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Niall Ferguson: "España es un país que se subestima a sí mismo"
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¿QUIÉN DOMINA EL MUNDO?

Niall Ferguson: "España es un país que se subestima a sí mismo"

El catedrático de Harvard publica 'La plaza y la torre', un libro para entender las fuerzas que operan en los procesos históricos y la importancia de las redes en un mundo globalizado

Foto: Niall Ferguson, un hombre de redes.
Niall Ferguson, un hombre de redes.

¿Quién domina el mundo? ¿Unos pocos nombres o toda una larga lista anónima? ¿Las redes sociales nos conducirán a una era distópica en la que los algoritmos primen sobre los humanos? ¿Cómo se resolvieron las grandes guerras del siglo pasado? ¿El destino del mundo está regido por sociedades secretas o colectivos unidos bajo un único propósito? Niall Ferguson, uno de los grandes historiadores de nuestra época, parece tener algunas respuestas. Su trayectoria le avala. Es el principal investigador del Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Harvard y ha escrito rigurosos y documentadísimos tomos sobre las ideas y las personalidades más importantes e influyentes de nuestro tiempo.

Su teoría se basa en que, más allá de la estructura vertical que siempre definió los cambios políticos y por la que siempre se ha comprendido la historia, existen una serie de redes que a través de grandes o pequeñas acciones operan y consiguen una transformación súbita e inesperada en la sociedad. Su nuevo libro, 'La plaza y la torre' (Debate, 2018), llega a España para aproximarse a estas cuestiones tan complejas. A pesar de sus orígenes británicos, vive en California y acaba de hacerse ciudadano oficial de Estados Unidos. Asegura que le gustaría “dominar el castellano”, principalmente para entender mejor las redes hispanohablantes del país al otro lado del Atlántico, cada vez más numerosas. En su visita a Madrid, aprovechamos para hablar con él y así arrojar un poco de luz sobre los grandes enigmas que sacuden nuestra época.

placeholder Portada de 'La plaza y la torre'.
Portada de 'La plaza y la torre'.

PREGUNTA. Hace una diferencia entre la plaza (redes) y la torre (jerarquía) para sostener que las explicaciones históricas se han dado solamente desde el punto de vista de la jerarquía. ¿Cuáles han sido los hechos históricos más importantes y recientes en los que estas redes se impusieron a la jerarquía?

RESPUESTA. Yo sugeriría dos, el primero se remonta a 2001. Acabamos de celebrar el decimoséptimo aniversario del ataque del 11-S. Y es importante recordar que la organización que llevó a cabo esos ataques, Al Qaeda, fue una red que prácticamente estaba aislada de toda la sociedad. Una red que tuvo éxito a la hora de realizar los ataques en parte debido a que era secreta, y también porque podía funcionar cuando uno de sus nódulos centrales, es decir, su líder, había sido eliminado de esta red. Por ello triunfó y obtuvo un gran poder. Consecuentemente, luchamos contra Al Qaeda en Irak y después se creó una red mucho más amplia influida por esta, el Estado Islámico o ISIS. A lo largo de 17 años, hemos aprendido mucho sobre las redes terroristas y lo difícil que es vencerlas.

Las teorías de la conspiración se sostienen en base a atajos intelectuales, y no en investigaciones profundas

El segundo ejemplo es uno más reciente: las elecciones de 2016 en EEUU. Yo creo que solamente se pueden entender desde el punto de vista de una red que creó Donald Trump. No estaba especialmente organizada, se basaba en la fama de su líder como estrella de la televisión. Y al importarla a la política, fue capaz de superar la jerarquía del partido republicano y vencerla, hasta el punto de convertirse en el presidente de EEUU. La red de Trump es muy interesante, porque combina elementos de su carrera como empresario del mundo de la inmobiliaria y elementos de su carrera en la televisión. Es en 2016 cuando utiliza las redes sociales, particularmente Twitter y Facebook, para establecer una victoria extraordinaria sobre su rival, Hillary Clinton. Si atendemos a las encuestas, su poder era totalmente invisible. Puso mucho empeño en aumentar sus seguidores en redes sociales y convencerlos. Estos dos ejemplos son muy interesantes porque muestran la victoria de las redes frente a la jerarquía de un modo totalmente inesperado.

P. En un mundo lleno de conspiraciones y ruido informativo, ¿son estas propias conspiraciones los instrumentos para ocultar una verdadera conspiración mucho más oculta?

