Las cinco razones principales por las que la gente odia a los teleoperadores

Seguramente en algún momento de tu vida reciente has estado recibiendo llamadas sin parar de alguna empresa que te ha intentado vender algo, especialmente de telefonía. El telemarketing no es la mejor profesión del mundo, que se diga, y una de las principales razones es que la mayor parte de la gente está dispuesta a seguir siendo cliente de una misma compañía con tal de no perder tiempo de su día a día para oficializar algún cambio de compañía por vía telefónica.

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Hay muchas cosas que odiamos de los teleoperadores, pero sin duda hay una serie de atributos básicos por los que las empresas de estos servicios deberían empezar a tomar nota. La revista The Street ha reunido algunos de estos detalles que podemos pasar por alto y que resultan de lo más incómodos.

Llamar demasiado tarde

Nada molesta más que terminar la jornada laboral y enfangarte en una conversación por teléfono sobre el estado de tu tarifa eléctrica. Aunque los horarios de estos servicios están limitados, siempre puede quedarse alguna llamada por hacer, y si tienes la mala suerte de que sea a ti, lo mejor que puedes esgrimir para despachar en seguida al que está al otro lado es decir un "lo siento, acabo de terminar el día y estoy muy cansado, llámeme mañana".

Que no dé su nombre el teleoperador

Especialmente cuando no paran de preguntarte datos personales. Es realmente molesto que alguien esté al otro lado y no sepas cómo se llama, si es un robot o una persona real. Afortunadamente, este detalle ha cambiado con el tiempo, e incluso ahora hasta los robots más especializados tienen nombres y apellidos.

No poder rellamar

Imagina que te estafan o no estás de acuerdo con lo pactado. Intentas localizar a quien te vendió un producto o servicio pero es imposible, ya que en el mejor de los casos te encuentras con un contestador automático. Las empresas de telemarketing deben ofrecer la posibilidad al cliente de volver a llamar para hablar con la misma persona que le atendió al principio.

Que te atienda un robot si no lo pides

Sobre todo cuando eres tú quien llama para reclamar algo. Si los pasos a seguir para dar con una persona real al otro lado son demasiado largos, posiblemente el cliente se harte en seguida, lo que provocará un enfado más automático que el contestador con el que se encuentra una y otra vez.

Que te envíen publicidad sin pedirla

En el caso que hayas realizado una gestión recientemente con una empresa y justo después no para de bombardearte con información sobre sus productos, tanto vía online como por correo tradicional, lo más probable es que te desesperes y te des de baja. En este sentido, deben ser claros sobre cómo utilizarán tus datos de contacto. Y, sobre todo, que no te bombardeen con publicidad o promociones si no las has pedido, algo que en el caso de las gestiones online está más avanzado.