Es noticia
La literatura que vomita
  1. Cultura
drogas, sexo, aburrimiento y mucha poesía

La literatura que vomita

Primera antología que se publica en el mundo acerca de la nueva generación norteamericana de escritores que revolucionan el panorama de las letras

Foto: Megan Boyle, Tao Lin y Luna Miguel. (Luna Miguel)
Megan Boyle, Tao Lin y Luna Miguel. (Luna Miguel)

Hablemos de nueva literatura, de juventud y de decepción, en mayúsculas: “No entiendo qué tienen que ver los días conmigo/ el tiempo que disfruto lo paso escribiendo, o drogado, o escribiendo/ drogado en un intento de librarme del día/ y de librar al día de mí/ no entiendo qué quiere la gente de mí/ sinceramente me siento como si no tuviera nada que darle/ la gente quiere ilusiones –gestos, enfoques, iluminación- cuando la/ verdad es una apagada anatomía, vista desde un ángulo que/ no puede elegirse”. El autor de estos esperanzadores versos es Jordan Castro, músico, narrados y escritor estadounidense de 21 años.

El autor del irónico If I really wanted to feel happy i’d feel happy already (Si realmente quería sentirme feliz, ya me siento feliz) es uno de los 15 escritores que se reúnen en Vomit. Antología de poesía joven norteamericana. El Gaviero, editorial almeriense, ha publicado la primera selección de poetas norteamericanos contemporáneos que se ha hecho en el mundo. El próximo año aparecerá en EEUU la compilación de poesía y narrativa que está llamada a ser el punto de partida de la generación llamada a protagonizar la revolución.

La literatura siempre vuelve porque es caníbal. Los veinteañeros ya devoran a los treintañeros, que parecía que se quedarían con el puesto de los cuarentones, que han conquistado la parcela de reconocimiento de los cincuentones… La que está por venir, la que morderá por primera vez, es siempre literatura alternativa. Pero en este caso, además, se hacen llamar ALT LIT, son jóvenes norteamericanos nacidos a finales de los ochenta, principios de los noventa, que proponen eso, una vía alternativa a la literatura, sin abandonarla. Degenerarla hasta que los límites se confundan y enriquezcan las nuevas fórmulas.

Dame vida

La escritora Luna Miguel es la corresponsal en las tierras españolas de la chavalada transnacional. Ella ha seleccionado a sus contemporáneos al otro lado del Atlántico. Les ha leído, está en contacto con ellos a través del mail, y asegura que esta poesía nos sorprenderá, “porque aquí no hay poesía”. “Ni belleza. Ni cursilería. Porque aquí el verso no está construido para complacernos. No hay piedad. No hay benevolencia… Lo que aquí hay es vida. Demasiada vida”. Tanta como para vomitar. Será presentada en el Festival 2013 Poetas por Km2, este jueves, viernes y sábado,en el Conde Duque de Madrid (aquí).

Junto a Castro, ha incluido a Dorothea Lasky, Noah Cicero, Matthew Savoca, Kendra Grant Malone, Megan Boyle, Ana Carrete, Cassandra Troyan, Brittany Wallace, Richard Chiem, Steve Roggenbuck, Jake Fournier, Kat Dixon, David Fishkind y Tao Lin. Este último es el cabeza de familia. Este verano cumplió los 30 años, pero se había hecho promesa a los 23, cuando se estrenó como autor con el libro You are Little bit happier than i am. Luego vinieron dos poemarios, una colección de cuentos, una novela corta y dos novelas. Taipei es su última criatura, sin publicar en España, en la que el personaje protagoniza una vida aburrida. Tan decepcionante como la suya.

Ana Carrete nació en Tijuana hace 28 años, escribe en inglés y en español, y se muestra como la poeta más cínica y desencantada de todos, como en estos versos de Quiero ver los vigilantes de la playa todo el puto día: “Quiero rascarte la barriga / y comer donuts contigo / hasta que engordemos tanto / que nadie nos quiera / y no nos quede otra / que estar enamorados para siempre”. Es la creadora y editora de la web New Wave Vomit (http://newwavevomit.com/newwavevomit.com/n_w_v.html), la casa de citas de la nueva ola, y descaradamente atrapada por una adolescencia prolongada por el consumo de las drogas y las horas en Facebook, Instagram, Twitter, Tumblr y la televisión basura de los pequeños pueblos a los que llega el cable.

