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Soy azafata y así nos vengamos de los pasajeros que no quieren cambiarle el asiento a una familia
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Soy azafata y así nos vengamos de los pasajeros que no quieren cambiarle el asiento a una familia

Según esta profesional, existen métodos específicos para gestionar a aquellos pasajeros que se resisten rotundamente a facilitar que las familias viajen juntas

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En cualquier viaje en avión el espacio correcto resulta ser tan preciado como un oasis en el desierto. La pregunta "¿Cambiarías de asiento?" es frecuente entre pasajeros, y puede generar divisiones tan marcadas como cualquier debate en el Congreso. Los conflictos por los asientos, además, en los vuelos han escalado recientemente, influenciados por el incremento de las tarifas por selección anticipada de asientos y las limitaciones impuestas por la economía doméstica.

Ante este escenario de fricción, una azafata, que prefiere mantener su anonimato, ha desvelado en The Wall Street Journal una forma de 'venganza' discreta que algunos miembros de la tripulación aplican frente a pasajeros que se muestran inflexibles. Según esta profesional, existen métodos específicos para gestionar a aquellos pasajeros que se resisten rotundamente a facilitar que las familias viajen juntas.

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"Cuando un pasajero rechaza cambiar de asiento, aunque sea una solicitud razonable, y otro accede cordialmente, a veces nos aseguramos de que el cooperante reciba un servicio excepcionalmente atento", explicó la azafata. "Esto puede incluir desde una copa de vino adicional hasta bocadillos extras o prioridad en sus solicitudes. No castigamos al reticente, pero claramente mostramos nuestro agradecimiento hacia quien colabora."

Esta 'venganza' no cuenta con el respaldo oficial de las aerolíneas, pero emerge de la necesidad de armonizar las demandas de todos los viajeros en un espacio reducido. "En vuelos llenos, sobre todo en rutas con alta demanda, la atmósfera puede volverse tensa rápidamente. Todos desean su propio espacio y confort, pero también es crucial considerar el bienestar colectivo", agregó.

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La controversia sobre si los viajeros deberían ceder sus asientos reservados para asistir a otros no es reciente. Quienes declinan frecuentemente poseen justificaciones válidas: han abonado un extra por una ubicación específica, tienen necesidades especiales o simplemente prefieren la comodidad que eligieron al adquirir su billete. No obstante, cuando la situación implica que un menor pueda terminar separado de sus padres, la cuestión ética se intensifica.

Desde la perspectiva de las compañías aéreas, la mayoría intenta ubicar a las familias juntas desde el momento del registro, pero no siempre resulta posible. Por este motivo, las tripulaciones están formadas para manejar estas situaciones con tacto, buscando voluntarios antes de solicitar cambios de manera directa.

La profesional concluye reflexionando: "A veces, un pequeño gesto puede transformar significativamente la experiencia de vuelo de alguien. No se trata realmente de una venganza, sino de fomentar un ambiente de cooperación y cortesía a bordo. Y cuando eso falla, al menos podemos mejorar el viaje de alguien." Cuando vueles la próxima vez, tal vez valga la pena considerar no solo tu confort, sino también el de aquellos a tu alrededor. Después de todo, todos compartimos este reducido espacio, surcando los cielos a gran velocidad.

En cualquier viaje en avión el espacio correcto resulta ser tan preciado como un oasis en el desierto. La pregunta "¿Cambiarías de asiento?" es frecuente entre pasajeros, y puede generar divisiones tan marcadas como cualquier debate en el Congreso. Los conflictos por los asientos, además, en los vuelos han escalado recientemente, influenciados por el incremento de las tarifas por selección anticipada de asientos y las limitaciones impuestas por la economía doméstica.

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