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Soy española y así vivo como voluntaria en Hawái: "La mayoría de veces no hay agua"
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Soy española y así vivo como voluntaria en Hawái: "La mayoría de veces no hay agua"

Valeria es una joven española que actualmente se encuentra haciendo un voluntariado en Hawái y ha querido compartir con sus seguidores cuáles son las comodidades de las que carece allí

Foto: Valeria hablando de su experiencia en el voluntariado (@valtairi)
Valeria hablando de su experiencia en el voluntariado (@valtairi)

La experiencia de Valeria, una española que ha optado por un estilo de vida alternativo como voluntaria en Hawái, refleja un viaje lleno de adaptaciones y descubrimientos. La joven ha compartido cómo está siendo su vida en un entorno que dista mucho de lo tradicional, sumergiéndose en una vida comunitaria que desafía sus costumbres previas.

La vivienda no consiste en ladrillos o concreto, sino en tiendas de campaña esparcidas por un vasto jardín, promoviendo una conexión directa con la naturaleza. “Yo comparto mi habitación con otra tienda de campaña que es mi compañera que me cae genial”, destaca Valeria, subrayando el vínculo creado con otros voluntarios bajo estas circunstancias únicas.

Este alojamiento al aire libre, aunque pintoresco, viene acompañado de retos, sobre todo en lo referente a las necesidades básicas y la higiene personal.

Desafíos cotidianos

Las instalaciones sanitarias son un ejemplo claro de la adaptación requerida. Los voluntarios deben acostumbrarse a un sistema de compostaje para sus necesidades, utilizando un cubo que posteriormente se emplea como abono.

“Tienes que hacer tus necesidades en un cubo”, explica con franqueza la voluntaria, señalando un método que, aunque ecológico, puede resultar chocante al principio.

La higiene también se maneja de forma no convencional. La ducha comunitaria está disponible solo durante un horario limitado, y en ocasiones, la falta de agua obliga a utilizar métodos alternativos, como bolsas de agua o botellas. “Básicamente, son unas bolsas que están llenas de agua, entonces te cae encima el agua, pero la mayoría de veces no hay agua”, detalla Valeria, ilustrando la creatividad y flexibilidad necesarias para superar estos obstáculos.

Una dieta inusual

En cuanto a la alimentación, el voluntariado impone una dieta estrictamente vegetariana, prohibiendo el consumo de pollo, carne, pescado y huevo. Esta restricción representa un cambio significativo para muchos, especialmente para aquellos no acostumbrados a una dieta sin estas proteínas. “No nos dejan comer ni pollo, ni carne, ni pescado, ni huevo”, recalca Valeria, destacando uno de los retos más difíciles de su adaptación.

A pesar de estos desafíos, la cocina se erige como un refugio dentro del voluntariado. Describiéndola como “la joya de la corona”, Valeria encuentra consuelo y creatividad en este espacio, bien equipado y acogedor, que permite a los voluntarios preparar y conservar sus alimentos.

La aventura de Valeria en Hawái es testimonio de un espíritu aventurero que acepta el desafío de vivir de manera diferente, promoviendo la sostenibilidad y el compañerismo. A través de su experiencia, nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas, la importancia de adaptarnos y la belleza que reside en la simplicidad y el contacto con el medio ambiente.

La experiencia de Valeria, una española que ha optado por un estilo de vida alternativo como voluntaria en Hawái, refleja un viaje lleno de adaptaciones y descubrimientos. La joven ha compartido cómo está siendo su vida en un entorno que dista mucho de lo tradicional, sumergiéndose en una vida comunitaria que desafía sus costumbres previas.

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