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Análisis familiar y psicoanálisis de un indio
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HIROKAZU KORE-EDA SE PLANTEA EL SIGNIFICADO DE LA PATERNIDAD EN 'DE TAL PALO, TAL ASTILLA'

Análisis familiar y psicoanálisis de un indio

En su primera incursión en territorio norteamericano, Arnaud Desplechin, uno de los cineastas más remarcables del cine francés contemporáneo y autor de Un cuento de Navidad,

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Análisis familiar y psicoanálisis de un indio

En su primera incursión en territorio norteamericano, Arnaud Desplechin, uno de los cineastas más remarcables del cine francés contemporáneo y autor de Un cuento de Navidad, aborda un caso insólito: la relación entre Georges Devereux (Mathieu Amalric), un antropólogo francés de origen judío instalado en Estados Unidos, y Jimmy Picard (espléndido Benicio Del Toro), un indio norteamericano recién llegado de la Segunda Guerra Mundial y víctima de un trauma. Jimmy P. (Psychoterapy of a Plains Indian) se inspira en el libro escrito por el propio Delvereux donde transcribía literalmente la integridad de todas sus sesiones de terapia. La reivindicación del psicoanálisis y del diálogo como forma de terapia no es nueva en la filmografía de Desplechin. Ya aparecía de forma explícita en Rois et reine, aunque las conversaciones interpersonales cobran una especial relevancia en la mayoría de sus películas y devienen el motor principal de este film.

Ambientada en la segunda mitad de los años cuarenta en Kansas, Jimmy P. se impregna de cierto clasicismo cinematográfico muy propio de la década para describir detalladamente la terapia que lleva a cabo Delvereux para curar a Picard de sus problemas psicológicos. Desplechin utiliza el trauma para remarcar la individualidad de todo ser humano. En plena posguerra, los dos protagonistas podrían convertirse fácilmente en representantes de un trauma colectivo: Jimmy P. como indio norteamericano que ha tenido que luchar por el país que ha marginado a su pueblo, Desvereux como judío centroeuropeo que, presumimos (el personaje mantiene cierto hermetismo respecto a sus orígenes), huyó a Estados Unidos escapando de la barbarie nazi. 

Sin embargo, Desvereux utiliza la terapia para precisamente profundizar en aquellos problemas íntimamente personales e intransferibles que definen al protagonista, librándole de funcionar únicamente como depositario de un trauma colectivo. A lo largo de sus múltiples charlas ahondamos en su relación con su familia, sus represiones sexuales, sus miedos y pesadillas... Y Desvereux toma esta postura como experto que es en poblaciones indígenas norteamericanas. La conexión de Jimmy P. (Psychoterapy of a Plains Indian) con Un método peligroso de David Cronenberg, otro film sobre el psicoanálisis que se construye a partir del diálogo, es inevitable. Tanto que Desplechin ha optado por resaltarla encargando la banda sonora del film a Howard Shore, el compositor habitual del canadiense. Aunque no alcance la maestría de sus las ficciones anteriores de Desplechin antes citadas, Jimmy P. resulta uno de los títulos más potentes que se han visto en Sección Oficial hasta el momento.

Bebés intercambiados

¿Cómo te sentirías si, al cabo de seis años de haber tenido un hijo, te comunicaran desde el hospital que hubo un error en la adjudicación del bebé, que tu hijo no es tu hijo? Este es el punto de partida de Soshite chichi ni naru (De tal palo, tal astilla), la nueva película del  japonés Hirokazu Kore-eda, viejo conocido de la competición de Cannes gracias a Distance (2001) y Nadie sabe (2004). Poco queda en su nuevo film de aquel cineasta sutil, capaz de reflexionar en torno a la ausencia a partir de puestas en escena tan etéreas como claustrofóbicas. Como ya se anticipaba en la anterior Kiseki (Milagro), Kore-eda se ha vuelto un director convencional y sentimentaloide que se está especializando en películas con niños escogidos con mucho ojo para encandilar al público. 

El tema de su última obra, un debate en torno a la naturaleza de la paternidad, su desarrollo es harto previsible y simplista. El japonés, además, desarrolla un planteamiento clasista y superficial: la familia protagonista está encabezada por uno de esos padres ejecutivos obsesionados con su trabajo y con exigirle a su hijo los mejores resultados en los estudios. La familia que se “quedó” con su bebé resulta ser mucho más sencilla, bohemia y tolerante. La evolución del padre rico se convierte en el eje del filme: se trata de que acabe aprendiendo que ser padre significa, más allá de los lazos de consanguinidad, querer y pasar tiempo con el hijo. Simple, paternalista (el retrato de la otra familia no sabe escapar del esquemático “pobres pero felices”) y con una moralina propia de una película Disney, la película parece más adecuada para una sobremesa televisiva que para el principal festival de cine del mundo.

Amour 'queer', amour atómico

Tras un arranque decepcionante, Un Certain Regard ha acogido dos títulos representantes de ese otro cine francés que raramente llega a nuestras carteleras. En L'inconnu du lac, Alain Guiraudie vuelve a llevar a cabo una exaltación queer sin tapujo alguno: pocas veces se habían visto tantos desnudos integrales masculinos en una pantalla de Cannes. 

Toda su película se sitúa en una zona de cruising junto a un lago donde el protagonista se debate entre un hombre maduro que lo quiere sin desearlo y un atractivo joven que lo desea sin amarlo... y al que ha visto asesinar a otra persona. Otro de los grandes cineastas franceses de la actualidad, Guiraudie introduce un elemento propio del cine criminal en este remanso de libertad gay para plantear hasta qué punto es difusa la línea que separa amor y atracción sexual. Como es habitual chez Guiraudie, los personajes secundarios, perfilados con tanto cariño como sentido del humor, no tienen desperdicio, desde el entrañable voyeur al inefable comisario de policía. 

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Y la joven Rebecca Zlotowski traza en su segundo largometraje Grand Central un paralelismo entre el amor que despierta la protagonista (una femme fatale working class en la línea de las que creaba J.M. Cain) y la enfermedad provocada por la exposición a las radiaciones en la central atómica donde trabajan los personajes. O la demostración que se puede practicar el cine social de otra manera.

En su primera incursión en territorio norteamericano, Arnaud Desplechin, uno de los cineastas más remarcables del cine francés contemporáneo y autor de Un cuento de Navidad, aborda un caso insólito: la relación entre Georges Devereux (Mathieu Amalric), un antropólogo francés de origen judío instalado en Estados Unidos, y Jimmy Picard (espléndido Benicio Del Toro), un indio norteamericano recién llegado de la Segunda Guerra Mundial y víctima de un trauma. Jimmy P. (Psychoterapy of a Plains Indian) se inspira en el libro escrito por el propio Delvereux donde transcribía literalmente la integridad de todas sus sesiones de terapia. La reivindicación del psicoanálisis y del diálogo como forma de terapia no es nueva en la filmografía de Desplechin. Ya aparecía de forma explícita en Rois et reine, aunque las conversaciones interpersonales cobran una especial relevancia en la mayoría de sus películas y devienen el motor principal de este film.