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El viento hace vivir al FIB su momento más crítico
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El viento hace vivir al FIB su momento más crítico

Empezó siendo, a última hora de la tarde, una continua y molesta brisa fuerte pero evolucionó hasta alcanzar rachas de 70 kilómetros por hora y, pasada

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El viento hace vivir al FIB su momento más crítico

Empezó siendo, a última hora de la tarde, una continua y molesta brisa fuerte pero evolucionó hasta alcanzar rachas de 70 kilómetros por hora y, pasada la medianoche, acabó obligando a desalojar a 45.000 personas del recinto de conciertos del Festival Internacional de Benicàssim. El viento. Apenas nadie contaba con él hasta que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) emitió, a las 20.00 horas, un aviso de riesgo para el litoral e interior norte de la provincia de Castellón ante la previsión de rachas fuertes de componente norte-noroeste.

A esa hora, cientos de "fibers" aguardaban impacientes para entrar en el foso del Escenario Verde para ver a Cooper. Pero la espera se prolongó veinte minutos más porque una grúa desmontó una gran lona que coronaba el escenario ante el riesgo de que el viento la derribara. Luego, Alejandro Fernández se defendía: "Somos Cooper y venimos a cantar canciones de amor y verano". Primer aviso.

Una vez acabado el también concurrido concierto de Nacho Vegas en el escenario Fiberfib, en torno a las nueve de la noche, una gran columna de humo localizada junto a un parque acuático y tras las gradas de invitados del Escenario Verde hizo saltar todas las alarmas y a disparar todo tipo de rumores sobre su origen. Posiblemente provocado por una colilla tirada desde un coche, el inicialmente pequeño incendio de una zona de matorrales en la cuneta de la N-340 se agravó ante la creciente virulencia del viento, que extendió las llamas hacia el pueblo e hizo necesaria la participación de varias unidades de bomberos para controlar su perímetro y evitar que llegara a viviendas y hoteles. Segundo aviso.

En esos momentos, una de las dos pantallas gigantes de vídeo que flanquean el Escenario Verde tuvo que ser desmontada ante el riesgo de que el viento, que había adquirido ya categoría de problema para la organización del FIB, la derribara. Tercer aviso. Mientras, el público veía que algo pasaba porque el ex Jam y ex Style Council no salía a actuar hasta media hora más tarde. Y en este festival, la puntualidad es milimétrica. Cuarto aviso. Los periodistas que estaban en la carpa de prensa comenzaban a dudar sobre el aguante de esta estructura y la viabilidad de los conciertos ante la fuerza del viento. La organización decía que se estudiaban todas las posibilidades y que lo primero era garantizar la seguridad; a las once se ordenó el desalojo inmediato de la zona de medios de comunicación. Quinto aviso.

Se suspendieron varios conciertos

Desde megafonía -porque la segunda pantalla de vídeo también hubo de ser desmontada-, la organización prometía a los miles de "fibers" que aguardaban el regreso de Paul Weller que éste volvería en cuanto se hubieran solucionado algunos problemas técnicos derivados del viento. Pero el "mod" en activo más famoso no regresó. Sexto aviso. Mientras, las caras de destemplanza se multiplicaban por todo el recinto de conciertos. Muchos "fibers" se marcharon al cámping para comprobar que sus tiendas seguían allí y regresaron con la idea de seguir la fiesta, pero la fiesta no siguió. Ni hubo conciertos de Los Planetas ni de Christina Rosenvinge, por ejemplo.

Eran las once y cuarto de la noche, 45.000 personas pululaban por el recinto de conciertos, cenaban y bebían, se dejaban las toallas para protegerse del frío, se acurrucaban. Y es que hacía frío y la única música que sonaba débilmente era la de ambiente. Poco antes de la medianoche, los técnicos se afanaban por arreglar el ya maltrecho Escenario Verde. Miles y miles de "fibers" creyeron que todo iba a solucionarse y que ni el viento impediría a Kings of Leon tocar Sex on fire. Pero quien salió poco después fue Tom Tom Club, el grupo que iba a tocar a las 02.45. Abucheos generales mientras las lonas no paraban de volar. Séptimo aviso.

Las buenas intenciones de los dos ex Talking Heads no sirvieron para calmar los ánimos y mucho menos para apaciguar a Eolo. Todo iba a peor y con sensación real de peligro, mientras en los otros escenarios solo había silencio y oscuridad. A las 0.45 horas, la megafonía anunció que era imposible seguir así, que se intentará que Kings of Leon y Mäximo Park actúen hoy y que había que empezar a desalojar el recinto, algo que a algunos "fibers", en su mayoría extranjeros, no les agradó. La salida se convirtió en un enjambre de viandantes cegados por la tormenta de tierra y polvo que levantó el viento sin piedad, y de vehículos que formaron colas interminables para salir a la N-340, donde los bomberos aún refrescaban la zona incendiada.

Empezó siendo, a última hora de la tarde, una continua y molesta brisa fuerte pero evolucionó hasta alcanzar rachas de 70 kilómetros por hora y, pasada la medianoche, acabó obligando a desalojar a 45.000 personas del recinto de conciertos del Festival Internacional de Benicàssim. El viento. Apenas nadie contaba con él hasta que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) emitió, a las 20.00 horas, un aviso de riesgo para el litoral e interior norte de la provincia de Castellón ante la previsión de rachas fuertes de componente norte-noroeste.

A esa hora, cientos de "fibers" aguardaban impacientes para entrar en el foso del Escenario Verde para ver a Cooper. Pero la espera se prolongó veinte minutos más porque una grúa desmontó una gran lona que coronaba el escenario ante el riesgo de que el viento la derribara. Luego, Alejandro Fernández se defendía: "Somos Cooper y venimos a cantar canciones de amor y verano". Primer aviso.

Una vez acabado el también concurrido concierto de Nacho Vegas en el escenario Fiberfib, en torno a las nueve de la noche, una gran columna de humo localizada junto a un parque acuático y tras las gradas de invitados del Escenario Verde hizo saltar todas las alarmas y a disparar todo tipo de rumores sobre su origen. Posiblemente provocado por una colilla tirada desde un coche, el inicialmente pequeño incendio de una zona de matorrales en la cuneta de la N-340 se agravó ante la creciente virulencia del viento, que extendió las llamas hacia el pueblo e hizo necesaria la participación de varias unidades de bomberos para controlar su perímetro y evitar que llegara a viviendas y hoteles. Segundo aviso.

En esos momentos, una de las dos pantallas gigantes de vídeo que flanquean el Escenario Verde tuvo que ser desmontada ante el riesgo de que el viento, que había adquirido ya categoría de problema para la organización del FIB, la derribara. Tercer aviso. Mientras, el público veía que algo pasaba porque el ex Jam y ex Style Council no salía a actuar hasta media hora más tarde. Y en este festival, la puntualidad es milimétrica. Cuarto aviso. Los periodistas que estaban en la carpa de prensa comenzaban a dudar sobre el aguante de esta estructura y la viabilidad de los conciertos ante la fuerza del viento. La organización decía que se estudiaban todas las posibilidades y que lo primero era garantizar la seguridad; a las once se ordenó el desalojo inmediato de la zona de medios de comunicación. Quinto aviso.

Alejandro Fernández