Falsas esperanzas

Todos decepcionados por un entorno decadente en el que no encuentran atractivo. Aburridos pro la realidad, mucho menos sugerente de lo que pasa en su MacBook. La prosa poética del grupo desvela una profunda obsesión por la anestesia emocional, como en Autoestima elevada como resultado del consumo de alcohol, de Megan Boyle: “Quiero ir al gimnasio / e imaginar que las máquinas de pesas son una batería / y tocar en ella el solo más largo de la historia / todo el mundo dejará de entrenar / para mirarme / poco a poco, una multitud se reunirá / asentirán con la cabeza / y se preguntarán tímidamente los unos a los otros / “¿qué está haciendo?” / “no lo sé, pero me gusta”.

Callan y escriben se comunican y se drogan, se aburren y son críticos con lo que les pasa y con lo que pasa en un mundo que no se parece en nada a lo que se habían imaginado. Lo único que esperan es la evasión de este mundo, no construir uno nuevo. “El problema de la sociedad es que hay demasiadas posibilidades. Mis movimientos son sencillos. Voy al paki, a la panadería, a la tienda de licores. Te encuentro en la biblioteca, vamos hasta el río. Por el río en verano cuando todo parece decir “Ve a nadar” y “Suicídate”, compramos medio tarro de pepinillos en vinagre kosher y nos sentamos en un banco. Podríamos dormir en el agua, tomar drogas, encontrar un piano –hasta podríamos leer a Joshua Cohen. Pero nunca lo haremos”, es el poema sin salida de David Fishkind (EEUU, 1990), titulado Recetas de libre mercado.

Luna Miguel explica a este periódico que antes no tenían siquiera nombre generacional. Ahora, ALT LIT (Alternative Literature), que podría hacer también referencia al comando del teclado “Alt”, son aquellos escritores cuya cadencia tienda a lo espontáneo, lo despreocupado y lo confesional. “La sinceridad al máximo, descuido aparente por la forma y el vocabulario. Mucho sexo como recurso, uso de la voz en primera persona, como entradas de un diario. Es otra poesía, algo muy distinto, algo que aquí no nos atreveríamos a hacer porque nos dirían que no es literatura”, cuenta Luna.

No son poetas, son algo más. “O algo simplemente distinto que aquí muchos odiaréis y otros amaréis, siempre con la intensidad que ambos sentimientos requieren”, escribe la editora en la introducción de la antología. Podemos ver en ellos la mano de novelistas como Bret Easton Ellis, David Foster Wallace, Lorrie Moore, Miranda July o, incluso, el desapego de Charles Bukowski.

El vómito que viene es un sugerente vómito apelmazado por el desinterés político, personajes inexpresivos, la falta de alternativas, una voz sarcástica y cínica: “Estoy sorprendida de cuánto tiempo puedo desperdiciar/ sin hacer nada de nada/ sólo observar escuchar y teclear/ soy ridícula/ por favor no se lo cuentes a papá ni a mamá”, escribe Ana Carrete en el poema Chicas muy guapas pasan por aquí y yo sigo sentada.

Megan Boyle

En Hoy en clase tuvimos que ponernos en grupos y hacernos preguntas para saber si creíamos que estábamos “viviendo la vida al máximo”:

Al principio dije que “la estaba viviendo al máximo” en un 72%,

sin saber realmente lo que significaba “vivir la vida al máximo”

una de mi grupo, una mujer negra de unos cincuenta y tantos años

dijo que estaba viviendo la vida casi al máximo

porque tenía suficiente dinero y, por lo general, era feliz

entonces dije: “bueno, no soy feliz pero no es que sea infeliz”

y me sentí confusa y ella me miró de reojo

un hombre negro y obeso mayor que estaba en nuestro grupo

tuvo serias dificultades para entender la pregunta

la señora de cincuenta y tantos dijo “creo que vivir la vida al máximo

significa que cuando tienes los medios para hacer lo que quieras,

eres habitualmente feliz”.

Hablemos de nueva literatura, de juventud y de decepción, en mayúsculas: “No entiendo qué tienen que ver los días conmigo/ el tiempo que disfruto lo paso escribiendo, o drogado, o escribiendo/ drogado en un intento de librarme del día/ y de librar al día de mí/ no entiendo qué quiere la gente de mí/ sinceramente me siento como si no tuviera nada que darle/ la gente quiere ilusiones –gestos, enfoques, iluminación- cuando la/ verdad es una apagada anatomía, vista desde un ángulo que/ no puede elegirse”. El autor de estos esperanzadores versos es Jordan Castro, músico, narrados y escritor estadounidense de 21 años.

Literatura
El redactor recomienda