Hacer, no decir, por N. Cobos
La sociedad marca cuáles son las conductas positivas a seguir. Pero incluso cuando estas son las adecuadas, no sirven de nada si surgen del fingimiento, y no de la convicción
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F51e%2Fa21%2F45b%2F51ea2145ba5fb48e01bfee6f5c828df9.jpg)
Estimado director,
apariencia: cosa que parece y no es. Realidad: lo que existe realmente.
Pensar que tus valores y tus creencias te definen está bien si tus actos van en la misma dirección. Eres la propina que das a quien lo necesita, el asiento que cedes, la basura que recoges, el ‘perdón’ y el ‘por favor’, el respetar el turno, el ayudar. Así lo indica la sociedad. Pero ¿lo haces de manera altruista o egoísta? ¿Cedes el asiento porque quieres o porque debes?
Existen conductas que están marcadas como lo que debes hacer para ser un buen ciudadano, pero de nada sirve hacerlo si realmente no te nace. Alardear de aquello que crees ser es muy fácil, lo difícil es llevarlo a cabo. Por eso lo que haces tiene mucho más valor que lo que dices que vas a hacer: las acciones siempre pesan mucho más que las palabras. Dar y ser para crecer y no para parecer. Así debería ser.
Naia Cobos Dehesa
Estimado director,