R. En general, soy bastante escéptico con las teorías de la conspiración. Aunque las causas de las conspiraciones sí que existen. La idea de que el mundo está controlado en secreto por líderes financieros, sobre todo la élite judía, es una idea muy antigua. Se puede encontrar en los siglos XIX y XX. He investigado mucho sobre ese tema, sobre todo respecto a los Rothschild, y puedo constatar que aunque ha habido gente como ellos muy rica y poderosa, tenían poco poder político, o al menos no tanto como estas teorías les confieren. Lo mismo ocurre hoy con George Soros: sin duda es muy rico y tiene influencia política debido a sus donaciones y a sus causas benéficas, pero la idea de que sea la mente maestra que controla el mundo es absurda, si fuera tan poderoso como la gente dice, resultaría muy sorprendente que tuviera tantos enemigos dentro del poder.

Los regímenes fascistas tendían a usar el argumento de la conspiración para justificar la violación de los derechos civiles

Creo que las teorías prosperan con razonamientos basados en pruebas o evidencias nulas, y así se hacen atractivas; se construyen en base a atajos intelectuales, en vez de hacer un buen trabajo de investigación como un buen periodista o un buen científico. A través de estas teorías se puede llegar a una explicación para todo evitando toda investigación profunda. Además de ignorar las pruebas que no encajan con ninguna de ellas. La gente debería estar en contra de estas teorías, y en vez de eso deberían pedir y exigir siempre pruebas.

P. ¿Es España un país más o menos relevante o influyente en el marco global de redes actual?

R. En primer lugar, habría que definir el término de red global. La estructura del orden internacional tiene un carácter tanto jerárquico como de redes. Después de la Segunda Guerra Mundial, la ONU estructuró el poder en cinco países, confiriéndoles mayor estatus que cualquier otra nación. Esos son los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Luego están los que configuran el G-7, y España no pertenece a ninguno de estos dos grupos. Por otro lado, España tiene una influencia considerable porque ha sido uno de los grandes imperios europeos en su historia, al contrario por ejemplo de Italia, que no tiene ningún legado relacionado con el imperialismo.

La 'hispanosfera' está creciendo en importancia, a pesar de que su influencia no se vea desde un plano formal o académico

La influencia de España en el colonialismo es muy fuerte. Por eso creo que España a veces se subestima a sí misma y, sobre todo, dentro de las universidades de relaciones internacionales, ya que fallan al no tener en cuenta las redes informales que conectan a todos los hispanohablantes por todo el mundo. A mí me fascina esta red informal. Cada vez hay más hispanohablantes en Estados Unidos. Se trata de una gran red de países, en Latinoamérica, Estados Unidos y España. Yo acabo de convertirme en ciudadano americano, y en mi ceremonia de juramento había muchos más mexicanos que angloparlantes. Por lo tanto, la red hispánica es puramente informal, pero es real. La gente de Chile debate sobre las cosas que pasan en Madrid y leen periódicos como 'El País'. Me sorprende mucho la atención que Latinoamérica tiene puesta en España y viceversa, así como la circulación de personas entre ambos países. Se habla de una 'anglosfera' formada por América y Reino Unido que conecta Canadá, Australia y Nueva Zelanda, pero también hay una 'hispanoesfera' que está creciendo en importancia y relevancia frente a las demás.

P. ¿Fueron los estados totalitarios fascistas del siglo XX una respuesta a un mundo plagado de redes y sociedades secretas y, por tanto, una victoria de la jerarquía frente a la maraña de redes?

R. Tienes razón en que los regímenes totalitarios de mediados del siglo XX no toleraban ninguna sociedad secreta, especialmente la Alemania de Hitler y la Rusia de Stalin. También es cierto que ambos estados alertaban sobre conspiraciones orquestadas contra ellos, la trotskista en Rusia y la de los judíos en Alemania. Pero debemos ser escépticos con estas acusaciones, ya que eran puramente imaginarias. La tecnología de los siglos XIX y XX, como la invención del telégrafo, radio, cine o televisión, permitió establecer un control centralizado, era más fácil controlar los flujos de la información que se dirigía a la población. Las democracias también lo hicieron. En esas condiciones, era difícil encontrar una red no oficial, no solo en los países totalitarios, sino también en el resto del mundo.

P. Aquí, el dictador Francisco Franco agitó el fantasma de la masonería durante años como el enemigo invisible de la nación. ¿Cuánto de verdad había en eso por aquel entonces?

R. Yo creo que todos los regímenes fascistas, incluido el de Mussolini, y la extrema derecha o los régimenes militares en Latinoamérica, tendían a elaborar argumentos de ese tipo para justificar las violaciones de los derechos civiles. Y esto se remonta incluso mucho más atrás, porque en la historia de las monarquías en los periodos medievales y principios de la Edad Moderna los líderes políticos tendían a hablar de conspiraciones de todo tipo para justificar la represión de cualquier tipo de levantamiento o protesta. Yo creo que esto no es algo del fascismo.

