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Pedro Baños: "EE.UU no quiere ver a la UE hundida, pero sí tocada; le conviene"
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"SE NOS VIENE ENCIMA OTRA CRISIS"

Pedro Baños: "EE.UU no quiere ver a la UE hundida, pero sí tocada; le conviene"

Baños regresa al mercado editorial con un texto en el que explica los instrumentos del poder contemporáneo y avisa de las grandes dificultades que atravesará Europa

Foto: Pedro Baños.
Pedro Baños.

Tras su gran éxito con 'Así se domina el mundo', editado el pasado año, y la polémica en la que se vio envuelto después de que se anunciase su fallido nombramiento como director de seguridad nacional, el coronel Pedro Baños regresa con 'El dominio mundial' (Ed. Ariel), un texto en el que describe y explica las redes de poder contemporáneas, en un volumen de cuidada edición. En él, Baños analiza los principales elementos que se ponen en juego en esa lucha incesante entre potencias que da forma a nuestro tiempo.

PREGUNTA. Aunque el dominio cada vez se ejerza menos mediante lo bélico, los ejércitos siguen siendo el arma primera de las grandes potencias. ¿Cómo lo utilizan hoy?

RESPUESTA. Los ejércitos porque ya no son el instrumento principal de fuerza de un país. Su función primera es la disuasión, dar mucho miedo, pero como existe la posibilidad de que elevar las tensiones acabe en un enfrentamiento nuclear, intentan actuar con elementos interpuestos, con guerras proxy, por ejemplo a la hora de combatir al Estado islámico. En todo caso, los ejércitos siguen siendo la gran garantía de supervivencia de un Estado, y por eso se está impulsando la robotización absoluta y se están renovando los arsenales nucleares. Esta es la causa última de que se estén rompiendo todos los tratados sobre las armas nucleares, para poder seguir teniendo el poder e impedir que el resto de países alcancen esa capacidad. La influencia militar, además, no solo se ejerce mediante el arsenal armamentístico, sino a través de otros mecanismos, como las bases que las potencias despliegan por todo el mundo. No es únicamente EEUU, también China está construyendo una macrobase en Níger y Francia tiene sus propios planes.

P. El dominio económico es el más utilizado hoy.

R. China ha convencido a 20 países africanos para que negocien en petroyuanes, de modo que puedan minar la potencia omnímoda del dólar, que reina en todo el mundo desde 1944. Esta es una idea que han intentando poner en práctica otros líderes, siempre con resultado negativo para ellos, pero China es un hueso muy duro de roer, algo que escuece a los estadounidenses. Hay que tener en cuenta que China no solo está entrando en África, sino también en Europa, donde tienen personas cuyas órdenes son comprar sectores estratégicos, como la alta tecnología o puertos como El Pireo. Además está creando aquí grupos de presión con personalidades importantes para que hagan lobby, de modo que puedan adquirir los sectores que les son precisos y tener mejor imagen en Occidente.

P. ¿En qué ha cambiado la inteligencia? Seguimos conservando una imagen heredada de la guerra fría, y lo cierto es que ya nada tiene que ver con aquella época.

R. En 1991, cuando se produce el ataque a Irak, se piensa que a partir de entonces, en el ámbito militar y en el de la inteligencia, todo iba a ser tecnológico, con los satélites, aviones espía, etc. Pero con la reaparición de la asimetría a raíz del terrorismo yihadista, vuelve a ser la necesaria la inteligencia humana, lo que llamamos HUMINT, ya que se entiende que debe haber al menos una persona sobre el terreno que ratifique lo que se ha obtenido a través de los medios electrónicos, ya que es fácil trampear los datos que se obtienen por esos medios.

Muchos líderes europeos no ven a EEUU como nuestro gran aliado, sino como el gran rival en el ámbito económico

En todo caso, desde entonces los ciberespías y los cibersoldados son imprescindibles, y los grandes países tienen miles de personas trabajando en ese sector, ya sea para conseguir información o para engañar al enemigo. Debe tenerse en cuenta que, si bien los ejércitos pueden tener momentos de paz, en inteligencia la guerra es constante. Y no solo con los enemigos tradicionales. También los aliados y los amigos nos espiamos constantemente, por más que le sorprenda a mucha gente.

P. En este nuevo contexto, ¿qué papel va a jugar la UE?

R. Europa tiene peleas importantes con EEUU, cómo por ejemplo la guerra de los aranceles, de dónde vamos a obtener el gas, si de Rusia o de EEUU como quieren ellos,o si de verdad nos interesa Ucrania, un problema que fue instigado por los estadounidenses. Muchos líderes europeos no ven a EEUU como nuestro gran aliado, sino como el gran rival en el ámbito económico. Lo cierto es que Europa tiene enormes problemas estructurales, que nos obligan a reinventarnos o a perder mucho peso e influencia. No hay más que ver que recientemente se han reunido cuatro grandes potencias para solucionar la situación en Siria y allí estaban Rusia, Turquía, Alemania y Francia, pero no la UE; Merkel se da la mano con Putin porque se sigue abasteciendo de su gas; buena parte de los países de Europa no cumplen ya las órdenes de Bruselas; y tenemos un problema grave con la inmigración. De momento es una situación que beneficia a EEUU, que no nos quiere hundir, pero sí vernos tocados.

