Olé por el flamenco: ya es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

Muchos años llevaba el flamenco llamando a las puertas de las sensibilidadesdel mundo entero. Y normalmente se la habían abierto de par en par, desde Argentina hasta Japón, pero una se le resistía. Ahora por fin la UNESCO ha reconocido que es un bien que hay que proteger, conservar y potenciar y ha incluido el flamenco en su lista de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Ha entrado en la historia por la puerta grande.

El Comité del Patrimonio Inmaterial firmaba este martes en Nairobi (Kenia) el papel que lo certificaba de forma oficial y de cara a la galería, pero no deja de ser un reconocimiento, una constatación de lo que ya se sabía: que el cante, el toque (guitarra) y el baile, ejes del flamenco, han conquistado artistas y público allá donde ha llegado desde que nació en los arrabales andaluces del siglo XVIII.

Desde allí ha ido saltando fronteras poco a poco, palo a palo, hasta convertirse en una expresión genuinamente española adoptada por centenares de países. Un producto (inmaterial) de exportación que promueve la marca España y ayuda a afianzar la idea de lunares y castañuelas que los extranjeros tiene del país, pero también un arte que explora los sentimientos hasta el fondo, los desgarra y los transforma en ese quejío que fascina y hechiza.

Era un reconocimiento merecido. En eso están de acuerdo todos los implicados, aunque algunos critican que llegue algo tarde (el tango, por ejemplo, ya fue reconocido Patrimonio de la Humanidad en 2009). La bailaora Blanca del Rey opina que "ya debería llevar bastantes años incluido en la lista", aunque se confiesa "más que satisfecha" con el anuncio de este martes. "El flamenco es algo muy especial, tiene dimensiones universales, es algo mágico sin palabras ni fronteras que acerca al hombre a una parte de sí mismo a la que normalmente no se llega", explica. Por eso, por ser algo que "engrandece" al ser humando, del Rey considera más que merecida esta entrada en la lista de la UNESCO.

Dolores Jiménez, directora de la Asociación Cultural Flamenca Carmen Amaya, también cree que el nombramiento se debería haber producido antes, pero se siente "loca de contenta y nerviosa perdida" con la noicia. "Mas vale tarde que nunca, el flamenco ha salido de su cuna andaluza y se ha convertido en algo universal que hace vibrar a cualquier persona", explica. A su parecer además es tan versátil que sirve para qacompañar cualquier estado de ánimo. "Si te sientes melancólico tiras por soleá, si estás alegre, por bulerías, si te ves más romántico, por guakjiras o colombianas...", explica.

Ambas recuerdan hoy a sus maestros y compañeros, ya fallecidos, que no pueden disfrutar de este reconocimiento. Porque no es un premio sólo para el flamenco como ente inmaterial, como arte, si no que es también para todos los que han trabajado bajo su influencia, a aquellos que han tenido la fortuna de gozar del duende necesario para arrancarse por peteneras, seguidilas o fandangos. Camarón de la Isla, Paco de Lucía, Eva Yerbabuena, Antonio Mairena, María Pagés, Carmen Amaya, Antonio Gades… son nombres propios del flamenco que merecían este ‘premio’ de la UNESCO.

Tras el disgusto de no entrar en la lista en 2005 la candidatura que hoy ha logrado hacerse un hueco en el Patrimonio de la Humanidad, aupada por Murcia, Extremadura y Andalucía, inició su andadura en 2009 cuando fue registrada en París. Desde comienzos de 2010 se puso en marcha la campaña 'Flamenco Soy' para promocionar nacional e internacionalmente el proyecto, que ha contado además con el impulso del Gobierno de España y un gran apoyo institucional, de artistas y particulares. Más de 30.000 personas procedentes de 60 países lo han votado online.

También ganan los castells, la Sibila, la dieta mediterránea y la cetrería

Además del flamenco, la UNESCO ha aceptado las otras dos candidaturas españolas. Una de ellas era la de los "castells", torres humanas que se levantan en las plazas de Cataluña desde hace doscientos años y que han llegado hasta los diez pisos; la otra era la del canto medieval de la Sibila, originario de la isla de Mallorca, un drama litúrgico y canto gregoriano que se interpreta en las iglesias de Mallorca en los maitines de Navidad.

España ha participado también, de forma conjunta con otros países, en otras cadidaturas aceptadas, como la de la dieta mediterránea, que sigue vigente 9.000 años después de originarse y a la que los científicos le atribuyen cada vez más bondades; o la candidatura de la cetrería, un arte milenario, un tipo de caza en el que se utilizan las aves rapaces, especialmente el halcón peregrino.