Los fascistas tenían motivos para estar paranoicos. Un par de redes pequeñas organizadas suponían una gran amenaza

Creo que es casi una acción refleja de los dirigentes autoritarios para defender que había conspiraciones siniestras y escondidas. En algunos casos, se creía lo que ellos decían. Un dirigente autoritario es muy vulnerable a estas conspiraciones. Se trata de una red en la que un nódulo tiene una centralidad muy elevada. Dentro de esa estructura, existen pequeños números de conexiones adicionales entre otros nódulos que pueden hacer peligrar mucho el poder de un nódulo central. Por lo tanto, de alguna forma, los fascistas tenían motivos para estar paranoicos; las redes pequeñas dirigidas contra ellos literalmente podían ser una amenaza al poder que ostentaban.

P. El historiador Yuval Harari, a quien menciona en su libro, sostiene que la humanidad se ve impulsada a una era de los ordenadores basada en algoritmos, y no en humanos. Harari predice que aquel que no forme parte de las redes sociales implicará su muerte dentro del sistema, y, por tanto, estamos a las puertas de la extinción como humanidad. ¿Está de acuerdo con él?

R. Siempre es muy fácil lanzar predicciones apocalípticas sobre el final de la civilización o la extinción de la humanidad. Por tanto, las profecías de Harari son muy buenas en cuanto a razón de ventas, pero yo soy un poco escéptico sobre la visión pesimista de un mundo controlado por inteligencias artificiales en el que los seres humanos se reducen al estado de ganado, a los que se les ordeña para sacar datos.

Si el control tecnológico de la libertad civil en China prospera, su sistema político está abocado al desastre

En el siglo XIX, la gente se preocupaba por que el socialismo produjera una especie de pesadilla en la que la libertad individual desapareciera. Su preocupación era hasta cierto punto razonable, ya que regímenes como el de Stalin en Rusia o el de Mao en China encajaban con esas pesadillas, pero eso no duró desde un punto de vista histórico. La libertad y voluntad humanas resultaron ser más poderosas y resilientes de lo que esperaban los regímenes totalitarios. Y esto es lo que predijo Dostoievski en su obra 'Memorias del subsuelo'. Hay un pasaje maravilloso en el que critica a los positivistas alegando que los humanos persistirán por su derecho a ser estúpidos y a equivocarse, con el objetivo de asegurar su libertad y defender su voluntad. Creo que Dostoievski diría lo mismo si estuviera vivo y leyera a Harari.

Las redes sociales incitan mucho a la polarización e influyen en los procesos democráticos. Yo voto por regularlas

Por otro lado, si surge un totalitarismo como el que describe Harari, China tiene todas las papeletas para convertirse en un sistema así. Pero lo que haría el Partido Comunista con esa vigilancia sería limitar la libertad de pensamiento y opinión, algo que es obvio que ya está ocurriendo. Sin embargo, ¿cómo puede prosperar un país tan innovador como China si acaba con esta libertad? ¿Es que las máquinas van a tener todas las ideas buenas? Las inteligencias artificiales ya están casi aquí y todas estas visiones que parecen pesadillas se llevarán a cabo parcialmente, quizás en China. No obstante, si al final sucede, ese totalitarismo chino fracasará. Yo apuesto por el homo sapiens, por Dostoievski, por el individuo. Como especie somos bastante testarudos. Y esto se puede ver en muchas series actuales. Siempre estamos peleando contra las máquinas.

P. Se sabe que plataformas como Google o Facebook favorecen o discriminan determinados contenidos en base a sus intereses. ¿Se puede explicar el ascenso de partidos y movimientos de extrema derecha en Europa y Estados Unidos en base a esta razón de algoritmos? ¿Qué intereses tienen estos gigantes para que afluyan sentimientos xenófobos y fascistas entre la población?

R. Creo que la extrema derecha ha tenido éxito en Estados Unidos y Europa a pesar de la discriminación política de Google y Facebook. Estas plataformas están intentando restringir en sus contenidos cada vez más lo que ellos consideran como 'discurso del odio', y eso suele apelar al extremismo de derechas, no de izquierdas. Estamos en un punto muy interesante. Las plataformas de redes están gestionadas por gente muy liberal que descubrió en 2016 que la tecnología había sido utilizada por los extremistas de derechas. Cada vez se lo están poniendo más difícil. Merece la pena recordar que la gente que vota a la extrema derecha no utiliza tanto Facebook o Google, se encuentra en foros como Reddit. La extrema derecha, de alguna forma, entendió que tenía que estar en una zona poco iluminada.

