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Patti Smith, la 'guerrillera' de la música, despliega sus armas
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Patti Smith, la 'guerrillera' de la música, despliega sus armas

Desaliñada, un tanto bizca, pero con un talento sin medida. Patti Smith, la gran dama de la música rock, pasó ayer por Madrid para demostrar que

Foto: Patti Smith, la 'guerrillera' de la música, despliega sus armas
Patti Smith, la 'guerrillera' de la música, despliega sus armas

Desaliñada, un tanto bizca, pero con un talento sin medida. Patti Smith, la gran dama de la música rock, pasó ayer por Madrid para demostrar que su entusiasmo por la vida y el arte no ha decaído ni un milímetro.

 

En unos días en los que las librerías acogen con entusiasmo la traducción de su libro Éramos unos niños, que narra su fraternal y artística relación con el fotógrafo fallecido Robert Mapplethorpe -de actualidad, además, por la censura en Facebook de su instantánea en el último disco de Scissor Sisters-, ofreció un concierto de dos horas en el que se rindió a los deseos del público. Éste no paró de pedirle temas y lanzarle piropos que ella recogió, y hasta contestó, mientras desplegaba una complicidad que empezó con su entrada en escena ataviada con la camiseta mundialista de Fernando Torres.

 

A pesar de un escueto repertorio propio, Smith es una cantante con una energía indiscutible que en su paso por Madrid demostró ir en crescendo. Convertida ayer en una aguerrida reverenda dispuesta a convencer a aquellos que acudieran a oírla, convenció con la interpretación de temas que se han convertido en verdaderos himnos en su voz: el Gloria de Van Morrison, el Play With Fire de los Stones y las imprescindibles Ghost Dance, Because the Night o Redondo Beach.

 

Recordando los que ya no están

 

Hubo durante una noche mágica tiempo para muchas dedicatorias, a los fallecidos; al poeta Jim Carroll; a Roberto Bolaño; incluso hubo una referencia al jubileo compostelano que pilló al público con el paso cambiado. Pero sobre todo impactó el juglaresco momento en el que recordó, guitarra en mano, su reencuentro en Madrid con el Guernica de Picasso. .

 

Smith no dejó de moverse y saludar a un público entregado, siempre perfectamente acompañada de un grupo de músicos más que competente, con su guitarrista de toda la vida, Lenny Kaye, a la cabeza y su hijo Jackson Smith, que en las cuerdas es uno de sus últimos cómplices. La velada se cerró con un mensaje de energía para estos tiempos adversos en la que se incluyó People Have The Power. Un auténtico chute de energía de una pacifista de las de antes, para otras guerras, las de ahora.

Desaliñada, un tanto bizca, pero con un talento sin medida. Patti Smith, la gran dama de la música rock, pasó ayer por Madrid para demostrar que su entusiasmo por la vida y el arte no ha decaído ni un milímetro.