La 'mujer Mercedes' es lo peor: “de mediana edad, elegante, egoísta y maleducada”

“Los mayores 'hooligans' del país no son los jóvenes que ven el fútbol en las terrazas o las pandillas que toman el centro de las ciudades los fines de semana. Son las mujeres de mediana edad y clase media, que tienen la sensación de tener derecho a cualquier cosa”.

Con esta lapidaria descripción, la popular columnista británica Jan Moir se refiere a algunas de sus compatriotas, a las que ha bautizado como “mujeres Mercedes”. El texto, publicado en 'The Daily Mail', ha encendido a la opinión pública de la pérfida Albión.

Moir asegura que es facilísimo distinguir a este tipo de mujeres, que están por todas partes. Y no sólo porque suelan conducir coches de lujo como los Mercedes. “Mi teoría nació una noche en la ópera, cuando vi a una mujer en el patio de butacas gritando al hombre que estaba enfrente de ella debido a que su cabeza era 'muy grande' y, por ello, estaba 'arruinando' su visión y su velada”, explica la periodista.

Unos días después se encontró con un vídeo viral en el que se ve a una mujer que conduce un Mercedes, tapona un túnel al cruzarse con otro Mercedes –“conducido por un anciano angustiado y asustado”– y se niega a dar marcha atrás porque insiste en tener la preferencia.

“No conozco personalmente a la terca mujer rubia que se sentaba al volante del coche, pero desde luego conozco a las de su tipo: elegantes, con título, egoístas y sobornables. Muy posiblemente casada con un hombre que lleva pantalón rojo los domingos”, apunta Moir.

¿Y cómo podemos distinguir a esta supuesta “mujer Mercedes”?

1. “Es el tipo de mujer que interrumpe la conversación que estás teniendo con el carnicero, mandando que os calléis los dos porque tiene mucha prisa por comprar sus chuletas de cordero”.

2. “Es la pesadilla que ocupa todo el espacio para el equipaje en una avión y después reclina su asiento en tu cara”.

3. “Acapara todo el espacio del gimnasio con su esterilla de yoga”.

4. “Nunca jamás retirará su abrigo del asiento de al lado en el tren o en el cine, ni aunque le apuntes con una pistola”.

¿Un conflicto de género o de clase?

Para justificar la adjudicación de una etiqueta de género al perfil de persona egoísta Moir argumenta que este tipo de mujeres creen estar defendiendo un tipo de feminismo que resulta vergonzoso y que menosprecia a los demás, en la búsqueda por establecer su dominio.

No cabe duda de que las señoras descritas por la columnista existen, también en España, pero parece extraño que no se hable de los “hombres Mercedes” –Audi o BMW, lo mismo da–, que están también por todas partes, y, más aún, que afirme que este tipo de señoras son de “clase media”.

Ni qué decir tiene que en todos lados cuecen habas, pero lo que parece describir Moir es el comportamiento incívico propio de algunas personas de clase alta. Y no es la primera persona que se fija en ello. Un reciente estudio mostró que la gente se comporta de forma más egoísta cuando sabe que tiene más dinero que el resto y hay decenas de investigaciones que atestiguan que las personas de una clase social alta tienen una mayor propensión a comportarse de forma poco ética en todo tipo de situaciones.

El comportamiento de los conductores no es relevante en la siniestralidad de la mayoría de tipos de coches, exceptuando en los modelos deportivos

Visto esto, podríamos aventurar que las personas que conducen coches más caros tienen un comportamiento al volante más temerario –y no sólo porque sus coches corran más–. Esto es precisamente lo que comprobó un estudio publicado en 2005 en la revista 'Accident Analysis & Prevention'. Los investigadores descubrieron que el comportamiento de los conductores no era relevante en el porcentaje de siniestralidad de la mayoría de tipos de coches, exceptuando en los modelos deportivos. No es de extrañar tampoco que, tras este tipo de coches, son los vehículos de importación de lujo los que presentan un mayor porcentaje de mala praxis al volante.

Aunque el estudio no se detiene a observar el porcentaje de siniestros en función del género, sí apunta que hay dos grupos asociados a un especial riesgo: los hombres jóvenes (de menos de 26 años) y los ancianos. Entre hombres y mujeres del resto de edades no hay diferencias significativas ni en comportamiento ni en siniestralidad.