucho más perturbador: el inconsciente. Un cohete para viajar... a la psique humana.Era la hora del "espacio interior", territorio que Ballard explicó con una anécdota sobre una de sus mayores influencias artísticas: el pintor Salvador Dalí:

"Me acuerdo del traje de buceo que usó Salvador Dalí para dar una conferencia hace algunos años en Londres. El técnico que lo acompañó para supervisar el traje le preguntó a Dalí a qué profundidad se proponía descender. El maestro exclamó con un ademán triunfal: ¡Al inconsciente!', a lo que el técnico respondió sabiamente: 'Me temo que no solemos bajar tanto'. Cinco minutos más tarde, como era de esperar, Dalí casi se asfixió dentro del casco... ¡Es ese traje espacial interior el que falta todavía, y es responsabilidad de la ciencia ficción confeccionarlo!", explicó Ballard, autoproclamándose así el primer astronauta de la historia dispuesto a aterrizar en el inconsciente.

La fuerza de las ideas

En su encendida defensa de las posibilidades de la ciencia ficción, Ballard alegóque el género había "intentado dar respuesta a los acontecimientos más significativos de nuestra época -la amenaza de una guerra nuclear, la explosión demográfica, la revolución informática, las posibilidades y los abusos de la ciencia médica, los peligros ecológicos del planeta, la sociedad de consumo en cuanto tirano benigno". Temas que obsesionaron al hombre del siglo XX, pero que fueronmás bien ignorados por la literatura dominante, centrada en el ensimismamiento de lo íntimo. "La ciencia ficción es la ficción más importante que se ha escrito en los últimos cien años. La compasión, lucidez y visión de H. G. Wells y de sus sucesores, y en especial la comprensión de la verdadera identidad del siglo XX, empequeñecen las fantasías de aislamiento e introversión de James Joyce, Eliot y los escritores del movimiento moderno", escribió en 1971.

La literatura de Ballard, por tanto, era una literatura de ideas. El escritorsituó sus ficciones en un presente que basculaba entre la catástrofe ecológica y las perversas respuestas humanas a los avances tecnológicos. Unpanorama desolador, en efecto, sólo que no había malo en todo ello. Sus protagonistas sólo conseguían salir de su alienante letargo vital cuando eran sacudidos por crisis (ecológicas, sociales y personales) de alto voltaje.

A nivel formal, esto se plasmó en unos cuentos que más que contar historias narraban situaciones o estados mentales. Con el paso de los años, Ballard evolucionó hacia un estilo algo más convencional, pero siempre más interesado en desarrollar ideas que tramas. Por eso, algunos de sus relatos más célebres tienen la apariencia de informes de un oscuro ministerio.

Un ejemplotípico de esta literatura de ideas sería el relato El parque temático más grande del mundo, donde Ballard analiza, con lenguaje clínico, una supuesta rebelión de turistas a nivel europeo. Imagina qué pasaría si los bañistas extranjeros (alemanes, ingleses) del Mediterráneo se negaran a incorporarse a sus puestos de trabajo en septiembre y se hicieran fuertes en las playas de España e Italia. La madre de todas lasrevueltas en bañador... Situación característica del último Ballard, que en susaños finalesse dedicó a visualizar bizarras insurrecciones de una clase mediaincapaz de seguir el ritmo de la sociedad de consumo sin que se le cruce un cable.

Cuentos completos se publicó por primera vez en 2001 enReino Unido. J.G.Ballard escribió una introducción que recupera ahora la edición española. Sus palabras nos sirven de remate:

1) "Cuando empecé a escribir los cuentos eran inmensamente populares, y algunos diarios publicaban uno nuevo cada día. Por desgracia, creo que la gente de nuestra época ha perdido LAcapacidad de leer cuentos, lo cual quizá sea una reacción a las largas y prolijas historias de los seriales de televisión. Los escritores jóvenes —también yo mismo— siempre han considerado sus primeras novelas como una especie de prueba de virilidad; sin embargo, un gran número de las que se publican actualmente habrían sido mejores si se las hubiese reformulado como cuentos. Es interesante que haya muchos cuentos perfectos, pero no novelas perfectas".

2) "El cuento sobrevive, especialmente en la ciencia ficción, que sabe sacarle el máximo partido a su proximidad al cuento popular y a la parábola. Muchos de los relatos de esta recopilación se publicaron por primera vez en revistas de ciencia ficción, aunque los lectores de entonces se quejaban vigorosamente de que no eran ciencia ficción en absoluto. Pero yo estaba interesado en el futuro real, que podía ver cada vez más cerca, y no tanto en ese futuro inventado que prefería la ciencia ficción. Huelga decir que el futuro es una zona peligrosa, plagada de minas y con cierta tendencia a revolverse y morderte los talones".