Finge su propia muerte para hacer una fiesta con sus amigos en un ataúd
Se vistió de luto, alquiló un coche fúnebre para ser trasladada a su propia casa y sus amigos y familiares la velaron con lloros y todo tipo de rezos
La muerte de un ser querido siempre es un trago difícil para sus amigos y familiares. Cada uno lleva el duelo de una manera diferente y, aunque hemos visto despedidas alegres en las que se ha brindado, cantado y bailado por el finado, lo normal es que esa marcha suela ser un motivo de tristeza, lágrimas y desconsuelo por la persona que nos deja.
Una mujer dominicana ha querido hacer todo lo contrario. Se llama Mayra Alonzo, tiene 59 años y vive en la ciudad de Santiago. Siempre había querido cumplir una fantasía, la de vivir su propio entierro, así que decidió llevarla a cabo: alquiló un ataúd, citó a todos sus amigos y familiares y preparó una gran fiesta para disfrutar de su funeral.
Mayra no dejó nada al azar: el día elegido, se vistió de blanco, su color para el luto, se instaló en el ataúd y llegó a su casa en un coche fúnebre. Allí le esperaban amigos y familiares que velaron el "cadáver" con todo tipo de llantos y rezos como si de un verdadero funeral se tratara. Sin embargo, ella lo estaba escuchando todo desde su cómodo emplazamiento.
Empieza la fiesta
A Mayra no le faltó de nada: fue maquillada tal y como se hace con los cadáveres para que no pierdan color; también se colocó unos algodones en la nariz y hasta le pusieron una corona. Pero cuando el velatorio terminó, comenzó una gran fiesta en la que no faltó comida y bebida para todos los presentes.
La mujer se gastó 875 euros en preparar su propio funeral
La protagonista de esta historia reconoce a Listín Diario, el principal diario dominicano, que se ha gastado unos 60.000 pesos, el equivalente a 875 euros al cambio. Era un sueño que pudo convertir en realidad y quiso agradecer a sus amigos, familiares y vecinos que la acompañaron que lloraran por ella como si de verdad hubiera sido su último viaje.
Eso sí, la muerta que estaba viva mandó un mensaje a todos los que se interesaron por esta experiencia, instándoles a que tarden mucho en abandonar este mundo: "No se mueran todavía, en el ataúd hace mucho calor y es muy solitario". Y ella lo sabe de primera mano.
La muerte de un ser querido siempre es un trago difícil para sus amigos y familiares. Cada uno lleva el duelo de una manera diferente y, aunque hemos visto despedidas alegres en las que se ha brindado, cantado y bailado por el finado, lo normal es que esa marcha suela ser un motivo de tristeza, lágrimas y desconsuelo por la persona que nos deja.
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