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No, no vas a morir de ébola: cómo aprender a vivir con incertidumbre
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NO PODEMOS CONTROLARLO TODO

No, no vas a morir de ébola: cómo aprender a vivir con incertidumbre

Al conocerse que una de las profesionales sanitarias que atendió recientemente a un enfermo de ébola, estaba infectada, se inició un proceso de incertidumbre

Foto: Una auxilar de clínica se coloca el traje de protección individual ante posibles casos de ébola. (Efe/Juan Caros Cárdenas)
Una auxilar de clínica se coloca el traje de protección individual ante posibles casos de ébola. (Efe/Juan Caros Cárdenas)

“El hombre no debe sufrir por cuestiones que existen sólo en su mente”.

–Epicuro

Las personas perciben de manera diferente los acontecimientos cotidianos o novedosos que les toca vivir. Las cosas las vemos como somos y no como son en realidad. Esto va a facilitar que, dependiendo de cómo percibamos los hechos, nos vamos a sentir mejor o peor.

Pues bien, desde que se conoció que una de las profesionales sanitarias que atendió recientemente a un enfermo de ébolaestaba infectada, se inició un proceso de incertidumbre sobre las posibilidades de extenderse el contagio en la población general. Ante esta situación hay quien anticipa escenarios negativos; como se suele decir, se ponen en lo peor. Esto les genera ansiedad y temor. Otras, se centran en cada uno de los momentos presentes, analizan los datos que van teniendo y sobre eso actúan; no anticipan situaciones negativas. Estas últimas controlan mejor sus pensamientos y sus emociones. Se centran principalmente en lo que pueden controlar de manera directa, que no es otra cosa que sus pensamientos, sus emociones,sus comportamientos, sus hábitos, su estilo de vida, en definitiva, la forma de responder a lo que vaya aconteciendo. Ante la incertidumbre, debemos focalizar la atención en lo que podemos controlar.

Para reducir la ansiedad anticipatoria que provoca la incertidumbre es importante continuar con la vida cotidiana en la medida de lo posible, distraernos y controlar nuestros pensamientos, contrastándolos con la realidad de los datos objetivos con los que contamos en cada uno de los momentos.

Es muy importante preguntarnos varias cuestiones que nos van a facilitar tener mayor capacidad de autocontrol y alejarnos del temor. En primer lugar tenemos que plantearnos:¿qué datos objetivos tengo en este momento para pensar que me voy a contagiar?Seguramente la respuesta es que en este momento no tenemos ningún dato objetivo en el que podamos basarnos para pensar que tengo riesgo importante de contagio y que por lo tanto no tengo que tener miedo. La segunda cuestión es reconocer que si nos dejamos llevar por informaciones no contrastadas y sin rigor sobre la situación real de cómo están las cosas a nivel sanitario, es normal que nos preocupemos y sintamos ansiedad. La tercera cuestión que debemos plantearnos es la de que siempre podemos observar las cosas desde otro punto de vista, que no estamos predeterminados a estar mal, que podemos describir los acontecimientos en lugar de juzgarlos, que podemos contrastar lo que pensamos o sentimos con los hechos reales.

Escasa información

Lo que sabemos hasta ahora es que hay un caso de contagio aislado y ya se están tomando las medidas para que esto no vuelva a ocurrir. Lo mejor que podemos hacer es informarnos de una manera objetiva sobre el problema y sobre qué podemos hacer en esos momentos. Los profesionales nos orientarán para resolver las dudas. Focalizar nuestra atención en el aquí y el ahora y actuar según los datos que tengamos en cada momento, sin anticipar situaciones futuras negativas. Solo podemos vivir en el aquí y el ahora; por lo tanto, vivámoslo de la manera más útil para nosotros mismos y sobre todo para contagiar estados de ánimo positivos a los demás. Si no aprovechas cada momento, este formará parte de nuestro pasado de manera irreversible. El futuro no existe; solamente cuando lo vivas, en ese momento, ya será presente.

El estado de ánimo de cada uno de nosotros está influenciado por la historia personal, su aprendizaje, su educación, su formación, sus ideas, su autoestima, por los sucesos externos, entre otras muchas variables. Pero lo que tiene mayor poder de afectación en el estado de ánimo son los pensamientos, cómo percibimos e interpretamos los acontecimientos. Ante la información del contagio por la profesional sanitaria podemos elegir entre analizar la situación con los datos que vamos teniendo, datos que nos proporcionan expertos, o dejarnos llevar por comentarios sensacionalistas que vierten personas que no son expertos pero que tienen la oportunidad de hacer comentarios en los medios de comunicación. Dependiendo de lo que pensemos nos vamos a sentir de una manera o de otra, podemos alimentar la preocupación y por lo tanto el miedo y la ansiedad o podemos controlar lo que nos decimos a nosotros mismos siendo escrupulosos en focalizar nuestra atención en la información objetiva, sin hacernos castillos en el aire.

El miedo es una emoción que tiene como función vital evitar el peligro. Sentimos miedo y ansiedad ante un estímulo real, potencialmente peligroso, pero también ante situaciones o estímulos imaginados, inventados. Tener miedo al contagio en este momento es una reacción desmedida ante un estímulo inventado, puesto que no hay datos objetivos, científicos omédicos que avalen esta preocupación. No nos provoquemos preocupaciones infundadas ni respuestas a nivel físico, o nerviosismo, porque no hay un peligro real en este momento.

¿Miedo a la muerte?

“El hombre no debe sufrir por cuestiones que existen sólo en su mente”.

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