EEUU está recogiendo capital, quedándose con todas las empresas que puede y liderando el proceso de robotización

P. Habla en su libro de un nuevo orden mundial, así como de una crisis económica que sobrevendrá pronto.

R. No soy un grandísimo experto en economía, pero sí hablo con muchos economistas con frecuencia y parece claro que se nos viene encima otra gran crisis. El dinero se va a encarecer, en un contexto de ralentización de economía y con unos niveles crecientes de endeudamiento global, que en esto caso no vienen solo desde las familias, sino desde los Estados y empresas. Es probable que suba el precio de los hidrocarburos, y si hay una recesión, a los europeos nos afectaría sensiblemente, ya que importamos casi toda nuestra energía. Y si a eso le unimos que concentramos el 50% del gasto en servicios sociales del mundo cuando solo somos una pequeña parte de la población, y que tendríamos que hacer una gran rebaja en los servicios sociales, nos encontraríamos con problemas muy graves. De modo que si Europa no se reinventa vamos a ser los grandes perdedores de este nuevo orden mundial. Y reinventarse en todos los sentidos, en cuanto a lo económico, a lo estructural y en cuanto a nuestros aliados.

P. ¿Y quiénes serán los ganadores?

R. EEUU se está replegando, pero lo hace a la forma del muelle, para dar un salto mayor. Ahora está recogiendo capital, está quedándose con todas las empresas que puede y quiere ser el líder de la robotización para volver a mandar por completo. Sabe que la opción con China es el enfrentamiento militar, pero no le interesa ahora, hasta que no se reconstruya como potencia. En ese nuevo reparto, la UE sería la gran perdedora y Rusia quedaría muy tocada, salvo que se uniera con Europa.

China tiene una enorme habilidad para hacerse con sectores debilitados, tanto de la macro como de la microeconomía

P. ¿Cuál será el papel de China en ese nuevo orden? ¿En qué afectaría a Europa?

Si tuviera lugar esta crisis económica mundial que pronostico, para la que la UE no está preparada, lo normal es que una China solvente económicamente compre los sectores estratégicos, al igual que ha hecho con parte de ellos durante la reciente recesión. No hay más que ver el caso de Portugal, donde se han quedado con los bancos estatales o con puertos. China tiene una enorme habilidad para hacerse con sectores debilitados, tanto de la macro como de la microeconomía. En ese sentido, si a nosotros nos va mal y ellos tienen una economía solvente, lo lógico es que terminen comprando aquello que les interesa de Europa. Pero no creo que vayan más allá.

P. Oriente Medio sigue siendo un entorno muy conflictivo y de enorme importancia. ¿Va a cambiar algo el asesinato de Khashoggi?

R. Es obvio que allí hay una lucha intestina, en la que ha trascendido el tema de Kashogghi, pero hay que entender que no interesa minar a los saudíes. Siguen siendo grandes compradores de armamento estadounidense, y si perdieran poder en la zona no sería conveniente ni para EEUU ni para Israel, porque lo ganaría Irán. Además hay grandes negocios en Europa que tienen lazos con los saudíes, y contamos con muchas empresas con inversiones de su fondo soberano. Y además, si el mundo occidental se alejase de ellos, entrarían inmediatamente China o Rusia para hacer negocios. Y en cuanto al tema de Khashoggi, nos llama la atención la muerte brutal de una persona, pero llevamos muchos muertos en Yemen, a los que no se ha hecho ni caso, y millones de personas abocadas al hambre por el bloqueo saudí. Además de eso, es un asunto que viene bien a Turquía y a un Erdogan que tiene a muchos periodistas encarcelados, tanto para librarse de la tenaza a la que le estaban sometiendo Arabia y Emiratos Árabes Unidos, que estaban machacando su moneda y su bolsa, como para recuperar su prestigio de cara a la OTAN, que habían perdido porque estaban siendo muy ubicuos con Rusia. Y en cuanto a Kashogghi, que tuviera una posición crítica con una monarquía de corte feudal no significa que fuese liberal, como demuestra que últimamente se hubiese acercado a los Hermanos Musulmanes. Alrededor de este asunto hay mucho juego de espionaje y de intereses en una región en la que Rusia y EEUU combaten y ninguno de los dos quiere perder.

Tras su gran éxito con 'Así se domina el mundo', editado el pasado año, y la polémica en la que se vio envuelto después de que se anunciase su fallido nombramiento como director de seguridad nacional, el coronel Pedro Baños regresa con 'El dominio mundial' (Ed. Ariel), un texto en el que describe y explica las redes de poder contemporáneas, en un volumen de cuidada edición. En él, Baños analiza los principales elementos que se ponen en juego en esa lucha incesante entre potencias que da forma a nuestro tiempo.

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