Una estadounidense que vive en España cuenta cómo ha cambiado sus hábitos de belleza aquí: "Me gusta más mi cara"

Una ciudadana de Estados Unidos, tras cinco años de residencia en España, ha compartido cómo su percepción sobre la belleza ha evolucionado significativamente, destacando un cambio notable en sus hábitos. "He cambiado mucho desde que vivo en España y una cosa que he cambiado mucho es mi concepto de belleza," afirma, poniendo de relieve un desplazamiento hacia la valoración de la belleza natural en contraste con las prácticas habituales en su país de origen.

En Estados Unidos, el maquillaje desempeña un papel central en la cultura de la belleza, una realidad amplificada por figuras públicas y la proliferación de marcas de cosméticos por celebridades. "Solo tienes que ver la 'ídola' de todas en Estados Unidos que es una chica que se llama Alex... y se pone bastante, bastante maquillaje. Esto es muy típico," señala. Esta tendencia hacia la transformación completa mediante el maquillaje contrasta fuertemente con las costumbres que ha observado en España, donde el enfoque parece ser más minimalista y orientado a resaltar la belleza propia sin alteraciones drásticas.

En el contexto español, la joven observa que el maquillaje se utiliza no para redefinir, sino para realzar. "Cuando veo las mujeres aquí como que se nota que algunas tienen un poquito de maquillaje, pero no es mucho," comparte, destacando cómo sus amigas españolas prefieren un aspecto más natural, liberándose de la necesidad de maquillarse diariamente. Este cambio de paradigma ha motivado a la entrevistada a adoptar un régimen de cuidado de la piel más riguroso, reduciendo su dependencia del maquillaje para sentirse presentable.

La transición hacia una apreciación de su estética natural ha tenido un impacto positivo en cómo se ve a sí misma. "Ahora que vivo aquí pues intento cuidar mucho mi piel... y también hace que me guste más mi cara sin maquillaje," revela. Este testimonio subraya el efecto liberador de abrazar la belleza sin artificios, un viaje hacia el autoconocimiento y la autoaceptación que se ha visto facilitado por su inmersión en una cultura que valora la autenticidad sobre la perfección estética artificial.

La historia de esta estadounidense en España es un claro ejemplo de cómo el entorno y la cultura influyen en nuestras percepciones y prácticas de belleza. Nos invita a reflexionar sobre los estándares de belleza imperantes y la importancia de cultivar una relación saludable con nuestra propia imagen. A través de su experiencia, se nos recuerda que la verdadera belleza radica en la aceptación de nuestra esencia y en la celebración de nuestra individualidad con confianza y sin artificios.