P. La forma en que usamos las redes no es demasiado halagüeña ni tranquilizadora, comparada con las expectativas que había cuando nacieron. ¿Se considera optimista en relación al futuro de las redes y su uso?

R. Mi opinión al respecto es muy negativa. Como muestra el libro, las plataformas como Twitter o Facebook incitan a la polarización. Facebook o Google tienen la culpa de divulgar noticias falsas e influir muchísimo en los procesos democráticos. Tenemos que tener la determinación y la capacidad de regularlas, de la misma forma que aprendimos a regular la televisión después de que se convirtiera en un elemento de poder político.

Tenemos que empezar a ver Facebook como una especie de droga, como la nicotina

La otra apreciación que tengo no es política, sino sociológica. Las redes sociales son adictivas y ahora sabemos que fueron diseñadas para ello. Me preocupa mucho el daño que están haciendo a la gente joven. Es muy difícil leer 'Guerra y paz' si estás recibiendo alertas cada dos minutos. Una generación que es incapaz de leer libros largos nunca estará bien educada o formada. El problema es tanto de adicción como de disrupción política. Tenemos que empezar a ver Facebook como una especie de droga, como la nicotina. Algo que no deberíamos dejar en manos de los jóvenes. Desde luego, a mí no me gustaría ver a mis hijos más pequeños accediendo a ellas hasta que no hayan llegado bien hasta sus últimos años de adolescencia, de la misma forma que tampoco me gustaría que tomaran drogas.

P. Formó parte de la lista de invitados a la reunión del Club Bilderberg del año pasado. ¿Puede contarnos algo de cómo fue esa secreta y misteriosa reunión que ha dado pie a tantas teorías de conspiraciones por todo el mundo?

R. Los teóricos de la conspiración creen que se trata de una organización muy poderosa que gobierna el mundo. He ido a esta reunión varias veces y tengo noticias muy decepcionantes para tus lectores. Para nada controlan el mundo, la gente en estas reuniones se pasa todo el tiempo lamentándose de su poca influencia en los eventos que ocurren en el mundo.

En Bilderberg, los participantes se pasan todo el tiempo lamentándose de su nula capacidad para influir en los eventos mundiales

La realidad es que el Club Bilderberg reúne a empresarios, políticos y gobernantes, tanto europeos como estadounidenses, para hablar de muchos temas diferentes sin llegar a ninguna conclusión. No hay ningún plan de acción, simplemente es un lugar en el que todo el mundo charla de lo que sea. Sé que esto es decepcionante. Durante la crisis me decía a mí mismo: “Sería casi mejor que hubiera una élite que controlara la economía mundial”. Al final, resultó que había una élite, pero que no tenía control sobre nada.

P. El exministro de Economía Luis de Guindos, la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, y el presidente del partido Ciudadanos, Albert Rivera. Los tres tienen en común que fueron invitados. ¿Qué opinión le merecen estas personas? ¿Pudo hablar con ellos?

R. Sí, les conozco a los tres, no solamente a través de las reuniones de Bilderberg. Creo que el hecho de que estuvieran en la conferencia era positivo, porque es una oportunidad para intercambiar ideas entre gente que está al cargo de gobiernos o grandes empresas. También para que escuchen a gente como yo, que no tengo ningún poder. Creo que estas reuniones son muy valiosas, al no haber ninguna cobertura mediática. Así, la gente puede hablar con total libertad y franqueza, algo que nunca pueden hacer. Es un evento excepcional en una época de excesiva transparencia informativa. Es muy positivo el hecho de que se hable de todo sin que al instante aparezca en Twitter.

P. Para terminar, una pregunta abierta. Para usted, ¿cuál es la mejor, la más loca y la más divertida conspiración de nuestro tiempo?

R. La que dice que los alienígenas del espacio exterior tienen el control de todo. Esto es bastante conocido, al igual que Soros y Rothschild son los que reciben sus órdenes. También que la CIA ha estado encubriendo avistamientos y aterrizajes de ovnis durante décadas. Me encantan estas teorías, me parecen desternillantes.

¿Quién domina el mundo? ¿Unos pocos nombres o toda una larga lista anónima? ¿Las redes sociales nos conducirán a una era distópica en la que los algoritmos primen sobre los humanos? ¿Cómo se resolvieron las grandes guerras del siglo pasado? ¿El destino del mundo está regido por sociedades secretas o colectivos unidos bajo un único propósito? Niall Ferguson, uno de los grandes historiadores de nuestra época, parece tener algunas respuestas. Su trayectoria le avala. Es el principal investigador del Centro de Estudios Europeos de la Universidad de Harvard y ha escrito rigurosos y documentadísimos tomos sobre las ideas y las personalidades más importantes e influyentes de nuestro tiempo.

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