'Adiós presidente, adiós': De la Vega intenta forzar la salida de Luis Fernández de RTVE

Luis Fernández tiene un pie y medio fuera de RTVE. Se ha dado unas semanas para tomar una decisión y analizar sus posibles salidas profesionales. Sabe los apoyos con los que cuenta en el Gobierno, pero también que otros prefieren que recoja los bártulos. Y entre estos últimos tiene un adversario muy difícil de roer: María Teresa Fernández de la Vega, la madrina del  proyecto de ley que elimina la publicidad en la televisión pública y factótum del Ejecutivo en el sector audiovisual. Desde el pasado 4 de mayo, Luis Fernández tiene claro que la número dos del Gobierno quiere un cambio en la gestión de la televisión pública. 

Aquel día, los consejeros de RTVE, con su presidente a la cabeza, tenían una cita en Moncloa para que De la Vega les explicara cara a cara qué modelo para RTVE manejaba el Gobierno después de que, a mediados de abril, se hiciera público un “recorte drástico” de la publicidad en la televisión pública. Había un enfado notable en Fernández y buena parte del Consejo, que se enteraron de la decisión horas antes del anuncio de Zapatero. Pese a todo, la reunión transcurrió con normalidad. Más movido resultó el encuentro que la propia De la Vega mantuvo por la tarde, por idéntico motivo, con el Comité General Intercentros (CIG), que reúne a los representantes sindicales de la casa.

“Me vais a permitir que no opine sobre la gestión, pero tomo buena nota de todo”, se limitó a apuntar en ese encuentro, según explica a El Confidencial uno de los presentes, bajo condición del anonimato. “Oficialmente no desacreditó la gestión de Fernández, pero no la defendió –añade esta fuente-. No dijo ni una sola palabra en su favor, y eso que lanzamos una avalancha de críticas desde el minuto uno. Lo normal es que hubiera sacado la cara por él, pero… Todos salimos con la idea clara de que De la Vega no estaba contenta con cómo se estaban haciendo las cosas”. Es más, según fuentes sindicales, “a día de hoy algunos consejeros, y no precisamente los nuestros, dan por segura su salida de la presidencia en breve. Y no porque se quiera ir él”.

Fernández tuvo conocimiento de ese encuentro, según admiten personas próximas al presidente de la Corporación. Y acusó el golpe. Más que los anteriores. De hecho puede que colmara el vaso. No había compartido la decisión de la vicepresidenta de excluirle de los cónclaves con las privadas para tratar el futuro de la publicidad en la televisión pública que él mismo dirigía. Tampoco que se le comunicara telefónicamente su eliminación horas antes de anunciarla. Ni siquiera que Moncloa pusiera al mismo nivel al Consejo de Administración y a los sindicatos y les citara el mismo día para explicarles el nuevo modelo. Pero lo que iba más allá de su capacidad de comprensión es que, directa o indirectamente, se cuestionara desde el Gobierno su gestión, alabada incluso desde las otras cadenas.

No obstante, fuentes del Ministerio de la Presidencia puestas en contacto con este periódico quisieron dejar claro que Luis Fernández tiene todo el apoyo de la vicepresidenta y que "terminará su mandato si él quiere". Confirmaron que en la reunión con los sindicatos De la Vega no expresó su apoyo al presidente de la Corporación porque "no era lugar para hablar de eso, sino del nuevo modelo". La vicepresidenta habría escuchado las críticas sindicales "por cortesía". El resto, afirmaron, son interpretaciones de las partes.

El enfrentamiento con los sindicatos

Y ahí lo cierto es que Fernández tiene credenciales que mostrar. Para empezar, las de la audiencia. TVE aspira a terminar 2009 como líder en cuota de pantalla. Pero es que en 2008 ya dio un paso importante al superar a Antena 3 y sólo ceder ante Telecinco, al alcanzar un 16,9% de share. También ha sido más que loable su esfuerzo en equilibrar las cuentas de las casa. Sin embargo, su relación con los sindicatos ha sido problemática desde el primer día. Y puede terminar abonando el terreno para su salida. Sin ir más lejos, la semana pasada Alternativa RTVE-STC ya despedía a Luis Fernández y en un comunicado titulado “adiós, presidente adiós” sólo lamentaba que su salida pudiera prolongarse tres o cuatro meses, lo que implicaría más “indecisión y falta de gestión” en la Corporación.

“Sería injusto decir que todo lo ha hecho mal. No cabe duda de que ha mantenido niveles altos de audiencia –conceden desde los sindicatos-. Pero se estrenó con una demanda al comité de huelga por la digitalización de los informativos y luego hemos visto como cada vez se contrataba en TVE más producción externa a las mismas empresas y cómo entraban cada vez más cuadros directivos de fuera de la casa”. El punto culminante del desencuentro fue el conflicto del himno nacional en la final de la Copa del Rey de fútbol, affaire por que se llegó a acusar a Fernández de practicar una auténtica “caza de brujas”. En la cúpula de RTVE lo tienen claro: los sindicatos sólo quisieron parar la investigación cuando vieron que, destituido el responsable de deportes y de la retransmisión, no había cabezas que cortar en la dirección.

El Ejecutivo sopesa también el coste político de su marcha, que coincidiría en pleno proceso de renovación del Consejo. Es más, como publicaba este diario, ha hecho algún gesto. El pasado 22 de septiembre, durante la última comisión de RTVE en el Congreso, el diputado socialista Óscar López, mano derecha de José Blanco, se deshizo en elogios a Fernández. Le recordó que “la gestión empresarial y también la informativa de esta etapa son ejemplares y el tiempo es juez y pondrá a cada uno en su sitio”. En esta línea, aseguró que, con el actual equipo directivo, “el próximo medio siglo de RTVE será mejor que el anterior medio siglo de TVE”. También insistió en que el todavía presidente de la Corporación ha hecho a la televisión pública líder en audiencia “a pesar de los agoreros”. Una concesión que, de momento, parece insuficiente para cerrar la grieta de desafección.