Los gratuitos tampoco son un negocio

El goteo es ya una lluvia firme. Los despidos parciales han dejado paso directamente a los cierres. Tampoco el modelo de prensa gratuita es una excepción al entorno de crisis que viven las empresas periodísticas. Ayer jueves salió a la calle el último número del diario Metro. La cabecera del grupo sueco informó a su plantilla sin mayor antelación sobre la decisión más drástica entre las posibles: retirarse del mercado español.

 

Tras siete años de aventura empresarial, con unos inicios de auténtico furor cuando el concepto de prensa gratuita inundaba los espacios públicos, Metro ha decidido no continuar con la estructura mínima que había dejado tras el expediente de regulación de empleo efectuado en diciembre. Entonces, cayeron algunas caras conocidas, como su director, Carlos Salas. Ahora, cierran los reductos de Madrid y Barcelona. 83 personas sin trabajo.

Varios factores explican la caída de Metro. Fundamentalmente, el descenso drástico de la facturación publicitaria, como consecuencia de la crisis, y la saturación del mercado de productos equivalentes, como 20 Minutos, ADN y Qué! Los números de difusión -1,8 millones de lectores- no han sido suficientes para hacer viable el negocio. Según los indicadores de enero, 2009 no sería un ejercicio rentable en ninguno de los casos.

Tampoco la notoriedad de significativos patrocinios deportivos, como la sección de baloncesto del Real Madrid, o el remozamiento de su página web han servido como salvavidas para mantener con vida el proyecto. Hace tres años, Metro tuvo que hacer frente a una crisis gerencial importante, con cambios sonados en su cúpula directiva y editorial cuyos motivos nunca trascendieron, provocando una situación de interinidad en algunos puestos.

Sus competidores van capeando el temporal como mejor pueden. El diario líder de la prensa gratuita, el noruego 20 Minutos, acometió un recorte de plantilla y de colaboradores el pasado mes de noviembre, después de que los números del tercer trimestre arrojaran un descenso del 25% en su facturación publicitaria. Además, la matriz Schibsted cerró las ediciones impresas españolas, como Segundamano, dedicadas a anuncios clasificados.

También en diciembre, Vocento comunicó su intención de cerrar varias delegaciones territoriales y prescindir del 40% de la plantilla (100 personas) del gratuito Qué!, por el que pagó 130 millones de euros en el verano de 2007 a los antiguos propietarios del grupo Recoletos, con el empresario Jaime Castellanos, y al Grupo Godó, cuando el proyecto, tercer gratuito generalista de ámbito nacional en salir al mercado, todavía acumulaba pérdidas millonarias.

No se ha quedado al margen Planeta. El grupo multimedia controlado por la familia Lara ha efectuado algunos primeros recortes en su gratuito ADN, referidos al cierre de algunas delegaciones. Aún así, la parte peor parada ha sido la cabecera online ADN.es, con una estructura periodística independiente, que tras menos de dos años de vida ha sucumbido a la crisis, paradójicamente, antes que la propia edición de papel. La sangría continúa.