Sabotaje sexual en la II Guerra Mundial: una venganza letal contra los nazis

Třeboň es una pequeña ciudad checa, de la región de Bohemia. Y como todas las poblaciones de la zona (muy próxima a la frontera con Austria), fue ocupada por los nazis nada más comenzar la II Guerra Mundial.

Todo el oeste de lo que entonces era Checoslovaquia (la zona que hoy conforma la República Checha) se anexionó al Tercer Reich bajo el nombre de Protectorado de Bohemia y Moravia. Hitler colocó un gobierno nazi y movilizó a toda la población para trabajar por la victoria nazi. Las órdenes que recibió la Gestapo fueron claras: desmantelar la resistencia checa y, poco a poco, erradicar la identidad nacional del país, a través de la asimilación y la deportación.

Como en todas las zonas de temprana ocupación, el miedo y la ignorancia (aunque también la codicia), fomentaron un colaboracionismo que fue fundamental para el increíble éxito que tuvo el avance nazi en los primeros años de la guerra. Pero, por suerte, no todos los que parecían colaboradores lo eran.

Una venganza letal

Desde hace una semanas, en una casa de Třeboň, una placa conmemora la peculiar labor de sabotaje de una enfermera (cuyo identidad se desconoce) que se acostó con los nazis que ocuparon el pueblo para contagiarles una enfermedad venérea.

Según recuerdan los habitantes del pueblo, que escucharon la historia en boca de sus padres y abuelos, la enfermera, que trabajaba en el hospital local, fue violada en 1938, en una de las múltiples incursiones nazis a la zona –Třeboň estaba al lado de la zona que los nazis se anexionaron en octubre de 1938, y que les fue cedidacomo parte de los tratados de Múnich–. Y decidió vengarse de sus agresores.

Karel Friml, el propietario de la casa en la que se ha instalado la placa conmemorativa (en la que, supuestamente, residió la enfermera), ha explicado a la prensa local que desconoce su nombre, pero en el pueblo cuentan que en el hospital tuvo que encargarse de cuidar a los soldados alemanes heridos y empezó a tener aventuras con ellos, a sabiendas de que iba a trasmitirles la enfermedad que padecía.

Al principio, la mujer fue rechazada por los lugareños, que la consideraban una prostituta al servicio de los nazis, pero cuando estos empezaron a morirse, la gente se fue dando cuenta de que lo que estaba pasando. “Esa fue su resistencia y venganza por la violación que los nazis hicieron a su país y a ella misma”, asegura Friml. “Tuvo muchos amantes alemanes, quizás seis, quizás diez, quizás más. La gente dice que todos los que se acostaban con ella desaparecían”.

Como era de esperar, la Gestapo envióun agente para saber por qué estaban muriendo tantos soldados en el hospital de la ciudad. Y enseguida dieron con la responsable, que fue ejecutada.

Una heroína desconocida

La historiadoraJirina Psikova, responsable del museo de Třeboň, reconoce que hay muchas dudas sobre la verdadera historia de la enfermera, aunque personalmente cree en su veracidad. “La mujer no es una figura histórica reconocida, pues no hay ningún documento que la mencione”, explica. “Pero muchas personas recuerdan la historia, aunque en diferentes versiones. Algunos dicen que era una prostituta que, sencillamente, repartió una enfermedad de transmisión sexual entre varios oficiales alemanes; otros dicen que era una verdadera patriota que fue violada e infectada por los nazis, y lo que hizo fue vengarse”.

Pero Friml tiene las ideas claras: “Me entristece que muriera de forma anónima. Creo que fue una heroína. Y es por eso que he elaborado una placa conmemorativa y la he puesto en el muro de la casa”.