Una 'tiktoker' imita la forma de hablar por teléfono de los españoles en las cafeterías

• Esta 'tiktoker' imita a cuatro generaciones cuando van al médico: "Me renta"
• Cuidado con decir que tu gato está loco: puede que solo te esté imitando

Aunque estudió Biotecnología, la barcelonesa Augusta Thoening es toda una celebridad en las redes sociales donde acumula miles de seguidores, sobre todo en TikTok donde tiene 684.000 followers. Su característico humor hace que la popularidad de esta creadora de contenidos haya crecido como la espuma y que numerosas marcas hayan confiado en su talento.

Sus vídeos suelen parodiar todo tipo de escenas cotidianas de nuestro día a día, desde los distintos tipos de clientes y sus peticiones a la hora de tomar un café en un bar o el calvario de las personas que llamar para hacer una reclamación y ven como su llamada es transferida a distintos departamentos sin que le resuelvan el problema.

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El Confidencial

En uno de sus últimos clips, Thoening imita la forma de hablar por teléfono móvil de los ingleses, los americanos, los franceses y los españoles cuando están en una cafetería. El vídeo, que se hizo viral y acumula más de 240.000 visualizaciones, recrea cómo se comportan y para ello se disfraza con una indumentaria acorde a cada nacionalidad.

Imitaciones clavadas

Los primeros en imitar son los británicos. Junto a una taza de té, Augusta habla en susurros, dando a entender lo importante que es para ellos el silencio y no molestar a las personas que tienen al lado. Después viene el turno de los estadounidenses y nada mejor que hacerlo con un smoothie delante y unos grandes cascos sobre la cabeza. En esta ocasión emplea un tono más elevado y mucho más tosco.

La parodia de los españoles los refleja hablando con una cerveza en la mano y a gritos y poniendo el altavoz para que lo escuche todo el mundo

La humorista continúa con los franceses y ante una taza de café. En esta ocasión habla mediante unos airpods y con un estilo de ropa más chic. Para parodiarlos gesticula mucho y utiliza expresiones y gestos de disgusto, como si nuestros vecinos fronterizos estuvieran todo el rato enfadados y protestando.

Finalmente, imita a los españoles y como era de esperar lo hace con una cerveza en la mano y a gritos. Tanto que incluso pone el altavoz para que lo escuchen el resto de personas de la mesa, en un claro ejemplo de nos importa bastante poco si el ruido puede resultar molesto para el resto de personas que permanecen en la cafetería.