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Cuando llegaron los españoles: la historia de la civilización más avanzada
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La larga agonía de un pueblo

Cuando llegaron los españoles: la historia de la civilización más avanzada

El periodo oficial de extinción del enigmático pueblo maya coincide con nuestra llegada, pero nosotros no intervenimos en su desaparición

Foto: Chichen Itza. (iStock)
Chichen Itza. (iStock)

Y más allá de los soles

Existe una luz que prende

La oscura noche.

- Eugenia Sánchez Rodríguez (Poeta)

Mientras un nuevo y joven imperio se asomaba a la historia con credenciales imparables, allende el océano una pequeña y enigmática civilización engrandecida por astrónomos, matemáticos, arquitectos e ingenieros, una impecable agricultura de rotación y muchos misterios aún por resolver, entraba en los estertores de su fase final.

Cuesta creer que aquellas gentes tan avanzadas, gentes que usaban las estrellas como un GPS natural, que obviaban el dinero y cuya moneda era la sal, que utilizaban avanzadísimos métodos de depuración de aguas, los constructores de Tikal y Palenque y la grandiosa Chichen Itzá, hermosas ciudades hechas con tiralíneas; desaparecieran de la historia devoradas por la implacable jungla del tiempo.

La muda desesperación de un pueblo con un pasado grandioso que se veía fraccionado por guerras intestinas y por la agresión implacable del expansionismo de sus vecinos del norte; acabaría traduciéndose en un miedo pertinaz que a la postre, los expulsaría del concierto de la humanidad dejando un rastro de huellas indescifrables y muchas incógnitas por despejar.

Cuesta creer que aquellas gentes tan avanzadas desaparecieran de la historia devoradas por la implacable jungla del tiempo

Cuando Colón “descubrió” América para el conjunto de la humanidad, una civilización milenaria y mágica, se extinguía discretamente en el mar de la nada.

El periodo oficial de extinción de este enigmático pueblo, coincide con la llegada de los españoles, pero nosotros, no intervenimos en su desaparición. Los mayas ya tenían presencia en los que hoy son los estados de Guatemala y Méjico desde el siglo X a.C. llegando a su apogeo en el periodo Clásico allá por el siglo XIII d.C, esto es, poco antes de nuestro Renacimiento en Europa. La clave de su controvertida desaparición, la llamada fase Terminal o de Contacto, viene dada por una serie de factores más próximos a la especulación que a hechos estrictamente verificables aunque estén basados en indicios razonables. Posiblemente al solaparse acontecimientos basados en una combinación de factores naturales, diferencias políticas, la presencia de guerras intestinas y la probable confrontación con los primeros Mexicas (Aztecas), factores económicos, desestructuración social, etc, precipitaron después de 1.500 años de existencia, la desaparición de esta formidable cultura.

Sin demérito hacia el arrojo de los comandantes que vinieron del otro lado del Atlántico Cortés, Balboa, Pizarro, etc.– la Corona Española llegó a mantel puesto, esto es, en un momento muy inoportuno para los nativos pues andaban a la greña.

Cuando Colón “descubrió” América para el conjunto de la humanidad, una civilización milenaria y mágica, se extinguía discretamente en el mar de la nada

Las guerras civiles, que son la debilidad más potente que se puede generar una nación a sí misma, estaban a pleno rendimiento más al norte, más al sur de la zona primaria de desembarco –Veracruz–, y más allá, en el incanato andino. Los mexicas contra los Tlascaltecas, Totonacas, Chichimecas, se estaba haciendo el Sepuku a marchas forzadas. Los Mayas tardíos eran una sombra de lo que fueron gracias o a pesar de los enfrentamientos civiles, y finalmente, en los Andes, se dirimiría en medio de otro encontronazo doméstico una de las hazañas bélicas más increíbles de la historia a manos de Francisco Pizarro.

