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Por qué no llegar al orgasmo podría estimular con creces tu vida sexual
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Por qué no llegar al orgasmo podría estimular con creces tu vida sexual

El hecho de dejar a tu pareja con las ganas, aunque suene perverso, tiene su punto si es de mutuo acuerdo. Estas prácticas forman parte del 'edging' o encontrar la satisfacción sexual en llegar al límite de lo aguantable

Foto: Foto: iStock.
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No solo vivimos en una sociedad coitocentrista, sino que también orgasmocéntrica. En el arte amatorio, parece que todo se basa en alcanzar ese clímax que, a fin de cuentas, dura tampoco. Y, además, es precisamente uno de los motivos más comunes de insatisfacción sexual, sobre todo en las mujeres. Parece que se presta poca atención a la conexión emocional entre los implicados o a la diversión de poder experimentar cosas nuevas. Todo se basa en llegar hasta la línea de meta y luego.... ya sabemos lo que ocurre: dormidos como un lirón.

En ciertas revistas de sexología se ha empezado a hablar del placer de romper esta tendencia por la cual el sexo solo está bien si llegas al orgasmo. En su lugar, apuestan por un "casi orgasmo" u "orgasmo fallido" ("ruined orgasm" es el término concreto en inglés. ¿Por qué habría que reprimirse las ganas y en el último momento, cuando ya no podemos aguantar más, esperar a que baje la excitación?

"Algunas personas disfrutan de la sensación de estar desesperadamente calientes"

"Un 'casi-orgasmo' ocurre cuando se eliminan los estímulos sexuales justo cuando el orgasmo va a ocurrir", asegura Lola Jean, terapeuta sexual, en la revista Men's Health. Ojo, no siempre son premeditados; de hecho, es posible que todos tengamos alguno en algún momento, puesto que también se produce de forma no intencionada, como cuando estás a punto de llegar al clímax y de pronto pasa algo alrededor o alguien te llama. Pero, entonces... ¿Cuáles serían los motivos por los que te gustaría parar de forma tajante? A fin de cuentas y como decíamos, es la guinda de toda relación sexual.

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"La idea de no llegar a correrte no puede parecer muy atractiva", asegura Jean. "Pero si eres un tanto pervertido o sientes curiosidad por los juegos de poder en el sexo, es posible que te guste la experiencia mental de que tu pareja te prive del placer. Algunas personas disfrutan de la sensación de estar desesperadamente calientes. Cuando una pareja controla la calidad y duración del orgasmo de la otra, esta dinámica de poder puede ser excitante. Es divertido hacer algo que se supone que no debemos hacer. En el sexo tradicional se espera que tu pareja tenga un orgasmo. En este caso, estás ayudándola a tenerlo, pero no lo siente tanto, entonces hay algo delicioso en ostentar tal poder".

El 'edging'

Estos 'casi-orgasmos' están inscritos dentro de una práctica sexual llamada edging, la cual, como su nombre indica, implica llevar a tu pareja hasta justo el límite de su excitación para luego cortarla en seco. Suponemos que el hecho de dejarte siempre a las puertas del orgasmo hace que cuando tengas uno próximo sea el triple de intenso que lo que esperabas. "El objetivo del edging es mejorar el apartado de 'provocación' y tener el orgasmo más grande y satisfactorio posible", aseguran desde la revista masculina.

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Si quieres plantear esta práctica sexual a tu pareja, ya sabes que ante todo debe ser consensuado entre ambos. El hecho de no hacer que la otra persona llegue al orgasmo puede llevar a discusiones, pues al final es injusto (y un tanto perverso) que solo uno de los dos llegue al final. En caso de que los dos queráis, hacedlo siempre cuando tengáis tiempo libre para experimentar y jugar, pues al fin y al cabo se trata precisamente de eso, de un mero juego cuyo motivante principal es intentar descifrar hasta dónde puede llegar tu pareja con la excitación sin llegar al orgasmo.

"Tienes que conocer el cuerpo del otro para saber cuándo ha llegado al punto de no retorno", asegura Donna Oriowo, sexóloga consultada por el medio internacional. "Si te es difícil, tan solo pregúntaselo. Comunicarse, ya sea con palabras, gemidos o lenguaje corporal es la clave". Una vez hayas arruinado su orgasmo (lo que suena a priori fatal pero divertido), no te olvides de dedicar un tiempo de cuidados y atención al otro para que sienta que lo haces con buenas intenciones. Si le gusto, no dudéis en repetirlo, y en caso contrario, lo mejor es que volváis a la casilla de salida y hagáis todo como siempre. Al final, una vida sexual satisfactoria implica encontrar el punto y el modelo de relación sexual que más encaje para vosotros.

No solo vivimos en una sociedad coitocentrista, sino que también orgasmocéntrica. En el arte amatorio, parece que todo se basa en alcanzar ese clímax que, a fin de cuentas, dura tampoco. Y, además, es precisamente uno de los motivos más comunes de insatisfacción sexual, sobre todo en las mujeres. Parece que se presta poca atención a la conexión emocional entre los implicados o a la diversión de poder experimentar cosas nuevas. Todo se basa en llegar hasta la línea de meta y luego.... ya sabemos lo que ocurre: dormidos como un lirón.

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