Pero volviendo al tema, la estructuración de la sociedad Maya antes de su decadencia era la de una miríada de ciudades estado - al modo de las Polis griegas -, conectadas por una riquísima red de calzadas. Muy a pesar de su avanzada cultura, aquella civilización estaba irremisiblemente condenada a la extinción. Era cosa de tiempo.

Asimismo, los registros arqueológicos han demostrado que puntualmente en ciertas festividades, sin llegar al nivel de los grandes sacrificios rituales de sus vecinitos del norte, también hacían apaños a los transeúntes despistados, los evisceraban o los empujaban a un cenote para que tragaran una buena cantidad de agua, no sin antes emborracharlos y ponerlos en órbita con alcohol y alucinógenos. Vamos, que no eran unos angelitos.

La estructuración de la sociedad Maya antes de su decadencia era la de una miríada de ciudades estado (al modo de las Polis griegas)

La influencia Tolteca, precursora de los mal llamados Aztecas, fue determinante en la última etapa Maya o Etapa de Contacto. Los Toltecas se expandirían hacia el sur desde el altiplano mexicano exportando sus costumbres y en el mismo pack, la violencia consustancial a sus hábitos. La península de Yucatán, antaño un lugar paradisiaco y pacífico además de hábitat tradicional de los mayas; en menos de medio siglo se convertiría en un infierno más de los incontables que plagan el mundo de los humanos.

Hoy la nueva arqueología a través de la ayuda de tomógrafos y barridos satelitales, está descubriendo con asombro cientos de pirámides y construcciones menores fagocitadas por el inquietante manto de la vegetación. Estos descubrimientos desafían la lógica establecida y revelan factores a evaluar que podrían generar un shock en la comunidad científica pues las piezas de este puzzle podrían desatar una cascada de nuevas conclusiones sobre este increíble pueblo que tuvo una presencia casi paralela a la de Roma y su proyección posterior, Bizancio.

Quedan por destacar en estas líneas que esbozan someramente el final de una desconcertante época en Mesoamérica, algo que es recurrente en la historia de los pueblos, tal que es como una civilización decadente da paso a otra etapa renovadora. Ley de vida.

También hay que subsanar un error histórico muy arraigado y es que, aunque el contacto entre la tropa de Hernán Cortés y los Mayas fue muy tangencial, no hay que olvidar que el náufrago llamado Gonzalo Guerrero, un militar español que en opinión de este escribano ha sido injustamente vilipendiado sin analizar su particular odisea, llegó – con los datos que hoy manejamos –, antes que nadie a hacer contacto con los Mayas tardíos allá por el año 1515, esto es, cuatro años antes de que Cortés desembarcara en Veracruz.

Él, Gonzalo Guerrero, fue el padre del mestizaje en aquellos pagos americanos. Primero esclavo y luego liberado, quedará para la historia como “El Renegado”

Tras naufragar la nao en la que viajaban, irían a parar ipso facto al estómago de los Cocomes, que traducido al Román Paladino, se comían todo lo que se ponía a tiro. Estos caníbales doctorados en gestión de multitudinarias barbacoas, dieron buena cuenta de dieciocho de los náufragos y los convirtieron en exótica proteína. Afortunadamente, Guerrero y el cronista tonsurado, Fray Jerónimo de Aguilar, se salvarían in extremis gracias a las habilidades de este soldado de los tercios. Cuando ya iban a ser pasto de los antropófagos, el soldado Guerrero, ante la dificultad de los Cocomes para activar la barbacoa que tenían adjudicada, sacó un espejo y en un abrir y cerrar de ojos prendió fuego. Ante este “milagro” los indígenas se lo pensaron y estimaron con buen criterio, que no había que aniquilar la sabiduría que podían aportar estos visitantes.

Él, Gonzalo Guerrero, fue el padre del mestizaje en aquellos pagos americanos. Primero esclavo y luego liberado, quedará para la historia como “El Renegado”. Casó con una princesa Maya y facturó para el futuro media docena de churumbeles.

Lo dicho, los Mayas, cuando unos se iban, otros venían.

Y más allá de los soles

Arquitectos Guatemala Mayas